Especiales Semana

Intolerancia y miedo, una mezcla peligrosa

Ocho de cada diez miembros de la comunidad LGBT aseguran haber sido víctimas de discriminación, y siete de cada diez han sufrido alguna agresión.

25 de junio de 2011

El pasado 15 de junio, un titular homofóbico desató polémica en las redes sociales y terminó con un plantón de algunos miembros de la comunidad LGBT frente a las instalaciones de RCN Radio. La razón del descontento fue que el sitio web de la emisora La Cariñosa registró una manifestación de esta comunidad con la frase “Loquitas protestaron por falta de reconocimiento en adjudicación de pensión”. El artículo fue ilustrado con la imagen de un hombre semidesnudo exhibiéndose.

Casos de discriminación como este se viven a diario en Colombia. El rechazo por las personas homosexuales se evidencia en el uso de términos populares como ‘loca’, ‘mariquita’ o ‘roscón’ y en los chistes sobre las personas que tienen una orientación sexual distinta a la mayoría. La homofobia y la violencia a la que está expuesta esta población están arraigadas en la cultura. Las estadísticas así lo demuestran.

Según una encuesta realizada por el Grupo de Estudios de Género, Sexualidad y Salud en América Latina de la Universidad Nacional y Profamilia, ocho de cada diez entrevistados han sido discriminados por su orientación sexual, y siete de cada diez han sido víctimas de algún tipo de agresión por esta misma causa.

Algunos de los actos de violencia más comunes hacia la población LGBT provienen de miembros de la fuerza pública que los hostigan, desalojan, ejercen violencia sexual sobre ellos y los detienen arbitrariamente. La organización Colombia Diversa registró 48 abusos policiales entre 2008 y 2009, con el agravante de que no se produjo alguna investigación penal. Los transgeneristas son los más afectados.

Entre todas las manifestaciones de homofobia, la más brutal es el asesinato por orientación sexual. En 2010, la Oficina de la Alta Comisionada de las Naciones Unidas reportó 51 homicidios de homosexuales en el país, cifra que podría ser mayor. Estos delitos son calificados por las autoridades como homicidios simples o ‘delitos pasionales’.

“Estos crímenes de odio, o por prejuicio, son motivados por la cultura machista que entiende a la heterosexualidad como una regla que todos deben seguir y califica de anormal todo lo que no conoce o no entiende”, comenta Hernán Muñoz, profesor de la Universidad de Antioquia y activista LGBT.
 
Juntos pero no revueltos
 
Algunos miembros de la población LGBT también se discriminan entre ellos. Según una encuesta realizada por la ONG Promover Ciudadanía, el 32 por ciento de los gays están en contra de las ‘plumas’: no soportan actitudes afeminadas ni toleran que un hombre se vista de mujer. Así mismo, el 36 por ciento rechaza a las lesbianas, especialmente a las ‘machorras’. Por su parte, el 36 por ciento de las lesbianas encuestadas rechazan a los gays y los tildan de machistas y opresores. Los bisexuales también sufren señalamientos dentro de la comunidad. Se les rotula como “indecisos” o “gays camuflados”. Ante este panorama, Erick Cantor, antropólogo y director de Promover Ciudadanía, destaca la necesidad de fortalecer procesos de aceptación desde el interior del grupo. “No podemos entender el mundo en blanco y negro. La categoría LGBT ha de ser un proceso de construcción colectivo que reivindique las diferencias”.