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LOS SAMPER ESTAN EN TODO

Lo mismo puede haber un abogado que un fotógrafo, un arquitecto que un promotor de clubes. Son parientes del Presidente.

5 de septiembre de 1994

SI SE HOJEA LA historia del país, no es difícil advertir la presencia de los Samper en las grandes empresas de la economía y el Estado, así como en el arte, la ciencia y la cultura. Desde 1778, cuando el primero de la estirpe llegó a Guaduas (Cundinamarca) procedente de Aragón (España) esta familia ha dejado una profunda huella.

El apellido Samper (que significa San Pedro) se halla entreverado en la historia de varias instituciones que sus miembros fundaron o ayudaron a crear. Su influjo llega inclusive hasta el "benignísimo Dios de infinita caridad ", que con tanto esmero se canta en las navidades, pues se le debe a Bertilda Samper, mejor conocida entre los feligreses como la reverenda madre María Ignacia.

Alentados seguramente por las hazañas de Rodrigo Díaz de Vivar, el Cid -cuyas proezas también tuvieron como escenario a la fértil tierra de Aragón- los Samper iniciaron el camino hacia América en 1778. Manuel Samper y Sanz fue el primero. Llegó a Guaduas, encargado de la recaudación de las Rentas Reales. Primero casó con Ana María Mudarra y Gutiérrez y luego con María Josefa Blanco y Montero. De esta última rama provienen los Samper de hoy en día.

Si bien don Manuel y doña Josefa se entregaron con ahínco a procrear y educar ocho hijos, que también dejaron inmensa prole, el que sacó la cara por todos fue un nieto de la pareja, Miguel, nacido en 1825 y quien viene a ser el tatarabuelo de Ernesto. Su oficio de comerciante y las empresas que inició en Guaduas y Honda -principales ciudades del Alto Magdalena durante el siglo pasado- le valieron el título de 'El gran ciudadano'.

Político por vocación y necesidad -era ultra liberal en un país gobernado por conservadores- don Miguel Samper Agudelo se lanzó como candidato a la elecciones presidenciales de 1897, que fueron ganadas por Manuel Antonio Sanclemente.

El temperamento de don Miguel puede resumirse en una carta que escribió en 1880, a propósito de la fundación del Banco Nacional, obra de la familia. "A los miembros de mi familia les gusta y les ha gustado siempre el trabajo. Nuestro capital fue formado en las ardientes márgenes del Magdalena, sufriendo por años las fiebres de aquella región, a virtud de haber consagrado gran parte del trabajo y del capital a desmontar terrenos insalubres, para cultivar tabaco y pastos. Los hijos los tenemos ocupados en Honda, Bucaramanga y Bogotá, en la agricultura y el comercio, deseosos de que no pierdan su tiempo en goces y diversiones que los enerven, y de que no olviden que la herencia de su abuelo consistió en dos baúles vacíos, y diez y seis pesos".

A los hijos de don Miguel y María Teresa Brush Domínguez -conocidos como los Samper Brush- les cabe el mérito de haber sido los padres de la energía eléctrica en Bogotá. Fueron ellos quienes trajeron en 1900 las primeras plantas de mil kilovatios para alumbrar las todavía coloniales calles santafereñas, iluminadas escasamente con luces de vela y lámparas de gas. Pero el empecinamiento de esta familia en proyectos que parecían desmesurados en su momento los llevó a otro logro: la cofundación con Agustín Nieto Caballero, el 25 de abril de 1914, del prestigioso Gimnasio Moderno, donde se han educado varias generaciones de colombianos. Además, se dieron a la tarea de promover, junto con otros personajes de la capital, el Jockey Club y el Country Club de Bogotá. Quienes juegan golf y tenis no saben cuánto les deben a los Samper Brush. Fueron estos los que trajeron a Colombia ambas disciplinas deportivas.

Esos hermanos también sentaron las bases de Cemento Samper, de la Cruz Roja Colombiana y de varias empresas más. Y descendientes suyos impulsaron la aviación y crearon el primer gran laboratorio clínico de Colombia, entre otras muchas cosas. Con todo, la mayoría de los hijos de los Samper Brush no fueron de tanto renombre.

Pero de cualquier manera sigue habiendo miembros sobresalientes del clan Samper en muchas actividades. Daniel y María Elvira, periodistas. Patricio, Germán y Eduardo, arquitectos. Juan Carlos y Saturia Esguerra Portocarrero (hijos de José María Esguerra Samper), abogados. Alvaro Valencia Tovar (proveniente de Dolores Samper Brush y Darío Valencia Cajiao), historiador. Y Bernardo, empresario y promotor, como sus antepasados, de clubes sociales y deportivos. Eso para citar sólo algunos. Y vendrán más. Porque para nadie es un secreto que si don Miguel fue un hombre importante y el tronco de una dinastía valiosa, el nuevo Presidente está a punto de desbancarlo.