Especiales Semana

Nidia Quintero

La más importante de todas las primeras damas sigue vigente gracias a 'Solidaridad por Colombia', una causa social de 27 años.

María Teresa Camargo Cerón*
3 de diciembre de 2005

Nidia Quintero es, para quienes la conocen, una perfeccionista en busca de la excelencia. Por algo es la conductora desde hace 27 años de la Gran Caminata de la Solidaridad; el cuarto evento más importante de América Latina, que mueve una vez al año a tres millones de personas. Mujer de carácter, pero alegre y madrugadora: se levanta, como buena profesional en el deber social y el compromiso con la gente, a seguirle el ritmo al país desde muy temprano. Es una líder natural, de armas tomar, generosa por naturaleza. Rechaza la pereza y la falta de diligencia y así custodia unos principios que la definen como una de las mujeres más recordadas del país. Porque con doña Nidia llegó un cambio revolucionario de pensamiento sobre la labor de compromiso social que debía ejercer una primera dama de la Nación. En cuatro años, a partir de 1978, supo combinar con maestría su trabajo de primera dama con el ejercicio de presidenta de la entonces recién creada Fundación Solidaridad por Colombia. Inició por esa época un largo recorrido por los sitios más apartados del territorio que aún no termina, visitó los municipios azotados por tragedias naturales como el terremoto de Tumaco y la avalancha de Armero, confinó redes de apoyo de comunidades que vivían calamidades domésticas, unió pueblos arrasados por el mismo dolor y se desempeñó como alcaldesa de uno de ellos por un día. Esa fue su única osadía política. Mujer espiritual que, a pesar de haber sido golpeada por la violencia el 25 de enero de 1991, enseña cada minuto a invalidar el odio. Este luto que la acompaña hace 14 años la fortalece en el perdón y la renueva en la esperanza. Cada día pide en su fe cristiana por los desaparecidos y reafirma los bellos recuerdos que le dejó su hija Diana. Tal vez por eso comprende el dolor de la gente y hace que su vida gire en torno al anhelo de paz y a la búsqueda de mayores oportunidades en educación, salud y bienestar para las personas que conforman esa gran red de solidarios del país. Esta huilense, nacida en 1931, es dueña de 60 preseas, entre ellas la Gran Cruz de Boyacá y la Orden al Mérito Rafael García Herreros. Durante 30 años ha sido eje principal de la Fundación Solidaridad por Colombia. Desde allí impulsa el sentido de cohesión y la vocación de servicio entre empresarios que desarrollan responsabilidad social con grupos comunitarios marginales, de la tercera edad y con los niños que se encuentran amparados por un hogar institucional. Su constante labor es reconocida por organismos nacionales e internacionales como el Fondo para la Reconstrucción del Eje Cafetero, (Forec), por los resultados en la gestión social realizada durante dos años y medio. *Periodista