Foto: cortesía Comfama.

MEDELLÍN

El Claustro Comfama: la reactivación de un sector de Medellín a través de la cultura

Este edificio hace parte del conjunto patrimonial San Ignacio y es una de las pocas construcciones históricas de Medellín que sobrevive al paso del tiempo. Acoge a 1'200.000 personas al año.

Laura Ospina
6 de febrero de 2018

Las palmeras y las ceibas, los vendedores de tinto y de minutos de celular, los que juegan ajedrez al aire libre, los que viven en la calle y encuentran cama en alguna silla pública o al lado de la estatua del general Santander, los que se sientan en las escaleras, los que entran a los edificios antiguos en busca de un libro o a la espera de una obra de teatro. Todos ellos suman un millón doscientas mil personas que anualmente visitan el Claustro Comfama, un edificio de más de 200 años de arquitectura ecléctica con fachada neoclásica e interiores góticos; un lugar que ha sido desde siempre insignia de la educación en Medellín, y que ahora también es un espacio para el arte y la cultura.

El Claustro, junto con el Paraninfo de la Universidad de Antioquia, el templo de Loyola y la Plaza de San Ignacio, conforman un conjunto patrimonial de carácter nacional: cuatro construcciones que increíblemente han sobrevivido al olvido de una ciudad que no para de crecer y la que, hasta ahora, no cuenta con políticas públicas sólidas que protejan y den vida a las pocas joyas arquitectónicas que tienen un gran valor simbólico para la sociedad antioqueña.

“Todo el conjunto de San Ignacio es un hito muy importante en el centro de Medellín. Es el lugar que más vida tiene; un proyecto de ciudad que va a ser un ejemplo sobre los espacios públicos para las otras instituciones que trabajan en torno al tema. Cada institución debería apropiarse de uno de estos lugares para generar una estrategia de reactivación de la vida cultural, que el centro tanto necesita”, dice Mónica Pabón, directora de la Fundación Patrimonio para el Desarrollo, entidad que actualmente se encuentra realizando estudios de diagnóstico para identificar los valores patrimoniales del edificio.

Foto histórica del Claustro. Cortesía imágenes históricas Claustro Comfama: Asia Ignaciana.

Cortesía imagen histórica Claustro Comfama: Asia Ignaciana

El Claustro Comfama fue adquirido en 2013 por la caja de compensación familiar de Antioquia, una institución que desde que acogió el inmueble se ha interesado porque las personas lo circulen y se apropien de él. Luego, con la llegada de David Escobar a la dirección de Comfama, la edificación se conviertió en escenario cultural y punto nodal de la transformación por la que atraviesa la caja de compensación, que busca centrar su trabajo en la formación continua y en la prestación de servicios. En mayo de 2017 Sergio Restrepo, antiguo director del teatro Pablo Tobón Uribe y gestor cultural comprometido con hacer del centro de Medellín un espacio real para la ciudadanía, aceptó ser gerente de este edificio. Así, a casi dos meses de cumplir un año en el cargo, su trabajo se ha enfocado en potenciar la apuesta cultural; hoy el Claustro Comfama cuenta con una programación artística permanente.

“El espacio no solamente está siendo programado, sino también habitado. La plazuela ha sido tomada en múltiples ocasiones por el colectivo Lunes de Ciudad, quienes decidieron programar debates al aire libre. De igual forma, Las Guamas, [un encuentro ciudadano de discusión] que trabaja sobre el debate de feminidades y nuevas masculinidades para degenerar el género; Bicicine, un dispositivo de pedales que se mueve por la ciudad y que al llegar a la Plazuela despliega una pantalla para contar historias visuales frente al Claustro Comfama, y Circulart, el mercado de música más importante de América Latina, han habitado el Claustro. Como ellos, las Guerreras del Centro [mujeres en ejercicio de la prostitución que buscan alternativas de trabajo] vienen cada semana a tejer en este espacio”, dijo Sergio Restrepo, gerente del edificio, quien concibe este lugar como un espacio maravilloso para generar el desarrollo de una región y contribuir a la realidad del centro.

El trabajo no ha sido en vano. Tejiendo Historias es un proyecto que tiene apartado allí un rato los jueves, y en el que algunas trabajadoras sexuales del centro y personas del común se reúnen a tejer y a conversar sobre las complejas situaciones que han vivido en su labor.

“Que hoy el edificio acoja las historias de las Guerreras del Centro significa que sigue abierto a todo tipo de pensamientos, a la diferencia, al intercambio de saberes entre personas de las más diversas condiciones sociales. Hoy, El Claustro está posibilitando que las mujeres que ejercen la prostitución en el centro reflexionen sobre su oficio y exploren, desde la conversación con otros contextos y realidades sus propias preguntas”, cuenta Melissa Toro Nieto, encargada del proyecto Tejiendo Historias.

Así mismo, Las Guamas es otro encuentro que se lleva a cabo cada mes en la Plazuela San Ignacio. “Se realiza en el espacio público y se tratan temas sobre feminismo y nuevas masculinidades. La Plazuela tiene un comportamiento particular. La intención de hacerlo ahí es para que el hombre que pasa a tomarse una cerveza en el bar de la esquina se quedara a escuchar la conversación e interviniera un poco en la discusión, y así estas personas puedan comprender qué es el feminismo y por qué el hombre debe participar y entender las situaciones. Este lugar representa un nuevo espacio en la ciudad que se abre para discutir aspectos que muchos otros lugares deciden no tratar”, dijo Daniel suárez, activista y realizador de esta toma cívica por el debate.

El objetivo es convertir el Claustro en un centro cultural en el que todos los habitantes de Medellín puedan transitar y vivir realmente estos lugares tan emblemáticos de la ciudad. Es, también, configurar todo un anillo de entidades del centro que le apuesten a la convivencia y al desarrollo social por medio del arte, un llamado distrito cultural de San Ignacio que abarque lugares como Elemental Teatro y Teatro Matacandelas, y así ofrecerle a la ciudadanía un corredor que resplandezca por su actividad artística. Según el gerente del Claustro, las alianzas público-privadas son piezas fundamentales para que este tipo de propuestas triunfen. ¿Por qué? Tal como comenta Mónica Pabón, directora de la Fundación Patrimonio para el Desarrollo, “un edificio patrimonial que no tenga una vida cultural y colectiva es simplemente un edificio viejo”. En ese sentido, las construcciones como el Claustro Comfama son por y para la apropiación de la sociedad, la transferencia de la identidad y la memoria.