Alimentos procesados
El interés con el cambio en el etiquetado es que los colombianos tengan más conocimiento y tomen decisiones informadas antes de consumir determinados productos. | Foto: Getty Images/iStockphoto

Alimentos

Polémica por licitación del MinSalud para definir cómo será el etiquetado de alimentos

Este proceso se da faltando algo más de tres meses para el cambio de gobierno.

6 de mayo de 2022

El pasado 28 de abril el Ministerio de Salud abrió el proceso de recepción de ofertas para contratar una empresa que realice los estudios pertinentes de cómo debe ser el etiquetado frontal de los alimentos, en el marco de la ley de comida chatarra que fue aprobada el año pasado en el Congreso de la República.

Este contrato, una vez se adjudique, tendrá un valor de $72 millones y la finalidad de “realizar la evaluación de la mayor evidencia disponible para establecer formas, color, tamaño, leyendas y ubicación del etiquetado frontal de advertencia para productos procesados en Colombia”.

Llama la atención que este proceso de consulta, titulado “proceso de etiquetado frontal”, da apenas 45 días al ganador para presentar su informe, lo cual según varios gremios es insuficiente para hacer un buen trabajo. De igual forma, se critica el hecho de que se abriera tres meses antes del cambio de gobierno, cuando el proyecto se aprobó el año pasado.

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Caramelos en el Mercado de la Boqueria de Barcelona | Foto: Getty Images

Laura González, directora de la Escuela de Nutrición y Dietética Universidad de Antioquia, aseguró que los tiempos establecidos por el Ministerio se hacen insuficientes si no están dadas todas las condiciones, teniendo en cuenta que debe existir un lapso de alistamiento por parte de los profesionales que hagan la tarea.

“En la licitación se da un plazo explícito de 45 días para generar los resultados de la revisión, lo cual vemos que puede resultar poco para lo que hay que hacer, por lo menos en el caso de nosotros como entidad pública requerimos de unos procesos especiales que toman más tiempo”, explicó González.

La experta contó que, pese a que solicitaron la ampliación del plazo al Ministerio de Salud, desde allí les manifestaron que no se podía modificar nada de lo que ya se expuso en el pliego de la convocatoria.

Según lo que señala la carta de invitación a la licitación, el seleccionado deberá entregar al final de su trabajo dos productos: el primero es un documento técnico que contenga la metodología para realizar la revisión sistemática de la literatura libre de conflicto de interés sobre la forma, contenido, figura, proporción, símbolos, textos, colores, tamaño, ubicación en los empaques de los productos que deban contenerlo, entre otros, para etiquetado frontal, incluidas las palabras claves de búsqueda y los criterios de inclusión y exclusión.

Así mismo, deberá entregar los resultados de la revisión sistemática de la literatura libre de conflicto de interés sobre la forma, contenido, figura, proporción, símbolos, textos, colores, tamaño, ubicación en los empaques de los productos que deban contenerlo, entre otros, para etiquetado frontal y el capítulo de recomendaciones.

“El producto 1 debe ser entregado en un término no mayor a 15 días calendario, después de iniciado el contrato”, advierte el Ministerio de Salud en este proceso, al tiempo que resalta que las empresas que se presenten debe tener mínimo tres años de experiencia específica o relacionada con “etiquetado nutricional, evaluación de políticas en nutrición o alimentación, revisiones científicas sistemáticas en nutrición y/o alimentación”.

También se revisará que tenga experiencia relacionada en evaluación de la evidencia científica en intervenciones de salud pública, políticas públicas relacionadas con alimentación y nutrición o salud, elaboración de revisiones sistemáticas en salud.

En febrero de 2020, el presidente Duque anunció con bombos y platillos la propuesta del Gobierno que contempló incluir sellos frontales de advertencia para aquellos productos que tuvieran reportes de altas concentraciones de azúcares añadidos, sodio y grasas saturadas; no obstante, hasta ahora se da el primer paso para cumplir esta meta.

El interés con el cambio en el etiquetado es que los colombianos tengan más conocimiento y tomen decisiones informadas antes de consumir determinados productos y disminuir así el riesgo de sufrir de enfermedades no transmisibles como obesidad, hipertensión o diabetes, entre otras.