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EXTRAñOS AMANTES

El último drama de la vida de Woody Allen sólo podría contarse en una película para mayores de 18.

21 de septiembre de 1992

WOODY Allen y Mia Farrow parecen haber caído en un irónico círculo vicioso de la vida. Mantuvieron durante 12 años una relación que era considerada por muchos en su medio, ideal: una relación estable, sin convivencia, pero con responsabili dades compartidas frente a hijos y trabajo. El, de 53 años, un judío quien encontró la forma de sublimar y explotar sus complejos, timidez y fealdad en el cine. Ella, de 47, una ex hippie con cara de "yo no fui", quien nunca intentó detener su delirio por adoptar niños. Totalmente distintos en los gustos cotidianos pero identificados en los intereses artísticos, Woody Allen y Mia Farrow conformaban una de las parejas más curiosas del mundo del cine norteamericano. Aún más, constituían todo un fenómeno conyugal entre un solitario aficionado al saxo que no quería tener hijos, y una mujer que en 20 años tuvo cuatro y adoptó siete más. Trece películas juntos y 12 años de relación, hacían pensar que el fenómeno, como experimento, había resultado exitoso. Pero la semana pasada todo se derrumbó.
No sólo el "cuadro perfecto" se desdibujó sino que fue reemplazado por otro absolutamente opuesto, sórdido y doloroso. Los hechos parecen ser los siguientes: después de 12 años de una relación en la que cada uno vivía en su propio apartamento y, cada noche, Woody Allen pasaba a comer y a jugar con los 12 niños antes de retirarse al suyo, cayó en manos de Mia Farrow una fotografía en la que aparecía su hija mayor -Soon Yi- de 23 años, desnuda. Lo que la alarmó de la fotografía no fue la desnudez de la hija sino el hecho de que el apartamento en el que había sido tomada era el de Allen. Y tras confirmar lo que sugería la foto, la Farrow se vio enfrentada en la que no sabe si su propia hija le quitó el marido, o su propio marido le quitó una hija. Imposible, peor.
El hecho es que el escándalo saltó a la prensa cuando la actriz entabló ante un tribunal norteamericano una demanda penal con una cusación que le daba al suceso un cariz totalmente diferente: violación de menores. Ya no se trataba entonces del dolor y despecho que podía estar sufriendo una mujer por la increíble situación que está viviendo, sino de un crimen que cambia to talmente el perfil de uno de los directores más reputados del cine norteamericano. Según la Farrow, Woody Allen intentó violar a Dylan, una de las niñas adoptadas que tiene siete años. El se defiende aludiendo demencia de su ex compañera y pidiendo la custodia de cuatro de los niños uno propio y tres adoptados durante la relación con la actriz. Hoy las investigaciones emprendieron curso y los tribunales están prendiendo motores. Pero independientemente del fallo, que sin duda habrá en el futuro, el daño se ha consumado: la que fuera una de las parejas más admiradas de Holly vood, rueda ahora por la prensa con el impulso de una presunta perversión que al involucrar niños, les niega el perdón del público.
Y como sucede con este tipo de escándalos que esperan la decisión de un juez, ya hay una horda dividida entre toda suerte de posibilidades. Los que están a favor de la inocencia de Allen aseguran que una relación estable de 12 años, 13 películas realizadas juntos y 12 niños cuya crianza no denota nada extraño, no conforman precisamente un antecedente sospechoso.
Para ellos se trata de un caso de "ira e intenso dolor" de una mujer herida por ambos flancos -como esposa y como madre- que sabe que no importa lo que falle el juez, su venganza está consumada a través de los medios de comunicación. Los que creen a Allen culpable, por el contrario, encuentran en sus películas todo un rastro de evidencias de obsesión por el sexo, deseos reprimidos y fantasías de relaciones con mujeres menores. De hecho, su más reciente película trata de una relación entre un hombre de 50 años y una estudiante de 19.
El caso es que lo sucedido da al traste con un "matrimonio" que parecía haber puesto fin a una larga historia sentimental por lado y lado. Woody Allen se casó por primera vez siendo muy joven -su esposa Harlene Rosen tenía 16 años- y el matrimonio duró apenas dos años. Luego vivió ocho años con quien fuera la actriz de sus primeras películas Louise Lasser con quien se casó y divorció al poco tiempo. Posteriormente, cuando ya pisaba pista en la fama, tuvo una relación de tres años con Diana Keaton, quien protagonizó el bloque de películas de los 70, para terminar en Mia Farrow. Ella, por su parte ironías de la vida, se casó cuando tenía 19 años con Frank Sinatra, quien en ese momento tenía 50. Pocos años de matrimonio desastroso y volvió a ca sarse, esta vez con Andrew Previn, un músico que le dio un par de mellizos y la dejó darle rienda suelta a su afición de adoptar niños. Cuando Woody Allen la conoció, tenía siete. Y a pesar de que en ese entonces Allen aseguraba que "tener hijos no es ninguna gracia por que cualquiera puede hacerlo", aceptó ayu darla a criar los 12 niños. Terminó enamorándose de una de ellas y si las cosas siguen como van, acabará por escribir en su vida real el más truculento libreto que haya escrito nunca: su esposa se convertirá en su suegra.