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¿PURA PINTA?

Con su papel en "Los hijos de los ausentes", Miguel Varoni enfrenta su prueba de fuego.

20 de junio de 1988

Nunca ha pasado inadvertido. Antes de ser actor, cuando entraba a un restaurante o caminaba por la calle, siempre había alguien que se volteaba a mirarlo. De un metro con ochenta de estatura, porte atlético y cara de niño bonito, Miguel Varoni necesariamente llama la atención.
Sin embargo, no fueron sólo sus cualidades físicas las que le abrieron las puertas de la televisión. Ser hijo de la consagrada y veterana actriz Teresa Gutiérrez, lo ayudó. Y mucho. No en vano creció entre actores, actrices, directores y productores. Por eso, hace dos años, cuando él le pidió a Alí Humar la oportunidad para pasar de aprendiz de administrador de empresas a aprendiz de actor, Humar no fue esquivo y lo enganchó como actor de planta en la serie "La U". De ahí en adelante fueron surgiendo trabajos en series de alto rating como "Los cuervos", "Gallito Ramírez", "El ángel de piedra" e "Imagínate", que le valieron el premio Simón Bolívar de Televisión como la Revelación Masculina de 1987.
Muchos televidentes, sin embargo consideran que Varoni más que una revelación en la pantalla chica es el galán de la temporada. Se ha llegado a afirmar incluso que se trata tan solo de un muchacho buen mozo, bien aprovechado por los directores en papeles que no requieren mayor trabajo de actuación como el que representó en "El círculo", en donde hacía de hijo único, buenavida, loco y rompecorazones. Para Varoni estos comentarios son injustos, porque sus papeles han sido muy diferentes: "El chico plástico que representé en "El círculo" nada tiene que ver con el de padre comprensivo que hago en "Imagínate" o con los otros papeles que he representado".
La programadora Punch parece estar de acuerdo con el actor, ya que lo escogió como coprotagonista en la telenovela "Los hijos de los ausentes", que se estrenó hace dos semanas, y en donde Varoni alterna con figuras de la talla de Raquel Ercole y Humberto Dorado. Esta, sin duda, parece perfilarse como su prueba de fuego. "Prueba que, estoy segura, pasará, dice Teresa Gutiérrez, porque Miguel es un profesional serio y responsable. Contrario a lo que la gente piensa Miguel trabaja todos los días para ser mejor". A pesar de lo poco que lleva en el medio Miguel Varoni, hoy gana mucho más que su madre, quien lleva ya 40 años en la actuación. Teresa, en tono jocoso, sostiene que son los gajes del oficio y el premio a su inteligencia: "Las dos veces que me casé siempre puse el ojo en hombres apuestos pensando en mis hijos".
Y el apuesto hijo de Teresa Gutiérrez está disfrutando de su cuarto de hora de popularidad. Sin embargo, Varoni desea alargarlo y por eso sigue empeñado en sacar adelante su proyecto de convertirse en director de televisión, para saborear las mieles del triunfo detrás de cámaras.
Por ahora, está dedicado a estudiar y oír los consejos de su madre para demostrar que los "churros" también pueden ser buenos actores. Asediado por las jovencitas, firmar autógrafos es parte de su vida diaria, lo mismo que repartir sonrisas cual reina de belleza. Pero Varoni quiere demostrar que detrás de su buena figura hay madera, y está decidido a jugársela toda para impedir que lo encasillen en la no siempre halagadora categoría de galán.