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Deforestación en territorios indígenas de Guainía. Foto: Comisión Nacional de Territorios Indígenas - CNTI

MEDIOAMBIENTE

Territorio indígena en Guainía, cercado por la deforestación

La Comisión Nacional de Territorios Indígenas alertó sobre la colonización de espacios sagrados y tierras ancestrales en varios resguardos de ese departamento. Denunció amenazas contra integrantes de los pueblos.

29 de julio de 2020

El territorio ancentral de los indígenas del departamento de Guainía está siendo invadido. Colonos que se han ido instalando en la zona adelantan un sistemático proceso de apropiación.  

A la falta de seguridad jurídica en los territorios indígenas (certeza de su reconocimiento) atribuye la Comisión Nacional de Territorios Indígenas (CNTI) el incremento de la colonización, al igual que al establecimiento de entidades territoriales, como la creación del municipio de Barrancominas bajo el Decreto 1454 de 2018.

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"Los obstáculos para su formalización y la falta de titulación de tierras por parte del Estado colombiano generaron una situación de vulnerabilidad en la que los territorios son amenazados por los procesos de colonización. Los responsables buscan explotar los recursos naturales históricamente protegidos por las comunidades indígenas, sin pensar en el daño ambiental y social que pueden generar", señala la CNTI. 


Colonos vienen talando árboles indiscriminadamente en territorios ancestrales de las comunidades indígenas de Guainía. Foto: Comisión Nacional de Territorios Indígenas. 

Como consecuencia de la falta de reglamentación en este sentido, aumentaron  la deforestación, la profanación de territorios ancestrales y la afectación a los espacios sagrados, así como las amenazas a las comunidades para que abandonen sus territorios, denunció la CNTI.

La comisión informó que paulatinamente han ido apareciendo, por ejemplo, espacios deforestados por campesinos colonos en alrededores del municipio de Barrancominas, en terrenos que corresponden a los resguardos de Minitas Mirolindo y Laguna Colorada de Pueblo Nuevo. Las comunidades étnicas asentadas en ese sector denuncian que el resguardo Piapoco Chigüiro-Chátare es el más afectado por este tipo de prácticas que desconocen la posesión ancestral indígena.

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Otro caso que preocupa a la comisión es el que se prresenta en la comunidad Cejalito, en Inírida, la cual tiene posesión ancestral de su territorio, pero no ha sido formalizado. Sus tierras limitan con el predio de un colono que, denuncia la comisión, ha amenazado a miembros de la comunidad para que abandonen su territorio y poder continuar con procesos de deforestación para la siembra.

"Las zonas más deforestadas del Guainía hacen parte de los resguardos Minitas Miralindo, Chatare Chigüiro, Carpintero Palomas y  Arrecifal", indicó Wilter Rodríguez, delegado de la CNTI ante la Organización de los Pueblos Indígena de la Amazonia Colombiana (OPIAC). 


Los indígenas también han denunciado amenazas contra su vida por parte de quienes llegaron a apropiarse ilegalmente del territorio. Foto: Comisión Nacional de Territorios Indígenas. 

Según la CNTI, este tipo de conductas por parte de terceros, así como las omisiones institucionales, ponen en riesgo la vida y la seguridad de los pueblos indígenas de Guainía y la región.

"Si bien la guardia indígena de algunos pueblos de la Amazonia ha hecho presencia en sus territorios para defender la posesión ancestral, es deber del Estado formalizar las tierras sin demoras injustificadas, así como garantizar el ejercicio de la autonomía para este grupo de población, a través del funcionamiento efectivo de las Entidades Territoriales Indígenas", resalta la comisión. 

A julio de 2019 en la Agencia Nacional de Tierras (ANT) había 11 solicitudes de legalización sin resolver y otras dos para la protección ancestral en Guainía.

La CNTI hizo énfasis en el hecho de que tres meses antes de que se creara el municipio en territorios ancestrales indígenas, el Gobierno nacional había emitido el Decreto 632 de 2018, a través del cual estableció el procedimiento para que funcionaran de manera transitoria las Entidades Territoriales Indígenas (ETIs) en áreas no municipalizadas de Guainía, Amazonas y Vaupés, hasta que el Congreso de la República expidiera la ley.

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Esa figura, que reconoce los espacios habitados por los pueblos indígenas y brinda garantías para que estos ejerzan sus propias formas de organización, debía funcionar de manera transitoria hasta la legalización de los territorios en la Ley Orgánica de Ordenamiento Territorial.

"No obstante, el Gobierno avanzó hacia la creación del municipio de Barrancominas y ha puesto trabas para garantizar la autonomía a los pueblos indígenas a través de las ETIs", recalca la comisión. 


El accionar de la motosierra ya a afectado varios espacios sagrados de algunas comunidades étnicas. Foto: Comisión Nacional de Territorios Indígenas. 

Por esta razón, la Comisión Nacional de Territorios Indígenas y los delegados en las regiones, hicieron un llamado a la Agencia Nacional de Tierras, al Ministerio del Interior y a la Presidencia de la República, a través de un comunicado a la opinión pública, para que avancen de manera ágil y expedita en los procesos de formalización de territorios ancestrales en Guainía, y hagan efectiva la figura de las ETIs en la región.

"Exigimos al Ministerio de Ambiente, a las organizaciones ambientales y de control, que tomen medidas y acciones necesarias para disminuir y controlar la deforestación en el departamento del Guainía. También alertamos a la Defensoría del Pueblo y al Ministerio del Interior sobre las amenazas a la vida e integridad personal que hoy pesan sobre las comunidades, así como a otros
intereses que persisten en sus territorios", manifestó la CNTI.

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Según los resultados de monitoreo de deforestación en Colombia en 2019, en Guanía fueron taladas 1.433 hectáreas de bosque, ocupando la casilla 17 entre los 32 departamentos del país. Aunque las cifras no son tan alarmantes como las reportadas en Caquetá, Meta y Guaviare, que ocuparon los tres primeros lugares, no se puede permitir que el accionar de la motosierra siga avanzando en esa región. 

En 2016 este departamento amazónico perdió 2.752 hectáreas de bosque, una extensión similar a la de San Andrés. La principal causa es la ganadería, aunque los suelos de la región no son aptos para esta actividad.

El año pasado, el territorio nacional perdió 158.894 hectáreas de bosque, cifra que representa una reducción de 19,2 por ciento frente al número presentado en 2018, cuando la deforestación cobró la vida de 197.159 hectáreas boscosas.