LA AUSENCIA DE INTELIGENCIA PARA DELITOS MENORES
LA AUSENCIA DE INTELIGENCIA PARA DELITOS MENORES. UNA DE LAS FALLAS MÁS PROTUBERANTES DE LA SEGURIDAD
Un experto o miembro de las instituciones que conforman la Fuerza Pública al oír una afirmación de tal connotación, de inmediato pone un grito en el cielo y lo hace con determinada y cierta razón, pues la inteligencia (búsqueda de información) para la delincuencia encumbrada, de alto impacto y procedente de estructuras criminales o bandas organizadas, se encuentra adelantada, pero si las cosas funcionaran del todo bien, los resultados serían otros, quedando inentendible el por qué de los pocos e inciertos logros (como a cuenta gotas).
Apreciación que desde el punto de vista de alguien que ocupe una posición neutral y holística, no es sensata, en tanto la calificación depende de cada ciudadano y será acorde a como haya vivido su propia realidad, luego las experiencias positivas o negativas en lo que hace referencia a su vida, familia y semejantes, si ha sido o no interferida o trastocada y maltratada por acciones de crimen, violencia, máxime si su actividad socio-económica se ha visto afectada, de dichas experiencias depende el concepto de cada ser humano, que sumados y en conjunto hacen parte de la verdadera evaluación en Seguridad.
La falla en inteligencia nace e inicia a partir del momento en que al proceso de “Convivencia y Seguridad Humana”, no se le da un “tratamiento Holístico” (como un universo que contiene y contempla una inmensa cantidad de causas, consecuencias, tópicos y asuntos que interfieren directa o indirectamente en su desarrollo), se mira, estudia y conoce el tema de manera fraccionada.
Por un lado se toma los delitos de gran impacto social y para ellos se monta una planeación única y específica desde el nivel central, envían en cascada directivas, los planes, campañas y proyectos estructurados y obligados, sin que exista posibilidad ni siquiera de opinión del cliente interno y externo.
De otra parte, para los de menor cuantía o poco impacto según los planeadores, por orden estricta pretenden aplicarles los mismos instrumentos y mecanismos empleados para los delitos encumbrados, craso y grave error con el que demuestran una vez más, que para las pequeñas infracciones a la ley penal, definitivamente nunca ha existido planeación.
Suceso evidente y prueba demostrativa que para los delitos de poca monta no ha existido planeación, razonamiento que permite pensar que mucho menos a ellos se les hace inteligencia, existiendo más bien una etapa de falso conformismo en la Fuerza Pública, las distintas autoridades competentes y la misma sociedad que ha admitido que las cosas sigan funcionando siempre de similar manera.
Para atacar éstos delitos y manifestaciones de violencia que ocasionan mayor perjuicio a las grandes mayorías solo se sortean, proponen y ejecutan entre otros planes: Presencia esporádica en las calles, baliza y en general una copiosa cantidad de acciones cuantitativas más no cualitativas.
Actuaciones que provocan en la comunidad sentimiento negativo de rechazo, en tanto al funcionario lo hacen trabajar por cantidades y no por resultados excelsos, luego entonces se ve obligado a fustigar y fastidiar al ciudadano constantemente, generando yuxtapuestamente malquerencia e incredulidad en la autoridad y por lógica en la Institucionalidad.
La motivación expuesta genera de inmediato proponer hacer un cambio en la forma de trabajo, iniciando por flexibilizar los turnos tradicionales, acomodándolos más a las necesidades de la comunidad de bien, tratando al máximo de acompañar y estar presente en los momentos y lugares públicos en donde haya mayor presencia población durante el día, intensificando el servicio en horas pico y sitios más afectados por crimen y violencia en la jurisdicción.
También la Secretaría de Gobierno y luego la de Seguridad debe crear un “Grupo de Análisis y Evaluación del Riesgo”, de forma que permanentemente estén recomendando acciones coordinadas con policía y Fiscalía, con el máximo propósito de mantener prendidas las alarmas sobre posibles acciones delictivas y fenómenos de distinto orden (crimen y violencia) que puedan prevenirse.
Concomitantemente debe solicitarse al comandante de la MEBOG destinación de un número considerable de SIPOL y SIJIN, para que inicien de ipso-facto a adelantar actividades de inteligencia y operativos efectivos en relación a la delincuencia común y organizada, a esos malhechores dedicados a delinquir dulce y tranquilamente a cualquier hora del día y en los lugares donde hay mayor afluencia de público, ocasionando con el desborde e intensidad delictiva una alta Sensación y Percepción de Inseguridad constante.
Quien tiene la información no posee el poder, lo tiene quien sabe dónde está y la utiliza bien. En la lucha contra la delincuencia se debe atacar a la par las grandes bandas organizadas y las pequeñas o aisladas que hacen daño por doquier.