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"No es, pues, un libro lineal, sino uno en el que quien lee debe ir y venir para completar sentidos y, a partir de los indicios gráficos, cerrar tramas que quedan abiertas", señala Juan Pablo Mojica sobre esta obra.

Reseña

La arquitectura silenciosa de 'Su casa me gusta'

Juan Pablo Mojica reseña para ARCADIA la primera obra de autor del ilustrador Carlos Manuel Díaz Consuegra. Esta cuenta la historia un par de vecinos que admiran cada uno la casa del otro y desean tener una igual, todo mientras se tejen varias historias en la calle que el lector debe hilvanar.

Juan Pablo Mojica*
24 de febrero de 2020

«Su casa me gusta. Quisiera una igual».

En Su casa me gusta, Carlos Díaz Consuegra construye una historia casi sin palabras de lo que ocurre en un fin de semana en un barrio cualquiera de una ciudad cualquiera. Es la historia de dos vecinos que diseñan y ejecutan una obra para tener lo que el otro tiene y, en el proceso, dejan suficiente para que otros construyan con lo que ellos ya han disfrutado. Nada de envidias, nada de desear lo ajeno con segundas intenciones; se trata de un ejercicio de empatía, de ponerse en el lugar del otro, de ver lo que el otro ve desde su ventana y de intercambiar fachadas. 

Pero mientras este par de personajes reforman sus casas, se van acumulando una serie de instantáneas de la comunidad que convive en esa cuadra; historias simultáneas que el lector va descubriendo poco a poco. No es, pues, un libro lineal, sino uno en el que quien lee debe ir y venir para completar sentidos y, a partir de los indicios gráficos, cerrar tramas que quedan abiertas; empezando por la de los dos personajes principales.

Y es que aunque cada vecino se hace con los materiales para armar su casa como la del otro, y construyen todo a la medida de sus deseos, la historia no se cierra en las páginas interiores. Hay un acuerdo entre ambos que continúa fuera de ellas, una conversación cara a cara entre los vecinos sobre un fondo blanco; es una escena que a decir verdad descoloca un poco al lector, pero que no es más que una pista para que este encuentre su final, algo que puede suceder a la primera lectura… o a la cuarta.

No es fácil leer imágenes sin texto. La historia tiene que ser más potente que lo que las palabras puedan contar; pero sobre todo debe ser precisa, nada debe sobrar, nada queda al azar. Y, aun así, el libro se puede permitir abrir líneas de sentido insospechadas. Por eso este tipo de libros suele estar pensado para la primera infancia, con historias sencillas, de muy pocas páginas y una estética muy limpia que atrape a sus lectores.

En Su casa me gusta la historia es quizás de muy largo aliento para ofrecérsela a la primera infancia, pero sin duda podrán disfrutarla plenamente lectores a partir de los 6 años. Aunque no es un álbum solo de imágenes, pues hay algunas oraciones que se incluyeron tal vez para dirigir la lectura, es un buen acercamiento al álbum de imágenes, que lleva al lector por una historia central. 

Uno de sus méritos está precisamente en su estructura, que se antoja circular. Pero también resulta un acierto la diferenciación entre la línea gráfica de los personajes principales y la de los personajes secundarios de la historia; aunque a lo mejor con un poco más de énfasis en dicha diferencia se hubiera podido prescindir del todo de las palabras. 

En definitiva es un libro para leer muchas veces, para ir y venir, y para explorar elementos que damos por sentado en la mayoría de estos artefactos de papel. Un gesto que comienza con la historia de dos vecinos empáticos y que se traslada al lector, quien desarrolla a su vez empatía con los vecinos; un gesto entrañable con los lectores a los que Consuegra pretende encantar.

*Es editor de Bibliored y fue fundador de Cataplum Libros

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