Home

Libros

Artículo

Alma Guillermoprieto, periodista mexicana. Foto: Daniel Mordzinski.

ADELANTO

‘¿Será que soy feminista?’, un ensayo de Alma Guillermoprieto

A sus setenta años, la periodista mexicana se descubre interrogándose a sí misma sobre su feminismo. ARCADIA comparte un avance de su nuevo libro, en el que revela el camino que la ha llevado a hacerse esa pregunta.

Alma Guillermoprieto
18 de febrero de 2020

¿He sido feminista o no? Siendo escritora no he escrito ningún texto feminista, salvo aquel primer artículo sobre los cómics. No asisto a mítines —y no importa que en general no asista a reuniones políticas de ningún tipo ni sea militante de nada; importa que no he asistido y seguramente nunca asistiré a una reunión feminista—. Dejé de leer sobre la opresión de género hace décadas, y aunque siempre he dado por hecho que mis ideas sobre lo que es ser mujer coinciden perfectamente con el feminismo, no he declarado nunca ante mí misma, y mucho menos frente a los demás, soy feminista. Lo que debo apuntar, sí, es que si a lo largo de la vida no le he puesto zancadilla a ninguna colega —ni a ningún colega— para conseguir un reportaje o una entrevista, ni he coqueteado para conseguir favores, ni he usado el maquillaje como una máscara para salir al mundo, ni me he casado para no quedarme sola, ni he esquivado un desafío porque ese trabajo o ese estado civil o ese esfuerzo «no le corresponde a las mujeres», ni me he dejado vencer por el miedo de ser diferente a las demás; si en mis textos la voz protagónica ha sido tantas veces la de las mujeres, y si me he rodeado de colaboradoras y/o colaboradores sin que se me ocurra nunca que un hombre seguramente es más capaz (o menos capaz) de hacer tal o cual oficio, supongo que es porque he asimilado de la verdadera revolución más grande de nuestros tiempos lo que podríamos llamar una ética feminista

Más tarde intentaré definir cuál es esa ética. Por lo pronto me falta hacer una aclaración: este ensayo, este esfuerzo por entender mi propio pensamiento, surge indirectamente de una charla pública en un festival literario con una reconocida escritora que al mismo tiempo es gran impulsora del feminismo. 

No es que importe ahora, pero por dejar todo claro, apunto que me preparé cuidadosamente para la conversación que debía tener con la excelente novelista: leí (con alegría) las obras completas de la escritora, y pensé en preguntas que la hicieran hablar de su historia, de sí misma, de sus procesos de creación. Como escritora que soy, sé del íntimo dolor que provoca que, en las obligatorias entrevistas que hay que dar, toque padecer no solo la infinita tortura de las fotos, sino contestar preguntas formuladas por quien evidentemente no ha leído ni uno de nuestros textos. De manera que leí todas sus novelas, sus cuentos cortos, y también dos breves textos sobre feminismo de su autoría. El mismo día de la presentación me enteré de que esos dos textos se venden en América Latina y en España diez veces más que todas sus novelas juntas. Entonces me dije: vamos a hablar de sus libros, a ver si vendemos algunos más. 

La charla generó disgusto: no con ella, conmigo. No fue enteramente mi culpa: hubo que dar cabida a tanta gente en el teatro que arrancamos con más de quince minutos de retraso. Dentro de la hora que teníamos asignada, a la autora le tocaba dar una miniconferencia de veinte minutos sobre otro autor. Como los horarios de los teatros siempre son estrictos, acabamos contando con veinticinco minutos para la charla. Para colmo, yo tenía que tomar un vuelo inmediatamente después de nuestro encuentro, y debido al retraso se me estaba haciendo tarde. El hecho es que se me reclamó haber llevado la conversación por la vertiente de la literatura, y no de la situación de las mujeres. Podría decir que fue por falta de tiempo y no por haberlo decidido así, pero debo hablar sin disfraces: si hubiera contado con la hora completa, ¿habría llevado la conversación hacia el tema del feminismo? Tal vez no. Hubiera querido mucho más preguntarle a la escritora, entre otras cosas, acerca de la relación que se da en sus novelas entre sus protagonistas y los hombres. Ni doy por hecho que la novelista hubiera preferido hablar sobre feminismo: los escritores lo que queremos casi siempre es hablar de nuestros libros. O para ser más precisa: lo que queremos es escuchar con beneplácito mientras alguien alaba nuestra obra frente a un inmenso público. Eso sí que es placer; qué sexo ni qué nada.

Pero me he desviado del tema con tal de hacer un chistorete fácil. Aterrizo en la pregunta: ¿las feministas tienen la obligación de hacer del feminismo su preocupación prioritaria? Y si no prioritaria, ¿por lo menos explícita? Creo que ha de ser una buena pregunta, puesto que no sé la respuesta. Pero tengo algunas ideas que cabrán más adelante dentro del tema de la ética. El caso es que un nutrido contingente de mujeres salió bastante enojado conmigo por la entrevista y expresó su enojo en redes sociales. Cuestionaban que una señora como yo, que no sabía nada de feminismo, hubiera sido la encargada de entrevistar a la autora de textos feministas que —con razón— les significaban tanto. 

Como yo no participo en ninguna red social —tendría que explicar por qué, pero no es el momento— no me enteré del reclamo hasta después. Primero me tocó el turno de enojarme yo, y luego me calmé. Y cuando me calmé, me cuestioné. ¿Por qué había fallado la comunicación con un grupo de mujeres cuyas vidas y cuyas luchas siempre me han importado tanto? ¿Será que de verdad soy antifeminista? ¡Pues por supuesto que no! Pero ¿será que soy feminista? ¿Qué quiere decir ser feminista? ¿Cómo es una feminista en el mundo de hoy, en nuestros países de acá del sur, en nuestra situación? 

Así, rumiando la pregunta mientras lavaba los trastes del desayuno o hacía ejercicio o veía, distraída, alguna película, me puse a pensar. Y como no sé pensar sin escribir, fueron saliendo estas páginas. Las ofrezco a las mujeres que nunca quise ofender, y a aquellas otras —espero que sean las más— que sin enojo conmigo simplemente quieran leer un texto sobre la revolución más grande que se ha dado desde que, en algún pasado remoto, una mitad de la humanidad fue sometida por la otra mitad.

El libro ‘¿Será que soy feminista?’ se presentará el próximo viernes 28 de febrero a las 6:30 p.m. en la Librería Lerner, sede Norte (Carrera 11 # 93 A – 43). Alma Guillermoprieto conversará con la escritora colombiana Carolina Sanín.

Noticias Destacadas