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Los riesgos electorales en Estados Unidos
Martes 2. La sombra de los fraudes electorales del 2000 serán protagonistas en las elecciones de hoy. Harún Abelló, experto de la Universidad Externado, explica si hay razones para temer.
El año electoral en los Estados Unidos está enmarcado dentro de dos grandes guerras, una contra el terrorismo y la otra en Irak. Estos hechos hacen que el debate político electoral tenga cargas y temas bastante complejos y alejados del ciudadano promedio. Además, claro está, de los temas tradicionales de campaña como el comportamiento económico, y lo que se pueda esperar en términos de resultados y crecimiento de una economía que quedó severamente afectada desde el 11 de septiembre de 2001. En esta marea política se encuentra inmerso otro tema no menos delicado y de importante atención, no sólo para los ciudadanos estadounidenses sino para todo el mundo, debido a sus consecuencias prácticas, técnicas y políticas. La tecnología electoral, es decir cómo votan los ciudadanos, es un tema de debate bastante serio para las democracias modernas, más aun cuando los fenómenos de abstencionismo marcan un claro sendero de separación entre la sociedad en general y el sistema político al que pertenecen. En el caso norteamericano se puede citar como ejemplo el Estado de Hawai donde tan sólo el 40% de los inscritos, para votar en las elecciones del año 2000, efectivamente ejerció su derecho al voto, según cifras de la Comisión Federal de Elecciones. Por esta razón se busca hacer el acceso más simple con medios técnicos a cualquier tipo de participación ciudadana de forma más directa, participativa y eficiente en términos de resultados. Esto ha llevado a experimentar con diferentes procesos técnicos la forma de acercar las posibilidades de participación al ciudadano para que éste pueda hacer manifiesto su interés político sin que se cruce con las actividades normales de un ciudadano común. Además, no se debe olvidar que el día de las elecciones en Estados Unidos, a diferencia de Colombia, no se hace un domingo, sino entre semana, en martes normalmente. La experimentación con nuevos tipos de tecnología ya sean de última generación o adaptaciones de otro tipo de sistemas ha generado severos cuestionamientos con relación a la confiabilidad que se pueda desprender de los resultados obtenidos y de como estos resultados pueden ser contrastados con la realidad. Este tema se vuelve de relevancia internacional no sólo por las implicaciones políticas internacionales que tiene el proceso de cambio de régimen y las expectativas que genera dentro y fuera de Estados Unidos como figura hegemónica en el ámbito internacional, sino que también es un laboratorio de pruebas de la democracia moderna, donde se están poniendo a prueba sistemas modernos de votación usando nuevas tecnologías y con efectividad práctica poco conocida. Desde las elecciones de noviembre de 2000 en las que fue elegido, con muchos inconvenientes, George W. Bush como presidente de la unión americana se ha ido desarrollando un debate sobre la forma de participación y de votación, pues muy a pesar de los desarrollos tecnológicos recientes, la duda sigue presente. Al hacer un poco de memoria, se debe recordar el manto de duda que cubrió las elecciones del actual presidente estadounidense GW. Bush y a su hermano el gobernador del Estado de la Florida Jeff Bush con el problema por el conteo de votos en el Estado de la Florida. El sistema de votación por tarjetas perforadas (punch cards) y los escáner ópticos aparecieron como una forma rápida y eficiente de contar los votos depositados por los ciudadanos. En una nación con aproximadamente 293,027,571 de habitantes, con más de 113 millones en capacidad de votar, y con la urgencia de la inmediatez siempre vigente, la velocidad en la obtención de resultados se vuelve fundamental. El problema con los punch cards se va a hacer notorio en las El año electoral en los Estados Unidos está enmarcado dentro de dos grandes guerras, una contra el terrorismo y la otra en Irak. Estos hechos hacen que el debate político electoral tenga cargas y temas bastante complejos y alejados del ciudadano promedio. Además, claro está, de los temas tradicionales de campaña como el comportamiento económico, y lo que se pueda esperar en términos de resultados y crecimiento de una economía que quedó severamente afectada desde el 11 de septiembre de 2001.En esta marea política se encuentra inmerso otro tema no menos delicado y de importante atención, no sólo para los ciudadanos estadounidenses sino para todo el mundo, debido a sus consecuencias prácticas, técnicas y políticas. La tecnología electoral, es decir cómo votan los ciudadanos, es un tema de debate bastante serio para las democracias modernas, más aun cuando los fenómenos de abstencionismo marcan un claro sendero de separación entre la sociedad en general y el sistema político al que pertenecen. En el caso norteamericano se puede citar como ejemplo el Estado de Hawai donde tan sólo el 40% de los inscritos, para votar en las elecciones del año 2000, efectivamente ejerció su derecho al voto, según cifras de la Comisión Federal de Elecciones.Por esta razón se busca hacer el acceso más simple con medios técnicos a cualquier tipo de participación ciudadana de forma más directa, participativa y eficiente en términos de resultados.Esto ha llevado a experimentar con diferentes procesos técnicos la forma de acercar las posibilidades de participación al ciudadano para que éste pueda hacer manifiesto su interés político sin que se cruce con las actividades normales de un ciudadano común. Además, no se debe olvidar que el día de las elecciones en Estados Unidos, a diferencia de Colombia, no se hace un domingo, sino entre semana, en martes normalmente.La experimentación con nuevos tipos de tecnología ya sean de última generación o adaptaciones de otro tipo de sistemas ha generado severos cuestionamientos con relación a la confiabilidad que se pueda desprender de los resultados obtenidos y de como estos resultados pueden ser contrastados con la realidad.Este tema se vuelve de relevancia internacional no sólo por las implicaciones políticas internacionales que tiene el proceso de cambio de régimen y las expectativas que genera dentro y fuera de Estados Unidos como figura hegemónica en el ámbito internacional, sino que también es un laboratorio de pruebas de la democracia moderna, donde se están poniendo a prueba sistemas modernos de votación usando nuevas tecnologías y con efectividad práctica poco conocida.Desde las elecciones de noviembre de 2000 en las que fue elegido, con muchos inconvenientes, George W. Bush como presidente de la unión americana se ha ido desarrollando un debate sobre la forma de participación y de votación, pues muy a pesar de los desarrollos tecnológicos recientes, la duda sigue presente. Al hacer un poco de memoria, se debe recordar el manto de duda que cubrió las elecciones del actual presidente estadounidense GW. Bush y a su hermano el gobernador del Estado de la Florida Jeff Bush con el problema por el conteo de votos en el Estado de la Florida.El sistema de votación por tarjetas perforadas (punch cards) y los escáner ópticos aparecieron como una forma rápida y eficiente de contar los votos depositados por los ciudadanos. En una nación con aproximadamente 293,027,571 de habitantes, con más de 113 millones en capacidad de votar, y con la urgencia de la inmediatez siempre vigente, la velocidad en la obtención de resultados se vuelve fundamental.El problema con los punch cards se va a hacer notorio en las elecciones del 2000 cuando el estado de la Florida se encontraba en el ojo de la tormenta al ser el estado que definiría quién sería el nuevo gobernante de la unión. Las tarjetas perforadas obedecen a un principio bastante simple sobre el que están montadas las vitrolas o los computadores antiguos. El inconveniente apareció cuando dichas tarjetas no quedaron debidamente perforadas, ya sea por el diseño, o por problemas de interpretación de las mismas. Una tarjeta indebidamente perforada era nula para el sistema o generaba votos para otra opción dentro de la misma. Aunque el debate se extendió y puso en duda la fiabilidad del sistema, el reconteo manual de los votos exigido por Al Gore, finalmente le daría la victoria a GW. Bush. Sin embargo lo importante a tener en cuenta hasta este punto es que la verificación de la votación fue posible ya que existía evidencia física, es decir balotas impresas, con la cual se podía contrastar el resultado originalmente obtenido. Otro asunto fundamental a tener en cuenta, es que los norteamericanos no tienen un sistema de participación directa, funcionan a través de colegios electorales donde los delegados escogidos por los ciudadanos deciden quién va a ser el nuevo presidente. El sistema electoral norteamericano está fundado sobre la base de que quien gana se lo lleva todo -winner takes all-. Es decir, en una elección con la mayoría simple de los votos, un partido obtiene la totalidad de los votos del colegio electoral, lo que hace fundamental la exactitud en el conteo de votos pues hacen gran diferencia ya que no hay oposición ni participación proporcional, ni cocientes electorales, ni representación compartida acorde con la votación obtenida. Es un juego de suma cero donde hay un absoluto ganador y un absoluto perdedor. Cosa que se puede corroborar al observar los resultados oficiales de las elecciones del año 2000 en las que Al Gore obtuvo 50,999,897 de votos o el 48.38% del total, mientras que Bush -actual presidente- obtuvo 50,456,002 votos, 543,895 votos menos que Gore es decir el 47.87% del total. Pero que dada la distribución de los votos en los respectivos estados y sus colegios electorales, finalmente haría que Bush llegara a ser presidente. En estas circunstancias cualquier duda que aparezca sobre la fiabilidad de los votos depositados es de gran trascendencia y de ahí la razón del escándalo con las votaciones en la Florida. Desde entonces se han venido desarrollando diferentes plataformas tecnológicas para lograr modernizar todo el sistema electoral norteamericano. Como se veía en la tabla de Métodos de Votación, la participación de DRE es muy baja para 1996, razón por la cual, el congreso estadounidense en 2002 pasaría el HAVA (HELP AMERICA VOTE ACT) a través del cual se dedicaban US $ 3,9 mil millones de dólares del presupuesto federal para actualizar los sistemas de votación a e-voting systems (sistemas de votación electrónica). Esta asignación presupuestal sería fundamental para que los municipios (condados) tomaran la decisión de migrar sus sistemas electorales a los nuevos sistemas electrónicos, pues la inversión requerida para este tipo de sistemas es bastante alta ya que cada máquina cuesta alrededor de US $ 3,000. Se espera que al menos 50 millones de estadounidenses utilicen pantallas digitales (y sin papel) este noviembre y otros 55 millones utilicen formatos de scanner óptico, según un informe de Elections Data Systems, lo que sería un cambio drástico en comparación con las cifras para 1996. El gran asunto detrás de este cambio tecnológico no es la reticencia social al cambio, más aún cuando este cambio permite que personas con ciertos impedimentos físicos -especialmente visuales- puedan ejercer su derecho al voto con total autonomía; sino, la imposibilidad de verificar que ese ejercicio soberano tenga alguna trascendencia. Lynn Landes autora del libro Votescam: The Stealing of America, dijo que el "derecho a votar era inútil si no existía la posibilidad de verificar que su voto había sido registrado adecuadamente". "Cuando votamos usando lever machines, pantallas digitales o Internet, nosotros no estamos votando, la máquina lo hace. Nosotros introducimos nuestra opción y anhelamos que la máquina la grabe correctamente", "Every voter should be able to verify his or her vote on a paper ballot. Election officials must make sure electronic voting terminals produce Voter-Verified Paper Ballots, and they must provide backup paper ballots in case the terminals aren't working. " (Tomado de: http://www.moveon.org/protectourvotes/ 8 de junio de 2004) Es esta pues la gran duda que asalta al sistema directa e internamente. No hay una clara certeza de que dichas máquinas funcionen apropiadamente, grabando los votos como son indicados por el ciudadano. Pero las variables que cuestionan y que son ajenas al sistema pueden llegar a ser aún más complejas. Por un lado se tiene la presencia de virus que en la actualidad invaden todos los aparatos eléctricos/electrónicos que tengan algún tipo de software, y que dejarían fuera de servicio las máquinas o podrían modificar los resultados. La falta de electricidad o la variación en el voltaje también afecta los aparatos eléctricos y electrónicos. Por otro lado están los