Los indígenas que residen en la cuenca del río Caquetá han aprendido a hacer un uso sostenible de las poblaciones de peces. Foto: Simón de Man-WWF

MEDIOAMBIENTE

Con ciencia y saberes indígenas protegen la biodiversidad del río Caquetá

Estos pobladores realizaron un monitoreo de peces junto a WWF y Tropenbos, y encontraron que las poblaciones de dos bagres clave para su subsistencia han disminuido. Hoy en el Día Internacional de las Poblaciones Indígenas les contamos su historia.

9 de agosto de 2020

Iván Yépez Rodríguez, indígena de la etnia yukuna, vive de la pesca artesanal a orillas del río Mirití, en la cuenca del río Caquetá. Sus raíces ancestrales le han enseñado la importancia de conservar los recursos naturales para el bienestar de él y los suyos. Sabe que su salud depende de la de la cuenca y sus afluentes. Y no es para menos, pues la riqueza de los ríos de aguas blancas que hay en su territorio, cargadas de distintos peces y nutrientes, son esenciales para la alimentación de las comunidades de la zona.

A pesar de lo crucial que son los peces para la economía de la región (pues muchos pobladores viven de la pesca), hasta hace poco no existía mucha información sobre el estado del recurso pesquero y su disponibilidad.

A ojo era evidente que, debido a amenazas como la sobrepesca, la deforestación y la extracción de minerales en el territorio, la población de peces estaba disminuyendo considerablemente, pero no había información científica que lo respaldara.

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Ahora, la corazonada que Iván y otros pescadores tenían de que los bagres estaban cada vez más escasos, es un hecho, pues existe un estudio que lo certifica. 

Cómo comenzó todo

En 2019, Iván y nueve pescadores más empezaron a monitorear formalmente los peces de interés comercial para su comunidad con el apoyo de la Fundación Tropenbos y WWF Colombia. Los resultados no fueron muy alentadores: a pesar de la riqueza acuífera de la región, pues el estudio reportó 181 especies de peces diferentes, la población de dos especies de bagres gigantes ha disminuido.

El “Lechero” (Brachyplatystoma filamentosum) y el “Dorado” (Brachyplatystoma rousseauxii), además de ser importantes por su valor comercial, son unos de los peces migratorios que más distancias recorren entre las cuencas de los ríos Amazonas y Orinoco (más de 3.000 kilómetros). Y ahora están en riesgo.

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El estudio que confirma la amenaza que enfrentan estos bagres se titula “Los peces migradores del río Caquetá: conocimiento local e institucionalidad para su conservación” y se compuso de dos fases: un estudio local del monitoreo de pesca a través de registros diarios y la aplicación de una metodología para observar las dinámicas de las especies migratorias durante la subienda (cuando los peces comienzan un recorrido migratorio para reproducirse aguas arriba).

Al cruzar la información recolectada, los investigadores descubrieron la evidente disminución de las poblaciones de estos dos grandes bagres y los catalogaron como “especies en alto estado de vulnerabilidad”. Socializaron los resultados con el resto de la comunidad, y les explicaron qué peces hay en la región, dónde están, cómo pueden conservarse y cómo usarlos sosteniblemente.

El monitoreo y la cultura

Vincular a los locales en este monitoreo y, sobre todo a los jóvenes, contribuyó a fortalecer la cultura de las diferentes comunidades, un objetivo que los investigadores tuvieron desde un comienzo, pues en la zona se están perdiendo costumbres como la construcción de malocas y el bilingüismo.

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Mientras se desarrollaba el monitoreo, las comunidades entrelazaron el conocimiento científico y el saber tradicional para crear un proyecto dentro de la escuela que fortaleciera el componente de educación cultural. Como resultado de este trabajo se desarrollaron materiales pedagógicos para los estudiantes y la comunidad, entre estos, una guía de peces que incluye un análisis de las especies más importantes, plasmando los saberes de los pescadores locales y las estadísticas recopiladas durante el monitoreo.

La mezcla de saberes y el esfuerzo de estas comunidades contribuirá a que las especies registradas sobrevivan y a que, en unos años, sus poblaciones se incrementen y los pescadores puedan hacer un uso sostenible de ellas.

Ahora Iván y su comunidad, tienen claro cuáles son las especies de peces que más deben cuidar para garantizar, de manera sostenible, no solo su alimentación sino su fuente de ingresos.