Alberto Schlesinger, decano de la facultad de Economía e integrante del Consejo Académico de la Universidad Sergio Arboleda, afirmó en una entrevista para la W Radio, que habían trabajado con dos entidades en compilar información, la cual no fue contrastada por fuentes que contraargumentaran los estudios analizados. Se trata de la Asociación Nacional de Empresarios de Colombia (Andi), por medio de su cámara especializada en asuntos agrícolas, y de Bayer, como dueña de la molécula.
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Adicionalmente, el directivo de la institución no indicó qué carreras, experiencia e idoneidad tenían los profesionales que realizaron el documento sobre este tema para poder concluir que el glifosato era sano y no producía efectos nocivos para la salud.
"La universidad dentro de sus disciplinas no cuenta con carreras relacionadas directamente con este tema como, por ejemplo, la agronomía, salud pública o química, pero partimos desde una óptica o perspectiva concreta y objetiva en la que se podrían organizar unos elementos con sus fuentes claramente establecidas que pudieran dar una visión clara de la situación", dijo Schlesinger, quien agregó que lo que buscaban era racionalizar en forma ordenada y sencilla la información disponible para hacerla más comprensible a la gente.
"Nosotros como universidad no estamos fijando ninguna posición, los estudios que están detrás de las afirmaciones que aquí se hacen, son aquellos que han realizado diferentes entidades para cada tema", recalcó el decano.

La aspersión aérea fue suspendida temporalmente por la Corte Constitucional. Foto: archivo/Semana.
La polémica se agudizó tras la presentación que realizó la columnista de la fórmula del glifosato, que -según ella- podría parecer "complicada y hasta tenebrosa". La fórmula presentada por Rueda fue cuestionada porque, al parecer, era errónea y varios de los elementos químicos que la conformaban no existían.
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Camilo González Posso, presidente del Instituto de Estudios para el Desarrollo y la Paz, Indepaz, cuestionó duramente la posición de Rueda, al considerar que estaba mal informada y que sus comentarios carecen de argumentos técnicos y científicos.
"María Isabel Rueda hizo un curso rápido de química en la Universidad Sergio Arboleda y concluyó que el glifosato es como agua bendita: puede acabar con las matas de coca y al mismo tiempo sirve de abono por los nutrientes que aporta. Increíble", comentó Posso.
Este ingeniero químico y magíster en economía, aseguró que los profesores consultados no le explicaron a la abogada - columnista que "una molécula compleja como la de un agrotóxico, no obstante estar integrada por parte de glicina, posee elementos tales como el carbono (C), Fosforo (P), oxígeno (O), nitrógeno (N), hidrógeno (H) y es una unidad con propiedades excepcionales, asociadas no solo a sus componentes, sino a la estructura de disposición. Ese orden único es lo que le da a una molécula como el glifosato su propiedad como veneno y también la posibilidad de permanencia en el tiempo en fuentes de agua o en su dispersión en el ambiente y la vida animal de peces, insectos y otras especies", apuntó.
El también exministro de Salud afirmó que en este caso, como en otros, las preguntas sobre los impactos se refieren al efecto sobre los seres vivos cuando el químico entra en contacto con ellos y al efecto en el tiempo mientras la molécula se descompone por múltiples reacciones. "También está la cuestión sobre el impacto de la porción, así sea pequeña, que permanece en el suelo, agua y biodiversidad por tiempo indeterminado y que también afecta a los humanos y demás animales", dijo.
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Para el experto cualquier estudio serio le dirá a Rueda que tomar veneno no es lo mismo que comer carne, sal o azúcar. "La pregunta central no es si es o no veneno- tóxico, sino sobre las condiciones de manejo para limitar o evitar que dañe a los seres vivos y ecosistemas cuando se utiliza en aspersión manual terrestre y, con mayor razón, cuando se utiliza masivamente en operaciones militares contra cultivos declarados ilegales y objetivos de guerra. En estas condiciones los efectos colaterales son mayores, de difícil control y con amplia incertidumbre en sus riesgos e impactos", manifestó.
Según González Posso el objetivo de las píldoras de la química del glifosato de la abogada-columnista es defender la política de la DEA en Colombia y generar el Estado de opinión para colocar contra la pared a la Corte Constitucional y forzarla a atender el pedido del presidente Iván Duque de “modular” la sentencia que impulso límites y prerrequisitos al gobierno antes de iniciar cualquier actividad de aspersión aérea con glifosato u otro agrotóxico en la erradicación de plantas de uso ilícito.

El documento presentado por la Universidad Sergio Arboleda no tuvo en cuenta el tipo de fumigación y los sistemas de protección que se deberían usar para cada caso. Foto: archivo/Semana.
"La lista de conceptos a favor del glifosato como agrotóxico en cultivos industriales o en jardinería, vuelve y se contrapone a la otra larga lista de investigaciones que sustentan la necesidad de prohibir el uso de esa molécula en la agricultura. Esta contraposición ya ha sido y sigue siendo suficiente para invocar el principio de precaución y la necesidad de recurrir a otros métodos sostenibles y eficientes que el de enfrentar con aspersión aérea la reproducción de cultivos de coca, marihuana y amapola (...) Como hemos señalado varias veces desde Indepaz, esta obsesión por la aspersión con glifosato no tiene argumentos serios para pasar por encima del principio de precaución ni para desmontar la sentencia de la Corte", recalcó.
El ingeniero químico considera que todo ese juego de alquimia que se está viendo intenta ocultar que la alternativa más eficaz y más rentable es la definida en los acuerdos de paz con las Farc en lo relativo a la política de drogas, cultivos de uso ilícito y reforma rural integral. "Es lo que piden 400.000 familias de zonas con de alta influencia de la economía cocalera y que el gobierno no quiere reconocer", expresó.
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Pedro Arenas, director del Observatorio de Cultivos y Cultivadores Declarados Ilícitos, comentó que a raíz del Plan Colombia se han instaurado varias demandas por parte de organizaciones campesinas del Cauca y el sur de Bolívar, las cuales están por resolverse, por posibles afectaciones a la salud de integrantes de sus familias debido a la aspersión aérea.
"Una cosa es que un particular bajo su propia cuenta y riesgo utilice de manera focalizada el glifosato y otra que el Estado, usando recursos públicos, desde el aire utilice ese producto con el único argumento de eliminar los cultivos ilícitos, sin haber determinado científicamente los efectos que esto puede acarrear", manifestó.
Arenas aseveró que el Ministerio de Salud nunca ha dispuesto de una red de información con las comunidades para conocer los efectos de este químico y tampoco de una red de atención de urgencias para las personas damnificadas por el glifosato.