Para captar la vitamina N es imprescindible dinamizar los sentidos en el entorno natural. Los beneficios se reciben cuando se mira, se escucha, se toca y se huele de manera consciente.
Para captar la vitamina N es imprescindible dinamizar los sentidos en el entorno natural. Los beneficios se reciben cuando se mira, se escucha, se toca y se huele de manera consciente. | Foto: Cortesía Jardín Botánico

Ambiente

Vitamina N: una alternativa para mejorar la salud física, mental y emocional de los colombianos

El acto consciente de mirar, escuchar, tocar y oler la naturaleza tiene efectos positivos para el bienestar de las personas. Hoy finaliza en Bogotá el primer simposio terapeútico sobre esta nueva tendencia de reconectarse con lo natural, que ha demostrado su efectividad en países como Canadá, Estados Unidos y Japón.

1 de mayo de 2021

La naturaleza tiene un poder terapéutico que las personas ignoran por su desconexión con el entorno natural; pero está comprobado científicamente que incrementar las horas al aire libre tiene importantes efectos sobre la salud. No se trata de las caminatas habituales que se realizan para combatir el sedentarismo. La Fundación Colombiana del Corazón se refiere al consumo de Vitamina N: el acto consciente de mirar, escuchar, tocar y oler lo que ofrece la Madre Tierra, que se resume en acciones tan simples como abrazar un árbol, sentarse en el bosque y hablar con los animales.

Sobre esta nueva forma de reconectarnos con la naturaleza, científicos, académicos y profesionales de la medicina en Canadá, Estados Unidos, México y Japón debatieron en el Primer Simposio Internacional de Vitamina N, que finaliza el primero de mayo y fue convocado por la Fundación Colombiana del Corazón y el Jardín Botánico de Bogotá.

De acuerdo con la directora del Jardín Botánico, Martha Liliana Perdomo, Vitamina N “es el nombre simbólico que se le da al bienestar que trae para la salud humana a nivel físico, mental y emocional el contacto directo con la naturaleza”. De hecho, en países desarrollados se han venido consolidando conceptos similares como una opción de gran valor para que las personas incluyan el contacto con su entorno natural como parte de su estilo de vida.

“Este simposio se da en un momento particularmente significativo, si tenemos en cuenta el desafío que afrontamos como sociedad al intentar ganarle la batalla a una pandemia que ha puesto a prueba a la comunidad científica mundial y que nos ha hecho reflexionar sobre la necesidad de cambiar nuestros hábitos para hacer de la naturaleza nuestro principio de vida y no nuestro fin”, precisa Perdomo.

Santiago Rojas, médico y experto en cuidados paliativos, aclara que “una vitamina es una sustancia que el cuerpo no puede producir, pero que cuando la recibe activa funciones vitales que son indispensables para la vida”; por eso se usó el término de vitamina y la N de naturaleza para un mejor entendimiento de esta idea.

Según Rojas, las personas que tienen más contacto con la naturaleza presentan menos enfermedades “y muchas se pueden tratar por esa vía gracias a sus cualidades terapéuticas”. Rojas advierte que por eso resulta tan importante la conservación de los ecosistemas. “El ser humano puede ir a donde el mecánico, que es el médico, o puede ir donde el fabricante, que es la naturaleza”.

Un país con potencial

La variedad de ecosistemas que se presentan en el territorio colombiano hace del país un escenario ideal para impulsar programas de concientización e incluso políticas públicas que vinculen el sector salud con el medioambiente. “Aun en medio de lo que implican los procesos de urbanización, mantenemos muchas áreas verdes con las que podemos entrar en contacto”, comenta Perdomo.

Por su parte, Rojas considera que la inversión destinada al cuidado de la naturaleza debe formar parte de una política pública. En este sentido menciona como ejemplo a Costa Rica, que ya lo viene haciendo con spas y centros naturales.

La expansión y preservación de áreas verdes ha sido prioritaria para las administraciones de las grandes urbes, donde, según expertos, estos espacios contribuyen a mejorar indicadores de salud mental en la población. Colombia no es la excepción.

En Bogotá existe la política distrital de salud ambiental, formulada en el 2011 con un horizonte temporal hasta el 2023. A través de ocho ejes temáticos se estudia cómo las condiciones del ambiente afectan la protección o el deterioro de la salud humana. Perdomo explica que este tipo de programas busca “un equilibrio entre mente y cuerpo en la población”. El fin último, agrega, es que las personas puedan reconectarse con lo natural y alcanzar un mayor bienestar.

El simposio cierra este primero de mayo con una experiencia presencial de Terapia de Bosque (o Baño de Bosque), con aforo controlado, en las instalaciones del Jardín Botánico José Celestino Mutis. Para participar hay que inscribirse previamente. Más información: https://bit.ly/3xDQ8kK