Guiovanna Ortega es la directora ejecutiva de la Corporación Milvíctimas

Opinión

La confianza: el arma invisible de los defensores de derechos humanos en Colombia

Este valor convierte el dolor en poder, la indignación en estrategia y la memoria en acción.

Por: Guiovanna Ortega
19 de septiembre de 2025

En Colombia, la defensa de la dignidad humana se libra cada día entre leyes que se ignoran, amenazas que buscan intimidar y un sistema judicial que avanza con lentitud. En medio de este panorama, todo defensor de derechos humanos debe llevar consigo un recurso invisible pero decisivo: la confianza, esa convicción de estar haciendo lo mejor para las víctimas.

No es soberbia. Es la certeza profunda de que la lucha, aunque cuesta arriba, es justa y necesaria. La confianza es el cimiento sobre el cual se levanta la resistencia. Es lo que permite a una madre de una víctima del conflicto armado alzar la voz, a un líder social mantenerse firme en territorios atravesados por la violencia, y a un abogado sostener argumentos sólidos frente a intereses poderosos. Sin confianza, el miedo gana la partida.

¿De dónde nace esta fuerza? En la Corporación MilVíctimas, hemos aprendido que la confianza se alimenta de tres pilares irrefutables que sostienen la lucha por la justicia:

1. La verdad como bandera

La confianza nace de la certeza de estar del lado correcto de la historia. Llevamos en nuestras manos fragmentos de historias, nombres, rostros y pruebas para que la verdad sea construida. Saber que la causa que defendemos es moralmente justa nos otorga una fortaleza inquebrantable frente a la impunidad y frente al discurso de odio y discriminación. La verdad es la brújula que guía nuestro camino hacia la paz.

2. La colectividad como refugio

Ningún héroe camina solo. La confianza no es individualismo, sino el fruto de un “nosotros” poderoso que respalda cada “yo”. Es la red de comunidades, familias y organizaciones que se sostienen mutuamente. En ese tejido social late el verdadero liderazgo comunitario, capaz de transformar la vulnerabilidad en fuerza colectiva.

3. La memoria como combustible

Defender los derechos humanos también significa preservar la memoria. Ella nos recuerda por qué luchamos y para quién lo hacemos. La memoria histórica da sentido a nuestra resistencia, evita que los errores del pasado se repitan y asegura que las nuevas generaciones conozcan la verdad sobre el conflicto colombiano.

La confianza también se fortalece cuando el sistema judicial abre espacios a nuevas voces. Gracias al trabajo estratégico de la Corporación MilVíctimas, la Sección de Apelación del Tribunal para la Paz emitió dos decisiones históricas que consolidan el camino hacia una justicia más incluyente:

  • Auto TP–SA 2036 de 2025, que permitió la participación de la Universidad Militar Nueva Granada en el macro caso 10, aportando su visión académica y técnica en los procesos de verdad y justicia.
  • Resolución 2037 de 2025, que acreditó a los militares y policías víctimas de minas antipersonales como sujetos de derechos en este mismo caso, reconociendo sus graves afectaciones y garantizando su participación en la búsqueda de reparación integral.

Estos avances son el resultado de una estrategia jurídica con causa, que demuestra que la confianza en la acción colectiva puede abrir puertas, transformar realidades y replicar la voz de quienes durante años permanecieron invisibilizados.

Cuando la confianza individual se convierte en fuerza colectiva, nace un liderazgo que inspira y empodera. El verdadero líder en derechos humanos no impone: abre caminos, acompaña procesos y ayuda a que otros encuentren su voz. Liderar desde la confianza es guiar con el ejemplo, mostrando que, aunque el trayecto sea largo, se puede recorrer con perseverancia y fe en la justicia.

Cada acto de valentía sustentado en la confianza es un ladrillo en la construcción de una sociedad más justa. Cada victoria, por pequeña que parezca, fortalece el tejido social y siembra esperanza.

En nuestra trayectoria hemos visto cómo la confianza convierte el dolor en poder, la indignación en estrategia y la memoria en acción. Nuestra confianza no descansa en las promesas del poder, sino en la certeza de nuestra causa y en el respaldo de la comunidad.

Y es aquí donde recordamos nuestro compromiso: “Ecos por la paz: escuchar para comprender, comprender para orientar y orientar para sumar”. Porque solo desde la escucha atenta, la comprensión profunda y la orientación colectiva es posible multiplicar la confianza y mantener viva la defensa de los derechos humanos.

Por eso seguimos de pie, exigiendo verdad, justicia y reparación para todas las víctimas.

Por Guiovanna Ortega, directora ejecutiva de la Corporación Milvíctimas.