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Alberto Acosta está seguro de llegar a la segunda vuelta en las elecciones presidenciales de Ecuador. | Foto: SEMANA

ECUADOR

“Correa persigue a los que piensan diferente”

De aliado de Rafael Correa, Alberto Acosta pasó a ser uno de los principales críticos del presidente de izquierda.

5 de febrero de 2013

Alberto Acosta fue por muchos años una de las personas más cercanas de Rafael Correa. Sus aliados lo describen como uno de los mentores del presidente, tanto en lo académico como en lo ideológico. Economista y con una larga tradición de militancia de izquierda, Acosta ayudó a fundar el partido Alianza País que llevó a Correa al palacio de Carondelet, fue ministro de Energía y Minas y presidente de la Asamblea Constituyente de 2008, que impulsó el propio Correa.

Pero en ese año, en medio de la polémica, la amistad se agrietó y Acosta abandonó la Constituyente. El economista está desde entonces en la oposición y ahora lidera la Unidad Plurinacional de las Izquierdas para conquistar la presidencia. Ver.

Dice que a pesar del discurso de izquierda de Correa, en realidad está favoreciendo los grandes grupos económicos, la megaempresas chinas y está restringiendo todas las libertades.

Acosta está seguro de llegar a la segunda vuelta y plantea aplicar al pie de la letra la Constitución de 2008, que fue aprobada por el 63 por ciento de los ecuatorianos. Semana.com lo entrevistó en Quito.

Semana.com: ¿Qué puede pasar con Ecuador si Correa se queda cuatro años más?


Alberto Acosta.: Se consolidará un gobierno cada vez más autoritario y personalista. Ya tenemos el caudillo del siglo XXI, ojalá sea el primero y el último. Cuatro años más de concentración de poder no lo va a resistir ni el mismo Correa.

Lo grave es que este gobierno que dice ser de izquierda no ha impulsado las transformaciones que están plasmadas en la Constitución. Este gobierno es el que mayor cantidad de ingresos económicos ha tenido en los últimos años. Si se suman los presupuestos de los últimos seis años son cerca 120.000 millones de dólares y no ha logrado transformar la matriz productiva.

Semana.com: Correa dice que está haciendo implantando el socialismo del Siglo XXI, que está haciendo la revolución. ¿Qué le parece?

A.A.: Habría que preguntarse si el gobierno de Correa es de izquierda. Inició como una fuerza de izquierda, que planteó algunos cambios importantes, que se sintetizaron en la Constitución de Montecrisiti en 2008. Pero ahora está violando la constitución que él mismo ayudó a aprobar. Esa es la mayor contradicción que rescataría yo.

Semana.com ¿Entonces?

A.A.: Hay un discurso anti oligárquico, o lo había. Se hablaba en contra de la banca, pero los grupos económicos más poderosos han ganado como pocas veces en la historia. Hay un documento interno del gobierno que dice casi textual “nunca antes los grupos más poderosos han estado mejor y nunca antes los marginados han estado menos peor”. Y esa es la realidad. Ha habido inversión social, subsidios, alguna obra, pero el grueso de la tajada ha sido para los grandes. El sistema de rentas internas demuestra que los 100 grupos más poderosos del país del 2007 al 2011 incrementaron sus utilidades 50 por ciento más que en los cinco últimos años neoliberales. Esa es una realidad.


Semana.com ¿Qué otra cosa ve irregular?


A.A.: Los niveles de concentración en el mercado son realmente graves. Para una economía tan pequeña como la ecuatoriana y con un gobierno que estaba consciente que había que romper esas estructuras. Una empresa controla el 81 por ciento de las bebidas no alcoholizadas, otra el 62 por ciento del mercado de la carne, dos empresas tienen el 90 por ciento del mercado del aceite, cinco ingenios de tres familias controlan el 91 por ciento del azúcar, dos empresas controlan el 76 por ciento del mercado de higiene.

En este gobierno se dijo que iba a haber una transformación pero no ha habido nada de eso.

Semana.com: ¿Y qué ha pasado con otros derechos?

A.A.: En el ámbito laboral se han restringido muchos derechos. Se han despedido a miles de trabajadores del sector público, hay procesos de tercerización, prohibidos por la Constitución. Eso no pasó ni en la época neoliberal.

Y la restricción de libertades. La libertad de ingreso a la universidad, la libertad de organización para los movimientos sociales. El gobierno divide los sindicatos, los movimientos sociales. Quiere tener sindicatos que estén a su servicio.