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Presidente de Perú, Ollanta Humala. | Foto: AP

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Humala, un primer año a los saltos

El presidente de Perú cumple su primer año en el poder con argumentos para presumir de su gestión económica pero acuciado por la alta conflictividad social.

Alianza BBC
28 de julio de 2012

Había prometido la transformación del país "sin sobresaltos", pero el presidente de Perú, Ollanta Humala, celebra su primer aniversario al frente del país presumiendo de su gestión económica al tiempo que acuciado por los conflictos sociales.

"Sin sobresaltos", insistía el líder nacionalista antes y después de ganar las elecciones. No parecía una elección de palabras casual. Y paradojas del destino –y la política–, es difícil negar que precisamente los sobresaltos no hayan sido la marca de la casa en su primer año.

Eso sí, junto al favor de los indicadores macroeconómicos, los primeros doce meses de Humana en el gobierno pasarán a la historia por el goteo casi constante de estallidos sociales de diversa índole, en especial contra diferentes proyectos mineros y en defensa del medio ambiente.

También por sus cambios de gabinete, algo que se repitió esta misma semana, y cómo no, por el regreso a los titulares de Sendero Luminoso.

Protestas sin fin
 
El sociólogo Fernando Tuesta explica que el buen momento en cuanto a crecimiento económico que vive Perú viene de la inversión privada en la extracción de minerales, fundamentalmente en las regiones más pobres del país, lo que "ha generado altas expectativas y demandas sobre cómo deben operar en medioambiente y responsabilidad social".

"Los conflictos se están multiplicando alrededor de este tipo de inversión, que es el motor de la economía. Pero en nuestro país tienen el agravante de no ser canalizados institucionalmente", le explicó Tuesta a BBC Mundo.

Tuesta considera que, después de Alberto Fujimori, el país se quedó en "un páramo partidario, con formaciones muy débiles, básicamente maquinarias electorales, no muy exigentes que desatienden su función de representación".

"Entonces tenemos liderazgos locales con alto espíritu explosivo y algunos muy radicales que han encabezado las movilizaciones y han sido la piedra en el zapato de los gobiernos sucesivos y lo es del de Humala, que transita por su tercer gabinete sin haber cumplido el año, algo inusitado".

En su más reciente reporte sobre conflictos sociales, la Defensoría del Pueblo cita 169 activos y otros 78 latentes. El balance de fallecidos es de 17 en lo que va de gobierno de Humala.

El último en registrar muertos ha sido la crisis de Cajamarca, donde comunidades locales protestan contra un proyecto minero de la estadounidense Newmont y que lleva desde el pasado 4 julio bajo "estado de excepción".

Se trata del principal dolor de cabeza del mandatario. Los principales sondeos de opinión atribuyen la caída de su popularidad al manejo que ha hecho su gabinete de las protestas.

"El gobierno culmina su primer año con un crecimiento económico sano y diversos logros que son apreciados por la población (…). Pero también con dos pasivos preocupantes: los conflictos sociales y la actividad narcoterrorista", afirma Alfredo Torres, de la encuestadora Ipsos Apoyo.

Según Ipsos Apoyo, Humala cumple el primer tramo de su mandato con una aprobación del 40% y una desaprobación del 51%, dato, a decir de su director, "desfavorable, aunque sin llegar a ser tan negativa como la que tuvieron sus predecesores al culminar un periodo similar: Alejandro Toledo tenía 18% de aprobación y 76% de desaprobación y Alan García 32% de aprobación y 64% de desaprobación".

De gabinete en gabinete
 
La respuesta recurrente de Humala está resultando ser el cambio de gabinete. El pasado lunes, Humala nombró a su tercer presidente del Consejo de Ministros, el abogado especializado en Derechos Humanos Juan Jiménez, quien hasta el momento era ministro de Justicia.

Jiménez, que cuenta en su equipo con seis nuevos nombres, sustituye al exmilitar Óscar Valdés, el segundo premier al que el conflicto de Cajamarca le cuesta el puesto, después de la salida de Salomon Lerner en diciembre.

El nuevo Consejo de Ministros, con nuevas caras en Defensa, Interior, Agricultura, Justicia y Salud, tiene un perfil más técnico, con lo que pretende dejar atrás la línea de mano dura impuesta por Valdés. Su primordial tarea, sin duda, será Cajamarca.

Y Jiménez deberá hilar muy fino si quiere que a la tercera vaya la vencida. A Valdés le costó el cargo su excesiva dureza tanto como a Lerner su mano blanda.

"Este es un gabinete del diálogo que va a pretender acercarse a la ciudadanía para reencontrarse nuevamente con el pueblo", adelantó el nuevo jefe del Ejecutivo.

Sin embargo, hay dos elementos que invitan a esperar antes de darlo por hecho. Primero, como responsable de la cartera de Justicia, Jiménez había dado apoyo a la decisión de suspender las libertades civiles y declarar el estado de emergencia donde ha habido protestas.

Además, dos figuras claves del gabinete conservan su puesto: el responsable de Finanzas, Luis Miguel Castilla, y el de Minas y Energía, Jorge Merino.

Medallas macroeconómicas
 
De hecho, la permanencia de Castilla y Merino, los dos pilares de su equipo económico, se puede interpretar como una vocación de continuidad de la política liberal.

No en vano, parece haber consenso en torno a que la economía es ciertamente un oasis para Humala, al menos a juzgar por los principales indicadores macroeconómicos, ya que la inflación interanual en un 4% (envidia en su hiperinflacionario entorno) y el crecimiento económico en el primer trimestre de 2012 en el 6%, según el Instituto Nacional de Estadísticas.

La explicación la encuentra el economista Waldo Mendoza en el hecho de "haber mantenido el sistema de políticas macroeconómicas vigente" y no haber puesto en marcha La Gran Transformación de la que hablaba en su programa.

Ahora bien, Mendoza también habla de las sombras, básicamente lo que propició que alguien del perfil de Humala ganara las elecciones tras Alan García: "El grado insultante de desigualdad y la elevada participación de los minerales dentro de las exportaciones, rasgo característico de un modelo primario exportador difícilmente sostenible".

"El país necesitaba continuidad, pero también requería, dentro del modelo vigente, corregir los graves problemas de distribución y crecimiento dependiente de los minerales descritos anteriormente", opina Mendoza.

Para el año venidero, el profesor de la Universidad Católica Pontificia de Perú sitúa en los problemas de Europa la principal amenaza para la gestión económica de Humala, por cuanto "el menor nivel de actividad de la zona euro reduce la demanda".

Sendero luminoso
 
Otro de los "sobresaltos" de Humala ha tenido que ver con Sendero Luminoso, que en los últimos meses ha vuelto a acaparar titulares, aunque lejos de representar lo que fue en los 80.

El grupo guerrillero maoísta tuvo en jaque al Estado peruano durante esa década, pero en los últimos años había perdido fuerza, sobre todo después de la captura y enjuiciamiento de sus fundadores.

"Sendero Luminoso ya no es lo que era. Ahora hay sectores vinculados que operan en dos frentes, uno para que liberen a sus presos, y el otro es lo que hacen en el plano armado, un sector enfrentado con el primero, y que trabaja activamente con el narcotráfico pero también con discurso y posición política", le comenta a BBC Mundo el analista Álvarez Rodrich.

En los últimos tres años, al menos 60 miembros de las fuerzas estatales han perecido en enfrentamientos con el grupo.

El líder del grupo, Florindo Eleuterio Flores, alias Artemio, mostró en entrevista con el diario The Guardian su disposición a dejar las armas negociando una amnistía.

Pero el pasado mes de abril, la noticia fue el secuestro de cuatro decenas de personas a manos de un grupo afín. La respuesta del Ejecutivo fue la movilización de 1.500 soldados. Los secuestrados fueron liberados y Artemio arrestado.

Más recientemente, a principios de julio, Sendero Luminoso volvió a acaparar portadas, esta vez después de una operación en la que 11 de sus miembros fueron arrestados y liberados diez niños, supuestamente sometidos a entrenamiento guerrillero.

Con la detención de Artemio, Humala proclamó la derrota de Sendero Luminoso. En julio, con el caso de los diez niños, reconoció que tal vez se habían dormido en los laureles.