Home

Mundo

Artículo

Alfar Antonio Vélez es párroco de dos comunidades religiosas en Argentina. | Foto: Cortesía. Portal de la Agencia Informativa Católica Argentina

MUNDO

La historia del sacerdote antioqueño que conmueve a Argentina

El padre colombiano Alfar Antonio Vélez fue concebido en una violación. Hoy en día es párroco de dos iglesias católicas en Argentina. La madre decidió no interrumpir el embarazo por cuestiones de fe. El diario Clarín cuenta su historia.

13 de abril de 2012

En medio de la batalla legal que se disputa en Argentina entre los que están a favor de la despenalización del aborto y aquellos que abogan para que se permita la práctica en circunstancias muy específicas, el diario Clarín publicó la historia de un sacerdote colombiano, de nombre Alfar Antonio Vélez, cuya madre quedó embarazada durante una violación.

La mujer se enfrentó a la cruda circunstancia de la concepción de su hijo y a la condena moral de su familia. Ese acto de valentía sería retribuido, años después, con el orgullo de ver al antioqueño Vélez convertirse en sacerdote en Colombia y luego misionero en Argentina.
 
El líder católico decidió contar su testimonio de vida basado en la fe, con la intención de ofrecer un mensaje aleccionador durante la coyuntura en la que se analiza el tema, desde el punto de vista legal, en el país del Cono Sur.

El autor del trabajo periodístico, Sergio Rubin, cuenta que la madre de Vélez nació en Argelia de María (Antioquia). Desde muy joven la mujer se mudó a Medellín para cursar sus estudios de Medicina.
 
Una noche salió con unos compañeros de trabajo y éstos, borrachos, la drogaron y la violaron. La consecuencia fue un embarazo que ella decidió llevar a feliz término, aferrada a profundos valores espirituales que le dieron fuerza para seguir adelante.
 
El hijo se enteró de la historia cuando tenía 10 años de edad.

"Mi madre era una mujer de mucha fe, muy practicante y muy santa. Ella decía que, pese a las tan terribles circunstancias, llevaba en su seno el milagro de una nueva vida, una vida que Dios le había dado y que, por sus convicciones, no podía abortar. Y que si Dios se la había dado debía encontrarle el sentido. Para ella lo más duro era no poder mostrarme un padre que me amara, que me enseñara a caminar, pero lo sobrellevaba sintiendo que yo la llenaba totalmente. Y que, tarde o temprano, sería su bastón", cuenta el padre Vélez en el artículo.

El sacerdote de 42 años de edad, quien desde febrero del 2001 se desempeña como párroco en dos ciudades de Comodoro Rivadavia en Argentina, dice que enterarse de la noticia para él fue muy duro.
 
Relata que con el paso del tiempo fue a una iglesia a reclamarle a Dios la forma como había venido al mundo. Un cura que conoció en esa oportunidad le dio respuesta a su interrogante: "No es por qué sino para qué". Más tarde esas palabras le motivaron a incorporarse de lleno a la vida religiosa.

"Dios nos creó a su imagen y semejanza. Mi respiración es la respiración de Dios. Somos lo más bello del mundo. Entonces, no tenemos derecho a quitarle la vida a ningún inocente porque no tiene la culpa de cómo vino al mundo. La culpa las tenemos aquellos que, de pronto, nos equivocamos y no hacemos la voluntad de Dios", opina el sacerdote.

La entrevista que publica Clarín en su portal reseña la posición del sacerdote frente a aquella madre que descubre que está embarazada después de un acto de violación.
 
"Le diría que Dios es el dueño de la vida y que a ella la hizo instrumento de vida. Que la culpa la tiene el violador, no el niño que lleva en su seno. Creo que la decisión de abortar se acabará cuando pensemos que toda vida es un regalo de Dios, más allá de cómo fue concebida, del dolor, o de la alegría", dice.

El trabajo periodístico concluye al mostrar el valor de la fe de este colombiano religioso que aporta su grano de arena para una mejor sociedad.
 
"Dios se vale de mí para hacer obras; yo soy solo su instrumento. Y si el quiere que mi testimonio ayude a hacer recapacitar a una persona y salve una vida, entonces esta entrevista habrá valido la pena", concluye el sacerdote.

Lea la entrevista completa aquí.