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Diego Cornejo-Menacho. | Foto: Tomado de La República.

PRENSA

“Hay un ambiente de temor para el ejercicio del periodismo”

Semana.com habló con Diego Cornejo-Menacho, periodista y director de la Asociación de Editores de Periódicos de Ecuador, sobre la situación de la libertad de prensa en ese país y en la región.

11 de septiembre de 2015

Semana.com: ¿Cómo definiría usted la situación de los medios ecuatorianos?

Diego Cornejo-Menacho: La situación de los medios privados, del periodismo independiente y de la libertad de expresión de los ciudadanos atraviesa uno de los peores momentos en la historia de Ecuador. Estamos sufriendo las consecuencias de la Ley Orgánica de Comunicación, conocida como ‘Ley mordaza’, que fue aprobada por el parlamento de mayoría oficialista en junio de 2013.

Como se advirtió en su momento las consecuencias han sido sumamente graves. Entre el 2011 y el 2013 hubo un gran debate nacional e internacional sobre el proceso de construcción de la ley. Las opiniones de Catalina Botero, relatora colombiana para la CIDH, y Frank La Roux relator guatemalteco de las Naciones Unidas, y organizaciones como Reporteros sin Fronteras fueron todas desoídas y ahora la situación de restricción y censura es insostenible. En pocas palabras existe una gran represión a la libertad de opinión, de expresión y de prensa.

Semana.com: ¿Cuáles han sido los efectos prácticos de la ley?

D. C. M.: Los efectos han sido nefastos y, principalmente son tres: una conducta de autocensura por parte de los periodistas; la desaparición de varios medios -prensa, revistas y radioemisoras-; y la conformación de un monopolio gubernamental de medios de comunicación. Se modificó radicalmente el panorama y hoy en día hay más de 25 medios dirigidos por la Secretaría de Comunicación, que es una dependencia de la Presidencia de la República.

Semana.com: ¿Esa legislación no pretendía justamente redistribuir los medios ecuatorianos?

D. C. M.:
La gran promesa de la ley era la redistribución de la propiedad de los medios y la redistribución de las frecuencias. En Ecuador no había un monopolio –no había grupos tan poderosos como el diario El Comercio en Perú, El Clarín en Argentina, o El Tiempo en Colombia- pero sí había una concentración en manos de los inversionistas.

El resultado fue lo contrario: los medios están concentrados en manos del Estado y se está desestimulando de manera grave la inversión y fomentando la quiebra de los medios privados. La ley impone un máximo de 6% para los inversionistas en un país donde los medios no son autosuficientes. Es importante que haya medios públicos, siempre y cuando guarden su independencia, como es el caso de la BBC de Londres o de Radio France en Francia: el financiamiento es público pero la dirección editorial tiene su propia autonomía.

Semana.com: ¿Cómo funciona la ley, cómo impone la censura?


D. C. M.:
La ley creó dos organismos. El primero es el Cordicom o Consejo de Regulación de la Comunicación que se encarga de vigilar lo que hacen y dejan de hacer los medios. El segundo es la Supercom que es una superintendencia y funciona como una especie de tribunal especial que sustrae a los periodistas de sus jueces comunes y funciona como única instancia. Es algo profundamente antidemocrático, pues no sólo no se pueden apelar las decisiones sino que en una democracia todos deberíamos ser iguales ante la ley.  La Supercom no es un ente judicial sino administrativo y como tal depende directamente del poder ejecutivo.

Semana.com: ¿Se cambió entonces la naturaleza de los medios de comunicación en Ecuador?


D. C. M.: Sí, la ley convirtió la comunicación en un servicio público y le quitó la calidad de derecho fundamental. Desde el momento en que es un servicio público está sujeta a la regulación de los organismos administrativos de control.

Semana.com: ¿Queda un margen para la libertad de expresión?

D. C. M.: Es complicado pues la autocensura es muy fuerte. Se ha castigado a medios, a columnistas, a caricaturistas, hay una serie de sanciones que han creado un ambiente enrarecido, un ambiente de temor para el ejercicio del periodismo. Puedes decir muchas cosas en los medios, si es que te permiten, pero tienes que atenerte a las consecuencias. Tomas muchos riesgos entonces muchos prefieren callar. A tal punto que ha desaparecido el periodismo de investigación en los medios tradicionales y se ha trasladado a algunos sitios web.

Semana.com: ¿La integridad física de los periodistas también está en peligro?

D. C. M.: Hay periodistas que son amenazados constantemente. Hay quienes son insultados y agredidos por el propio presidente de la República en cadenas nacionales. Las llaman sabatinas porque se producen los sábados pero por la violencia del lenguaje que usa el presidente las llaman ‘ladratinas’.

Semana.com: ¿Qué tipo de cosas se dicen durante esas intervenciones presidenciales?

D. C. M.: Lo que se busca es el descrédito de las personas. Correa puede insultar a los periodistas por sus problemas personales, por sus vínculos políticos y hasta por su aspecto físico. A una periodista el presidente de la República le puede decir al aire y en cadenas nacionales que es una “gorda horrorosa”, por ejemplo. Y muestra fotos de los insultados para que puedan ser reconocidos en la vía pública. El resultado son agresiones, insultos y amenazas. Hay periodistas que no pueden siquiera salir a la calle sin temor a ser agredidos.

Semana.com: ¿Tiene esto que ver, además, con la popularidad e influencia que mantiene el presidente Correa?


D. C. M.:
Correa tiene una gran popularidad. Hay que saber que la ‘Ley mordaza’ hace parte de un aparato de propaganda muy sofisticado y complejo que tiene sus repercusiones tanto adentro como afuera del país. Es un instrumento de ese sistema de propaganda. Esto y el hecho de que el Gobierno de Correa fue beneficiario de un boom petrolero hacen que la imagen del presidente siga siendo buena. Sin embargo es un régimen autoritario que maneja una serie de recursos represivos, sus políticas –como la ley de comunicación- restringen los derechos fundamentales.

Semana.com: ¿Qué salidas le ve a esta situación?

D. C. M.: Primero intentamos una política de contención de los efectos de la ‘Ley mordaza’. Ahora hemos pasado a la resistencia, pero es muy complejo. Ha habido reformas a la justicia ecuatoriana que colocan a los ecuatorianos en una situación de indefensión jurídica.

Hace tres años Correa dijo literalmente que iba a “meter las manos en la justicia” y lo ha hecho. Ahora los jueces son incondicionales del presidente y se les niegan sistemáticamente recursos constitucionales de protección o de amparo constitucional a los ciudadanos,  o se sanciona fuertemente a los jueces que se atreven a otorgarlos.

Semana.com: ¿Es verdad que el presidente de la Corte Constitucional que declaró constitucional la ‘Ley mordaza’ es ahora juez de la Corte Interamericana?

D. C. M.: Se trata de Patricio Pazmiño, es un alfil del presidente Correa, y ahora, una persona enemiga dentro del sistema interamericano de justicia. En junio, en contra de todas las advertencias de abogados, periodistas y defensores de los derechos humanos fue elegido con el aval de los cancilleres latinoamericanos en la OEA.

Su expediente como magistrado debió ser considerado antes de la elección porque hay suficientes hechos objetivos y argumentos para que los países que votaron por él no cometieran ese error. Sin embargo lo escogieron porque son arreglos internacionales y diplomáticos que se dan entre los gobiernos, donde se olvida la opinión de la sociedad civil, de los periodistas y de los líderes sociales que han sido gravemente afectados por esas decisiones.

Semana.com: ¿Cómo ve usted la situación de los medios en Colombia?

D. C. M.: En Colombia hay periodistas valientes, sigue habiendo periodismo de investigación. Esa es una diferencia primordial porque en Ecuador ya no existe el periodismo de investigación. En los medios de su país se interpela a las autoridades, a los poderes, a los actores violentos, eso en Ecuador es impensable hoy en día.

La situación en Colombia es mucho mejor que la de Ecuador pero hay que proteger, alimentar y fortalecer la libertad de los medios porque el peligro es inminente. Si no se mira con atención lo que está sucediendo en Ecuador podría configurarse una amenaza sobre los medios de comunicación colombianos.

Semana.com: ¿De qué manera puede ser una amenaza para los medios latinoamericanos, y colombianos, en particular?

D. C. M.: En el Parlamento Latinoamericano se ha intentado crear una ley marco a partir de la regresiva ley ecuatoriana para que se introduzca en los distintos parlamentos de los países de la región.