BRASIL
Lula, 100 días en la cárcel que mantiene como plataforma de campaña
A un mes del plazo final para el registro de las candidaturas, el exmandatario brasileño convirtió su celda en una sede para coordinar la campaña para los comicios de octubre.
El expresidente brasileño Luiz Inacio Lula da Silva cumple este lunes 100 días detenido en la sede de la Policía Federal de Brasil en Curitiba, condenado a 12 años y un mes de prisión por corrupción y lavado de dinero por haber recibido un apartamento como soborno de la constructora OAS.
La cárcel no ha impedido, sin embargo, que el líder del Partido de los Trabajadores (PT) siga dictando las estrategias de la formación política y de sus principales aliados en la campaña presidencial. Lula mantiene, además, al PT inmovilizado en la definición de una alternativa electoral.
En las vísperas de la convención partidaria y a un mes del plazo final para el registro de las candidaturas en el Tribunal Superior Electoral (TSE), que se agota el 15 de agosto, Lula, el preso más importante de la Operación Lava Jato, convirtió su celda en un comité político y electoral para coordinar una campaña para los comicios de octubre a través de sus portavoces.
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La noche del domingo 15 de julio, el expresidente emitió un video con imágenes de archivo para insistir en su inocencia y reafirmarse como candidato a la Presidencia de Brasil. Él y sus defensores mantienen la narrativa de que Lula es víctima de una persecución política-judicial.
El expresidente, que lidera las encuestas de intención de voto, se mantiene enterado del escenario electoral y político del país por los canales de la televisión abierta a los que tiene acceso en la cárcel y por los relatos de amigos, familiares y abogados.
Desde que se autorizaron las visitas especiales, Lula ya estuvo con 16 personas en 11 fechas distintas, según la prensa local. La presidenta del PT, la senadora Gleisi Hoffmann, es quien más ha visitado al expresidente. Es ella la responsable de avisar al partido, gobernadores y líderes políticos sobre las decisiones de Lula que, afirma fuentes del mismo colectivo político, tiene la palabra final.
La intención de los “petistas” es extender hasta el momento final la definición de la candidatura e intentar revertir la situación en beneficio electoral para la persona que sea elegida como candidato del partido, ya que, aunque pueda registrar su candidatura el 15 de agosto, Lula está potencialmente impedido de competir con base en la Ley de Ficha Limpia, sancionada durante el propio gobierno de Lula, que vuelve inelegible durante ocho años un político condenado por un tribunal colegiado (con más de un juez).
El partido considera, sin embargo, que el buen desempeño del expresidente en las encuestas, incluso después de preso, es un triunfo electoral importante para los comicios regionales y busca mantener a Lula como candidato durante el máximo tiempo posible y hasta solo después de que la Justicia decida si acepta el registro de su candidatura.
El PT pidió a la justicia, a principios de junio, la autorización para que Lula participara en "actos de precampaña y, posteriormente, de campaña", y el permiso de comparecer o participar por video de la Convención Partidaria Nacional del PT, que tendrá lugar el próximo 28 de julio. El partido tenía esperanzas, además, de que Lula pudiera participar de debates (también a través de videoconferencia) realizados por los medios de comunicación.
En la última semana, sin embargo, la jueza federal Carolina Lebbos, responsable del proceso de ejecución provisional de la condena del expresidente, negó dicha petición.
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Para la Justicia, el estatus de Lula es actualmente de “candidato inelegible”, como consecuencia de la condena en segunda instancia por el Tribunal Regional Federal de la 4ª Región (TRF-4), que confirmó la sentencia del juez Sergio Moro, emitida en enero.
La decisión de negar derechos especiales a Lula salió dos días después de que el juez de apelaciones de turno del TRF-4, Rogério Favreto, con supuestos antecedentes relacionados con el PT, concedió libertad al expresidente el pasado 8 de julio.
La acción fue revertida el mismo día por el relator de la Lava Jato, el juez João Pedro Gebran Neto, y por el presidente de la Corte, Carlos Eduardo Thompson Flores.
A pesar de los reveses, Lula, cuyos perfiles en redes sociales siguen activos gracias a las actualizaciones de su equipo, ha tenido por los menos dos momentos que la prensa brasileña interpreta como actos de campaña simbólicos durante su estancia en la cárcel.
Durante los primeros 57 días de su encarcelamiento, su equipo de comunicación ‘bombardeaba‘ las redes sociales con la noticia de que el expresidente había leído 21 libros para pasar el tiempo, una media de 52 páginas por día —desde Homo Dios, de Yuval Noah Harari; Quién manda en el Mundo, de Noam Chomsky; hasta clásicos como El Amor en los Tiempos del Cólera, de Gabriel García Márquez.
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El equipo de Lula aprovechó el revuelo en las redes sociales para recordar el proceso por el apartamento. Dicho proceso tenía 2.500 páginas, y el revisor de la acción, el juez Leandro Paulsen, liberó el caso para juicio seis días después de recibir el proceso.
Cuestionar la celeridad del TRF-4 siempre ha sido una de las estrategias de la defensa del líder “petista”, según la cual Paulsen actuó con motivación política a fin de perjudicar la candidatura de Lula.
Otro momento clave fue la declaración por videoconferencia al juez federal Marcelo Bretas, el pasado 5 de junio, diligencia que duró una hora y fue habilitada para verse por Internet, audiencia que reavivó la presencia en los medios del exmandatario.
*Agencia Anadolu