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Presa del Cañón de Glen en el río Colorado
El principal propósito de la presa incluye generar energía hidroeléctrica, almacenar agua para los áridos Estados Unidos del suroeste, y proporcionar oportunidades de recreación en el agua. | Foto: Google

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Para 2050 la mayoría de la población vivirá bajo una gran presa obsoleta, advierte la ONU

La organización asegura que la clausura se convierte en la opción si las limitaciones económicas y prácticas impiden la mejora de una presa o si su uso original se ha vuelto obsoleto.

25 de enero de 2021

En un artículo publicado el viernes 22 de enero por la Universidad de las Naciones Unidas (UNU), la Organización advierte que en 20250, la mayor parte de la población mundial vivirá debajo de una gran presa construida en el siglo XX.

Según explica el texto, la mayoría de las grandes represas del mundo fueron levantadas entre las décadas de 1930 y 1970 con una esperanza de vida prevista de entre 50 y 100 años. Muchas se encuentran en Asia (casi 24.000 en China). Asimismo, más del 85 % de las grandes represas de EE. UU. han llegado al límite de su vida útil o lo han sobrepasado, y se estima que restaurarlas costaría unos 64.000 millones de dólares.

Por lo tanto y según el informe, se calcula que el volumen de agua almacenado detrás de las grandes represas de nuestro planeta, muchas de las cuales se acercan ya al límite de su vida útil, es de entre 7.000 y 8.300 kilómetros cúbicos, lo que bastaría para cubrir el 80 % de la masa terrestre de Canadá.

Un buen mantenimiento puede garantizar que una presa bien diseñada pueda durar 100 años sin problemas. Sin embargo, muchas de las grandes construcciones de este tipo que en la actualidad están activas fueron construidas mucho antes de que los riesgos de la crisis climática se hicieran evidentes.

Según explica, Vladimir Smakhtin, director del Instituto de Agua, Medio Ambiente y Salud de la ONU en Canadá, y coautor del estudio, “el aumento de la frecuencia y la gravedad de las inundaciones y de otros fenómenos ambientales extremos pueden superar los límites de diseño de una presa y acelerar su proceso de envejecimiento.

“Muchas de las grandes represas construidas están envejeciendo y, por lo tanto, ya estamos experimentando un “envejecimiento masivo” de la infraestructura de almacenamiento de agua”, se lee en la publicación.

Asimismo, la investigación subraya que el fallo de una presa pone en peligro la vida de la gente que vive río abajo, por lo que hay que revisar las presas envejecidas para evaluar si suponen una amenaza. Sin embargo, considera probable que los fallos a gran escala sigan siendo raros.

“Se trata de un riesgo emergente”, señala Smakhtin. “No hay una catástrofe inmediata a nivel mundial, pero hay 60.000 grandes represas repartidas por todo el mundo, y ninguna de ellas se está volviendo más joven”, añade.

Sobre el riego de colapso, Duminda Perera, investigadora jefe del instituto y autora prinicipal del estudio, asegura que las grandes inundaciones y los cambios en las precipitaciones puedan desbordar la capacidad de estas estructuras y pueden causar un “mayor riesgo de colapso.”

El Informe analiza las tendencias de construcción de grandes presas en las principales regiones geográficas y las funciones principales de las presas, como suministro de agua, riego, control de inundaciones, energía hidroeléctrica y recreación.

El análisis de los conjuntos de datos mundiales existentes indica que a pesar de los planes en algunas regiones y países para construir más represas de almacenamiento de agua, en particular para la generación de energía hidroeléctrica, no habrá otra “revolución de represas” para igualar la escala de la construcción de represas de alta intensidad experimentada a principios de a mediados del siglo XX.

En su informe, la ONU asegura que la clausura se convierte en la opción si las limitaciones económicas y prácticas impiden la mejora de una presa o si su uso original se ha vuelto obsoleto. Se estima que el costo de remoción de la presa es un orden de magnitud menor que el de reparación.