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PIEDRAS EN EL CAMINO

Consideraciones políticas impedirían la firma del tratado de protección del Caribe por parte de los EE.U.U.

18 de abril de 1983

El próximo 24 de marzo, 27 naciones se reunirán en Cartagena para concluír un tratado sobre la protección y desarrollo del Caribe. Sin embargo, los conflictos que vive la zona podrían influir en la firma del mismo. Guerras civiles y litigios sobre reivindicaciones territoriales son apenas algunos de los problemas que sacuden la región, cuya población alcanza los 207 millones de habitantes.El gobierno de Guatemala se halla en lucha contra movimientos guerrilleros de izquierda, mientras Nicaragua vive un proceso inverso y se ve amenazada por brotes antirrevolucionarios. Venezuela reivindica el 70% del territorio de Guyana, mientras Guatemala reclama el 21% de Bélice, país donde hay actualmente cerca de 2 mil soldados británicos; Cuba y Granada han sido sometidos a un asilamiento por parte de las naciones más conservadoras; los Estados Unidos y Cuba se hallan enfrentados por mutuas acusaciones de intervención en los conflictos centroamericanos. ¿Cuál va a ser, entonces, el efecto de estas tendencias políticas conflictivas sobre el tratado ambiental que deberá firmarse en Cartagena?
Aunque el Tratado sobre protección y desarrollo del medio ambiental marítimo del Caribe es demasiado genérico y apenas si exige de los 27 países que asisten a la reunión algo más que vagas promesas, desde el punto de vista político será de los más difíciles de los últimos tiempos, especialmente por la posición norteamericana, cuya influencia económica, política y militar es muy fuerte en la región. La mayor parte de los países del área, incluyendo aquellos con regimenes de izquierda, se pusieron de acuerdo en 1981 sobre un Plan de Acción para el Caribe y sobre el presupuesto para el mismo. La única nación que adujo razones de carácter político para rehusar apoyo económico al fondo del Plan fue Estados Unidos que favorecieron la financiación de proyectos ambientales bilaterales, con objeto, en parte, de que sus aportes no fueran a parar a naciones como Cuba, Nicaragua y Granada. Esto hace suponer que en esta oportunidad se esgrimirán razones similares y que el Tratado no será firmado por los Estados Unidos.
ZONA DE CANDELA
El Caribe ha sido uno de los campos de batalla de algunos de los países desde el siglo 17, cuando España, Inglaterra, Francia y Holanda llevaban a cabo, a voluntad, el intercambio o la venta de islas y fortalezas costeras. Actualmente son otros los países con intereses en juego. El gobierno norteamericano acusa a la Unión Soviética y a Cuba de tratar de establecer regímenes comunistas en Centroamérica, mientras gobiernos socialistas y otros Estados acusan a los Estados Unidos de apoyar regímenes derechistas y de tratar de erradicar los procesos de liberación que se están gestando en algunos países latinoamericanos. Y son estos problemas de orden político y económico los que han entorpecido, a pesar de su importancia, los proyectos de protección ambiental. La amplia gama política dentro de la cual se encuentran los países de la región hará que resulte difícil la puesta en práctica efectiva del Tratado que pide a los Estados firmantes que notifiquen a los demás cualquier situación de emergencia en el sector de la contaminación y que se presten ayuda mutua si fuere necesario.
Las similitudes existentes entre los recursos naturales de estos países hacen que la cooperación resulte difícil, dada la casi ineludible competencia entre sus economías. El probleactiva serviría para incrementar las ma de la participación norteamericana posibilidades de éxito del plan o para aumentar las tensiones políticas dentro de los Estados participantes está aún en tela de juicio.