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AGUA SUCIA

EL TESTIMONIO DE CESAR VILLEGAS HUNDE AL SENADOR JOSE GUERRA DE LA ESPRIELLA Y SALPICA AL EMBAJADOR EN GRECIA JUAN FERNANDO CRISTO.

24 de febrero de 1997

Los colombianos que creían que con la llegada del nuevo año quedaría olvidado el proceso 8.000, no tuvieron sino quince días de felicidad. La semana pasada la Fiscalía le notificó al país que se acabó el recreo al concederle el beneficio de casa por cárcel al empresario César Villegas. Alfonso Valdivieso y sus muchachos hicieron saber que avalaban las acusaciones de Villegas contra dos personajes del proceso: el senador José Guerra de la Espriella y el actual embajador en Grecia y antiguo asesor presidencial, Juan Fernando Cristo. Cuando el empresario fue detenido por orden de la Fiscalía el 19 de julio del año pasado, los investigadores tenían en sus manos siete cheques que sumaban 106 millones de pesos. Esos giros habían salido de las cuentas de los hermanos Rodríguez Orejuela a las empresas de Villegas y lo implicaban en el delito de enriquecimiento ilícito. Ante la contundencia de las pruebas obtenidas por la Fiscalía, el empresario no tuvo más remedio que colaborar con la justicia en busca de mejorar su situación jurídica. Al comenzar su defensa Villegas enfiló baterías contra José Guerra de la Espriella a quien hizo graves y contundentes acusaciones. Según él Guerra lo buscó a comienzos de julio de 1992 y le pidió un favor: que lo autorizara a utilizar el nombre de una de sus empresas como beneficiaria de dos cheques por cinco y diez millones de pesos, respectivamente, producto de un negocio. Según Villegas, a los pocos días el político le entregó los dos cheques del Banco de Colombia, sucursal Cali, girados a su empresa V. C. Maderas. Estos fueron consignados y dos semanas después, su contador le giró a Guerra los 15 millones de pesos. Para probar esa transacción Villegas le entregó a los fiscales que lo indagaron los extractos bancarios donde estaba registrado el ingreso y egreso de esos dineros. Dos años después, según Villegas, el senador Guerra volvió a pedirle el mismo favor, esta vez por 20 millones de pesos. El procedimiento se repitió en forma idéntica y existen pruebas documentales. Esta historia fue conocida por la Unidad de Fiscales ante la Corte Suprema de Justicia, donde en ese momento era procesado José Guerra de la Espriella. Los fiscales escucharon a Villegas en indagatoria y concluyeron que, en efecto, los cheques que le había entregado Guerra años atrás provenían de una cuenta ficticia de Miguel Rodríguez Orejuela y que habían sido girados por el contador del cartel de Cali, Guillermo Pallomari. La comprobación del origen ilícito de estos dineros hizo que la Unidad de Fiscales ante la Corte, ampliara la medida de aseguramiento contra José Guerra de la Espriella por enriquecimiento ilícito.