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Todo esto ha caldeado los ánimos de muchos alcaldes, quienes han terminado por enfrentarse a sus concejos. Bucaramanga y Barranquilla, en cambio, viven una luna de miel con sus concejos. | Foto: Fotomontaje SEMANA

POLÍTICA

Alcaldes y concejos: una puja por gobernar

En tiempos de coronavirus, algunos gobernantes de capitales no tienen buenas relaciones con los concejos municipales. Piden más poder para ejecutar.

18 de mayo de 2020

Los alcaldes del país no atraviesan buenos momentos. El coronavirus se ha convertido en el tema de sus agendas y de sus planes de gobierno. Además, cuando empezó la crisis, quisieron tomar medidas por su cuenta, pero el Gobierno nacional tomó las riendas de las decisiones. Así tratan de jalonar recursos y poner en orden ciudades cuyos ciudadanos ya claman por empleo.

Todo esto ha caldeado los ánimos de muchos alcaldes, quienes han terminado por enfrentarse a sus concejos. Así está sucediendo en Cali, donde ni el elevado número de casos de covid-19 (más de 1.300), ni las muertes por este virus le quitaron intensidad al debate entre Alcaldía y Concejo tras la presentación del Plan de Desarrollo. Al menos cinco concejales pusieron el grito en el cielo y acusaron al alcalde Jorge Iván Ospina de querer meter en ese documento “no un mico, sino un zoológico completo”. En concreto, los cabildantes critican nueve artículos que, de ser aprobados, dejarían al Concejo sin voz ni voto para las discusiones de fondo en la ciudad.

El ambicioso Plan de Desarrollo de Ospina pretende quitarle facultades al cabildo para decidir, entre otras cosas, la expropiación de bienes, renegociar la deuda del municipio que hoy asciende a 600 millones de pesos, modificar las políticas públicas adoptadas en administraciones pasadas, enajenar los bienes fiscales de la ciudad y realizar asociaciones público-privadas, sin previo consentimiento del Concejo.

La primera en encarar públicamente al alcalde fue la concejal Diana Rojas, antigua jefa de gabinete del exmandatario Maurice Armitage. Le dijo, palabras más, palabras menos, que sus posturas eran autoritarias y rayaban en el caudillismo político: “Concederle estas facultades al alcalde es entregar un cheque en blanco”.

El alcalde —como de costumbre— respondió con ferocidad en su cuenta de Twitter: “Me dicen que a algunos concejales les molesta que pidamos facultades para el cumplimiento de nuestro Plan de Desarrollo. Yo creo que lo que realmente le molesta a Diana Rojas es que se le haya acabado la danza de contratitis aguda. La política de calidad se hace con ideas”. En otros trinos explicó que este documento es importante porque, según él, ayudará a la ciudad a recuperarse de la crisis poscovid-19.

En respuesta, el concejal Fernando Tamayo precisó que la actual crisis derivada de la pandemia no puede ser justificación para que el Concejo le entregue todas las facultades. A pesar de la férrea defensa a su Plan de Desarrollo, Ospina accedió a modificar el artículo con el que pretendía tener facultades absolutas para modificar a placer el Plan de Ordenamiento Territorial; los otros ocho puntos de la discordia continúan en el documento y la pelea en el cabildo estará para alquilar balcón.

Pero ya se sabe que Ospina ha sido más que polémico: se ha enfrentado al Congreso, a la Sociedad de Activos Especiales (SAE) y a medio Partido Verde. Pero no es el único alcalde que gobierna en medio de la tensión política. En Cartagena el escenario es un poco diferente porque a pesar de que en los últimos días, en medio de la emergencia por la covid-19, el alcalde William Dau y el Concejo Distrital han coincidido en algunos temas y se han ido calmando los ánimos de las relaciones, las diferencias son evidentes. El mandatario se enfrenta a una mayoría de oposición, varios de ellos representantes de las casas políticas que derrotó.

El 30 de abril, día en que fue presentado el programa Salvemos a Cartagena, la sesión se desarrolló con normalidad y algunos concejales manifestaron su intención de trabajar en equipo con William Dau. Pero lo no que se sabe es hasta qué punto está dispuesto el alcalde a ceder a las peticiones y modificaciones de los cabildantes y cuánto pueda durar la tranquilidad, teniendo en cuenta que el mandatario los ha acusado muchas veces de “corruptos y truhanes”.

Dau ha dicho públicamente en varias oportunidades que no está dispuesto a ceder contra los politiqueros ni dejar que los mismos de siempre lo saquen del poder para seguir robándose el presupuesto. “Ellos se las tiran de santas palomas cuando son los directamente responsables de la situación tan lamentable que vive Cartagena, porque supuestamente controlaban a los anteriores alcaldes y lo que han hecho es comer del mismo plato”. Precisamente esta semana, el Concejo de Cartagena discutía los pilares del Plan de Dau, si alcanzará o no esta breve tregua para que lograr que se lo aprueben aún no se sabe y mucho menos el plan B que tiene el mandatario para seguir adelante.

Por otro lado, Virna Johnson, alcaldesa de Santa Marta, tiene un camino fácil de aprobación para su plan denominado Santa Marta Corazón del Cambio, porque 15 de los 19 concejales actuales forman parte de la coalición de gobierno. Incluyendo al presidente del cabildo, Carlos Elías Robles, cuñado del gobernador del Magdalena y jefe político de la alcaldesa, Carlos Caicedo.

Eso sí, algunos de los cabildantes de Santa Marta han manifestado inquietud porque dicen que el documento fue construido antes de la emergencia del coronavirus y sin tener en cuenta que muchas de las inversiones planteadas no se van a poder cumplir. Para un veterano concejal consultado por SEMANA, este podría ser el comienzo del fin de una luna de miel entre la mayoría del Concejo y la alcaldía, porque ya hay muchos inconformes con la participación que se les ha dado.

La luna de miel que nunca se termina es la de Barranquilla, donde hace más de 12 años que el Concejo Distrital baila al ritmo que le toque el alcalde de turno. Los debates de control político son una especie que parece extinguida dentro del cabildo. Bajo esas condiciones, el alcalde Jaime Pumarejo Heins radicó a finales de abril el documento Soy Barranquilla, que plantea una inversión de 18,7 billones de pesos y que, todo indica, será aprobado sin mayores contratiempos.

Algo parecido se vive en Bucaramanga con el alcalde Juan Carlos Cárdenas. A diferencia de su predecesor Rodolfo Hernández, quien tuvo una pésima relación con la corporación a la que calificó de “corrupta”. “Acá los partidos tradicionales como el Liberal, Cambio Radical y el Centro Democrático apoyan la administración, y los otros también, la Liga y los Verdes lo ayudaron a elegir. Cuando termine el plan vamos a saber quién es quién”, contó uno de los cabildantes.

Esto juega a favor de Cárdenas para la aprobación del plan de desarrollo. Sin embargo, hay una falencia que ha retrasado el proceso. El Concejo recibió quejas ciudadanas en las que aseguraron que no hubo suficiente socialización por parte de la Alcaldía, un requisito previo. “Los ciudadanos dicen que no se socializó, pero la Alcaldía dice que sí. Estamos esperando la certificación de la socialización, tienen plazo hasta el 30 de mayo, si no llega no lo vamos a votar, pero mientras tanto necesitamos adelantar”, aseguró el presidente del Concejo Jorge Rangel (conservador).

Así que por dos semanas más los concejales están dedicados ha socializar el plan de desarrollo de manera virtual con los líderes de las Unidades Territoriales de Participación, y grupos poblacionales como las minorías, las víctimas y las mujeres. El secretario de Planeación, Julián Silva, aseguró que la socialización presencial se hizo hasta donde la pandemia permitió, después recibieron las propuestas a través de la web, por medio de un formulario. El cronograma plantea hacer las proposiciones y votaciones del 28 al 31 de mayo. Esperan que esta última fase sea presencial.

El plan de desarrollo ‘Bucaramanga, ciudad de oportunidades’ se modificó por la pandemia, pasó a ser más “minimalista”, como lo llaman algunos concejales, porque antes de la covid el presupuesto era de cinco billones, ahora tendrá tres. No habrá megaobras, concentrará el 78 por ciento de los recursos (2,3 billones de pesos) en la línea de equidad que comprende educación, salud y fortalecimiento de programas sociales; su otra prioridad será inyectar recursos para convertir a Bucaramanga en una ciudad inteligente (355.000 millones); la línea de la lucha contra la corrupción tiene 93.000 millones, esto es aplaudido por algunos, pero otros piensan que se necesita aterrizar a metas claras el discurso. El proyecto más grande pretende dejar listos los estudios y diseños de la Planta de Tratamiento de Aguas Residuales Bucaramanga Metropolitana, que por años se ha pedido, cuesta unos 30.000 millones de pesos, de los cuales el municipio pondría la mitad. Antes de la pandemia la meta era dejar construida la PTAR.

Varios concejales coincidieron en que al plan de desarrollo le falta aterrizar ideas a acciones concretas. “No es un plan malo, pero es muy abierto, le estamos diciendo a la administración que le pongamos nombres de responsables a las metas y alcances”, explicó el concejal Leonardo Mancilla (ASI). El secretario de Planeación explicó que decidieron dejar un “margen de discrecionalidad” para poder decidir dónde priorizar. “Tenemos la experiencia del plan de desarrollo anterior (de Rodolfo Hernández) con más de 700 metas y unos resultados que no fueron los esperados. Así que hay un margen de maniobra que debe tener el Ejecutivo”, aseguró.

Medellín también vive buenos momentos. Fuentes del Concejo le confirmaron a SEMANA que ni siquiera en tiempo de Federico Gutiérrez hubo tan buena relación entre la Alcaldía y la Corporación, parece que todo se debe a que hay una gran alianza para atenuar los grandes golpes que el coronavirus le produce a las comunidades y a la economía regional. Además, se han aplaudido las medidas que ha tomado el alcalde Daniel Quintero.

Sin embargo, uno de los concejales más activos ha sido Daniel Duque, quien le pidió a la Procuraduría que haga una indagación preliminar por posible violación del régimen de los conflictos de intereses, debida a la cercanía de Juan Felipe Oliveros –subdirector de información y evaluación estratégica del Municipio de Medellín– con la firma encuestadora Gauss de Colombia, pone en riesgo la información recolectada en el portal Medellín Me Cuida, creado para proteger a los ciudadanos y brindar apoyos.

“Antes de entrar a la administración municipal, Juan Camilo Oliveros era el representante legal de Gauss de Colombia, una consultora encargada de hacer investigaciones y encuestas en diferentes municipios de Antioquia. Por lo que consideramos que podría existir un conflicto de intereses entre su anterior actividad y el manejo de la información que está recolectando la plataforma Medellín Me Cuida”. También Duque le ha pedido a la administración tener mejores planes a la hora de brindar ayudar económicas a la población.

Aún no se sabe qué pasará con el coronavirus y sus consecuencias ya se notan en la economía y en las relaciones políticas. Los alcaldes tienen mucho camino por recorrer, y todo es incierto.