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Batalla radial

Las recientes tomas de frecuencias por parte del 'RCN Radio' y 'Caracol' muestran el enfrentamiento que tienen por controlar el primer lugar.

12 de febrero de 2006

Todas los días, hora a hora, minuto a minuto, Radio Caracol y RCN Radio libran un permanente enfrentamiento no sólo por informar primero y entretener mejor a los más de 10 millones de oyentes que hay en Colombia, sino por ser la cadena más importante del país. Se trata en realidad de un pulso entre el conglomerado de medios más importante de España e Iberoamérica, el Grupo Prisa, dueño de Caracol, y la Organización Ardila Lülle, propietaria de RCN, uno de los más grandes del país desde el punto de vista económico. La semana pasada Caracol anunció un acuerdo para arrendar la frecuencia en la que por más de 50 años transmitió la Hjck, para poner allí la emisora juvenil Los 40 principales. Y en los próximos días anunciará un acuerdo para arrendar con opciones de compra las dos emisoras que Veracruz Estéreo tiene en Medellín y Manizales. Esta fue una especie de respuesta a la audaz movida que RCN hizo hace unas semanas al llegar a un acuerdo para integrar a su red las siete frecuencias que la cadena Super tenía en FM en igual número de ciudades. Con esto, RCN no sólo fortaleció su presencia en ciudades como Bogotá, Armenia o San Andrés, sino que terminó haciendo una operación para comprar audiencia. En 2002 comenzó una nueva etapa en la radio desde cuando el Grupo Prisa tomó el control de Caracol. Prisa, que venía de un mercado sumamente competido como el de España con su cadena Ser, decidió poner fin a un acuerdo de caballeros que había entre las dos grandes cadenas, de no publicar estudios de audiencia y mercado. A finales de ese año decidió publicar los resultados del Estudio General de Medios (EGM) y mostrar que era la cadena con más oyentes y líder en muchos segmentos. Esto fue tomado por RCN como una declaración de guerra. Respondió de inmediato con avisos en prensa, televisión y, por supuesto, en todas sus emisoras. Así empezó el enfrentamiento que hoy se mantiene. Ya entrado 2003, Caracol decidió llevarse a Julio Sánchez Cristo de La FM y crear para él La W a cambio de su emisora histórica, Caracol Estéreo. Roto el acuerdo de no llevarse el talento de su competencia, RCN Radio le hizo una propuesta a Antonio José Caballero, quien terminó regresando a la 'Torre Sonora'. Fue una especie de regreso a casa de los dos periodistas. A finales de ese año ocurrió un nuevo incidente. Las dos cadenas compartían, por costos y dificultad de comercializarlas, las transmisiones de las carreras de la Fórmula 1 y al periodista y locutor oficial de Caracol, Germán Mejía Pinto. Tras analizar diferentes posibilidades, finalmente RCN decidió quedarse con la transmisión oficial y llevarse a Mejía Pinto y su equipo. Esta decisión ha sido motivo de continuas quejas y conato de pleitos, pues RCN ha alegado varias veces que Caracol, con su programa Carburando, ha violado los onerosos derechos de transmisión de la gran carpa del automovilismo. Desde que la nueva etapa comenzó han sido numerosos los intercambios de talento de locutores, técnicos y profesionales entre las emisoras juveniles, románticas y de rumba en todo el país. El último cambio ocurrió este año cuando Caracol decidió llevarse a la presentadora y locutora Alejandra Azcárate para trabajar en sus frecuencias juveniles. Lo que estos y otros incidentes muestran es el profundo proceso de reestructuración de las dos grandes cadenas. Caracol, por ejemplo, creó en la cadena básica el servicio informativo, cambió el esquema de 6 a. m., acabó la franja deportiva de las 8 de la noche, creó Hora 20 y llevó gente joven y fresca en el Alargue y otros espacios. Por su parte, en la básica de RCN reforzó su equipo periodístico, creó más alianzas con cadenas de Latinoamérica. En las tardes apareció el programa Aló, José Gabriel y en las noches apareció Nocturna, con Alberto Duque, entre otros cambios. Para Álvaro Pava, presidente de Radio Súper, las consecuencias de este pulso son claras. "Ganan los oyentes porque están recibiendo mejor información y entretenimiento en un juego en el que está la disputa por el poder que genera un medio de comunicación. A más oyentes, mayor influencia en la opinión pública y a mayor poder, más publicidad y mejores resultados económicos para las empresas". Contrario a muchos países, en Colombia la radio tiene una alta penetración en oyentes, especialmente jóvenes, y tiene una alta participación: de los 520 millones de dólares que movió el mercado de la publicidad el año pasado, a la radio le correspondió el 18 por ciento. Este año, en que se calcula que la torta publicitaria puede llegar a los 560 millones de pesos, la radio moverá entre 100 y 110 millones de dólares, es decir, entre 220.000 y 250.000 millones de pesos. Incluso la competencia también ha generado cambios técnicos y físicos. Caracol, gracias a una millonaria inversión, renovó su imagen y estrenó estudios y sede este año. Además, digitalizó y sistematizó todos sus estudios y emisoras. En un proceso similar está RCN, que está digitalizando sus emisoras y decidió anexar lo que antes era la discoteca Discovery a la 'Torre Sonora'. Fernando Molina Soto, presidente de esta cadena, dice que "por ahora no vendrán más compras ni grandes movimientos, pero seguiremos fortaleciendo nuestras emisoras para asumir el liderazgo y la responsabilidad de mantener una radio ciento por ciento colombiana, que defienda el patrimonio económico y cultural del país, más cuando hay una competencia fuerte y sana". Lo cierto es que el fortalecimiento de las grandes cadenas, dice un alto ejecutivo de la radio, no les va a garantizar su liderazgo ni la preferencia de la audiencia. Tienen que lucharla segmento a segmento y ciudad por ciudad. Por ejemplo, dentro de las emisoras de música tropical en Bogotá, la guerra no es sólo entre Rumba y Tropicana, sino con las posicionadas y duras emisoras como Olímpica Estéreo y Candela, de William Vinasco. En Barranquilla las emisoras líderes en información y en música tropical son las de Olímpica. Lo cierto es que buena parte de los esfuerzos de las cadenas está en el segmento joven, ya que es éste el que más pesa en el Estudio General de Medios (EGM), que se ha convertido en el mecanismo para medir audiencias y definir las inversiones publicitarias. Por ahora, está claro que la competencia fuerte y sana ha terminado por beneficiar a muchos oyentes, pero a costa de otros, como los de la Hjck, que no quieren resignarse a verla desaparecer del dial. Entre tanto, más ajustes y sorpresas están por venir, porque la radio, se hace a diario.