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EL CONDOR PASA

Dos satélites norteamericános interfieren la órbita geoestacionaria de Colombia, donde los países del Pacto Andino quieren desarrollar el "Proyecto cóndor".

13 de abril de 1987

Por cuenta de la tan mencionada "órbita geoestacionaria" ,los colombianos han aprendido que el espacio es algo que no sólo concierne a los países ricos que no lanzan voladores sino cohetes. Hoy, la posibilidad de colocar en ella un satélite que mejore las comunicaciones internas vuelve a colación, pues se ha detectado la presencia de un nuevo satélite norteámericano que, aunque no se encuentra exactamente sobre el país, está produciendo interferencias en las comunicaciones de Colombia.
No sobra recordar que sólo siete países del mundo tienen el privilegio de contar con lo que se ha llamado "órbita geoestacionaria", por su situación geográfica que los pone en contacto con la línea ecuatorial. ¿Y por qué se trata de un privilegio? Porque esa ubicación permite la puesta en órbita de satélites de comunicaciones para uso doméstico que orbitan a la misma velocidad de la Tierra. Lo cierto es que, para bien o para mal, la anterior administración canceló el proyecto de colocar el Satélite Colombiano, también llamado Satcol, y por falta de fuerza política en los foros internacionales, tanto Colombia como los demás países que gozan de tan favorable ubicación, están perdiendo la batalla de hacer respetar su soberanía sobre la franja de espacio exterior. Y no ha sido por falta de actividad: se recuerdan los afanes infructuosos del embajador Ernesto Rodríguez Medina, comunicador él mismo, para lograr un consenso al respecto.
El argumento de los países desarrollados, que son los que tienen los recursos y las posibilidades técnicas para usufructuar, ellos solos, el espacio exterior, es que este pertenece a la humanidad, es patrimonio universal. Algo muy semejante a cuando se habla de los mares territoriales, en que se aplica también la conocida ley del embudo: con cara gano yo, y con sello pierdes tú.
Como la batalla para ganar el reconocimiento internacional de ese, que es en concepto de los entendidos, un "cachito" de patria en el espacio exterior, el gobierno está empeñado en un proyecto de colaboración con Ecuador, Venezuela y Perú, llamado "Proyecto cóndor" para colocar en órbita un satélite que podría servir a todos esos países, con lo que las críticas que se hicieron al proyecto inicial quedarían sin fundamento al compartir los costos y la capacidad total del satélite, este se convierte en una solución viable para las comunicaciones domésticas del país.
Entre tanto, la prioridad sigue siendo la telefonía rural. Según aseguró a SEMANA el presidente de Telecom, Emilio Saravia Bravo, "son más o menos dos mil quinientos los lugares del país que actualmente están aislados del resto del territorio en materia de telecomunicaciones, y para solucionar esa carencia, se planea efectuar inversiones por doscientos millones de dólares en redes terrestres, que, por otra parte, no son incompatibles, sino necesarias para completar el "Proyecto cóndor"".
Esos doscientos millones de dólares deben sumarse, entonces, a los doscientos cincuenta millones que cuesta el "Proyecto cóndor", aunque de esta última cifra solamente correspondería una fracción a Colombia, que dependerá de los acuerdos a que se llegue con los demás países interesados. Con estos, además, deberá determinarse la ubicación más conveniente para todos, lo que no deja de suponer algunos problemas.
Para mejorar sus comunicaciones internacionales, igualmente Colombia se pondrá a la cabeza en las nuevas tecnologías, pues también se estudia la colocación de un cable de fibra óptica entre Colombia y Miami, para una mejora espectacular en la calidad y el número de canales con los Estados Unidos. Con la construcción de una estación terrena parecida a la ya existente en Chocontá, los planes de Telecom son en grande.
Como asegura Saravia Bravo: "El ideal es que para dentro de algunos años, Colombia disponga de sus comunicaciones internacionales tradicionales con Intelsat, mejoradas con la fibra óptica, y tenga además aseguradas sus comunicaciones internas a través de su propio satélite dentro del esquema de la colaboración con los países vecinos".
Es posible que si tanta belleza se hace realidad, en el futuro sea más fácil comunicarse con Cáqueza que con Helsinki y no al revés, como sucede ahora.