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En Sahagún están sorprendidos con la repentina riqueza de Emilio Tapia, quien hace siete años se fue para Bogotá a rebuscarse la vida y hoy llega de visita a su tierra en este avión privado. A la derecha departe con Julio Gómez, un reconocido contratista del Distrito.

CONTROVERSIA

¿El eslabón de los contratos?

Un enigmático personaje de Sahagún (Córdoba), cercano al senador Iván Moreno Rojas y envuelto en varios líos jurídicos, sería la clave detrás de multimillonarios contratos en la capital, varios de ellos con importantes retrasos en su ejecución.

23 de mayo de 2010

Hace un año cinco reconocidos concejales de Bogotá se unieron para denunciar ante la opinión pública la presencia de "una suerte de cartel" de contratistas "que todo lo controla y todo lo decide" en la administración distrital. En ese momento el tema fue motivo de polémica en la radio pero rápidamente se extinguió porque los concejales no tenían pruebas para respaldar sus denuncias.

Pero la semana pasada el tema revivió. Por cuenta de una disputa privada de contratistas del IDU con uno de sus subcontratistas, empezó a destaparse el nombre de Emilio Tapia Aldana, que podría ser una pieza clave de un engranaje que mueve miles de millones de pesos en contratos en Bogotá. Tapia es el mismo que le ayudó al senador Iván Moreno a incrementar de una forma considerable su votación en Sahagún, Córdoba, como lo reveló la revista Dinero (ver artículo 'Los líos de los Nule, una historia que no termina').
 
El caso es relativamente sencillo. A Manuel Alejandro Botero Franco lo subcontrataron para construir obras civiles asociadas a un puente peatonal de la autopista Sur y a andenes en el norte de Bogotá. En la primera reunión a la que lo citaron, en octubre de 2009, se dio cuenta de que se trataba de un grupo que manejaba un negocio mucho más grande. En el sitio de la reunión estaban los que parecían ser los tres cacaos del grupo, entre ellos Emilio Tapia. En la presentación que le hicieron le quedó claro que les habían asignado un paquete de ocho obras de valorización y dos de mantenimiento de malla vial por un total de 289.000 millones de pesos. Y que a pesar de ser varias firmas las que figuraban con estos negocios con el IDU, en realidad eran estas tres personas las que tenían el manejo de los negocios. Esto lo hacían a través de cuatro firmas que participaban con diferentes porcentajes en los consorcios que ganaron las millonarias licitaciones.

SEMANA consultó los registros mercantiles de todas las empresas que tienen estos contratos y por ningún lado aparece Emilio Tapia. Sin embargo, sí están miembros reconocidos de su equipo de trabajo: uno de ellos como representante legal en dos de los consorcios y otros asumiendo funciones relevantes en los contratos.

Al subcontratista Botero de repente lo sacaron de las obras, en febrero pasado, según él, sin pagarle los avances hechos, y fue entonces cuando se metió a pelear con los que lo habían contratado, para que le devolvieran los 200 millones de pesos que asegura le quedaron debiendo. El propio Botero denunció parte de este lío en La W.

Según él, en ese momento también comprendió que la forma de operar de este grupo era quedarse con los anticipos de las obras y financiarse con contratistas que como él trabajaban al debe, con la ilusión de que así se ganaban el boleto para entrar a las grandes ligas de la contratación de Bogotá. Los representantes de los consorcios dicen que no le deben nada y aseguran que Botero los viene chantajeando al exigirles dinero a cambio de no armar un escándalo en los medios. De hecho, desde hace un mes interpusieron una denuncia en su contra. Que hoy se dé el escándalo, para ellos es una confirmación de sus prevenciones sobre Botero.

Las gestiones para cobrar el dinero que reclama llevaron a Botero a buscar hablar con el Alcalde de Bogotá sobre el tema. El más cercano asesor del burgomaestre, Leonardo Echeverri, confirmó que fue él quien lo atendió y le gestionó una cita con la entonces directora del IDU, Liliana Pardo. Esta atendió su queja pocos días antes de renunciar el pasado 6 de abril. Botero volvió a tocar las puertas de la Alcaldía y nadie respondió. Por eso acudió de nuevo a Liliana Pardo, ella le dijo que ya no podía hacer nada, y le dejó un revelador y sobresaltado mensaje en su chat de Blackberry: "Estoy muy asustada, muchas amenazas, solo pienso en mi hija". Y dos días después, a las 10:58 de la mañana, le respondió con un mensaje aún más inquietante: "Alejandro, estoy tratando de armar mi nueva vida lejos de tanta maldad".

¿Pero quién es Emilio Tapia? En Sahagún, su pueblo natal, lo recuerdan como un muchacho común y corriente que se fue hace unos siete años para Bogotá a buscar mejor vida. En la capital buscó a su paisano, el entonces representante a la Cámara y hoy elegido senador Bernardo Miguel Elías, sobrino del ex presidente del Congreso Jorge Elías Náder.

Quienes lo conocen saben que Emilio no es adinerado, su padre es pensionado y su madre vivía de un salario, y por eso todo mundo quedó sorprendido cuando regresó, primero, en carros de gama alta y escogió como su lugar de recreo la finca Villa Sofía, una de las más apetecidas de la región. Y ahora, cuando ronda los 35 años, se da el lujo de llegar en un jet privado al aeropuerto Los Garzones, de Montería (ver fotos). A las corralejas de Sincelejo llegó con escoltas y dejó pasmados a todos con su exhibición de caballos de paso fino.

A varias fuentes consultadas por SEMANA en Sahagún les resulta muy extraña su fortuna, pues quienes lo conocen cuentan que su vida en ese pueblo de Córdoba era la propia de quien se dedica al rebusque -vendía, por ejemplo, mercancía que traían amigos suyos de Panamá- y cuando llegó a Bogotá no tenía cómo para pagar el apartamento donde vivía. Todo comenzó a cambiar para él en 2006, cuando le abrieron las puertas como subcontratista de obras públicas.

Uno de esos trabajos fue con la cooperativa Cootecol. Un caso que sacó a la luz la semana pasada la revista Dinero, y hoy tiene a Emilio Tapia en problemas con la justicia y al senador Iván Moreno Rojas, hermano del Alcalde de Bogotá, dando explicaciones a los medios de comunicación. María Eugenia Vanegas, gerente de esa cooperativa, le contó a esta revista que ellos contrataron a Tapia porque el congresista Elías se los recomendó y llegó con varios contratos del Invías que, según les dijo, eran pagos de favores políticos. Se trataba de un paquete de siete carreteras veredales en tres departamentos que luego se les convirtió en un verdadero infierno. Hoy, su empresa está en crisis por los malos manejos de Tapia, y por eso dio un poder para que lo denunciaran ante la Fiscalía a él y a algunos de los miembros de su equipo que figuran como contratistas de obras del IDU en Bogotá, por "concierto para delinquir en modalidad estafa, y delitos contra la administración pública en masa".

Pero, como en el caso anteriormente mencionado de Manuel Alejandro Botero, este que también parecía ser un simple problema entre dos particulares tomó un rumbo mucho más polémico porque comenzó a salpicar a la alcaldía de Samuel Moreno y a la campaña electoral de su hermano, el senador Iván Moreno. Tanto la gerente Vanegas como su apoderado, Víctor Hugo Hernández, aseguran que Tapia los convocó a una reunión en febrero de este año en el Hotel La Fontana de Bogotá, para decirles que les pagaría las deudas pendientes. "Antes era un hombre que llegaba en carro normal. Ahora andaba con un séquito de guardaespaldas y hacía alarde de ellos", cuenta la gerente. En esa reunión Tapia les dijo que iba a saldar sus cuentas con ellos porque le habían salido unos buenos negocios con la administración de Bogotá.

La denuncia no parece ser una alusión gratuita que hacen ellos ahora. El abogado Víctor Hernández instauró una denuncia en la Uriel (Unidad de Reacción Inmediata para Elecciones, del Ministerio del Interior) el 12 de marzo de este año, es decir, dos días antes de las elecciones parlamentarias, en la cual dice que "con pruebas" puede ratificar que Emilio Tapia Aldana "es una especie de zar de la intermediación de contratos públicos y se encuentra en este momento en Córdoba con 5.000 millones de pesos, para comprar votos a favor de Iván Moreno Rojas".

En las pasadas elecciones parlamentarias, Tapia acompañó a Iván Moreno en sus giras en Sahagún (ver foto en la página anterior) y su votación en este municipio aumentó de un voto en 2006 a 3.881 el pasado 14 de marzo. Pero para la gente de Sahagún, el artífice de estos votos es Tapia, quien el pasado 20 de enero, después de la tarde de corraleja en Sincelejo, se llevó a Moreno para su finca Villa Sofía y le presentó a sus amigos políticos de la región.

Entre los amigos que acompañaban a Tapia aquella tarde estaba Manuel Fernando Pastrana Sagre, el mismo que para entonces era asesor del director de la ERU (Empresa de Renovación Urbana de Bogotá) y hoy, y desde hace un mes, director del IDU.

La revista SEMANA visitó varias de las obras del paquete de 10 que tiene a su cargo el grupo del que hace parte Emilio Tapia (ver fotos). En uno de los casos, la interventoría ya pidió la caducidad, en al menos dos más se acumulan multas por incumplimientos y en otras en las que es evidente el poco avance, el IDU dijo que se han presentado dificultades de todo tipo, en algunos casos que se salen de las manos de los contratistas.

La revista intentó también comunicarse con Tapia y allegados a él pero no fue posible contactarlo.

Los bogotanos se han armado de paciencia para soportar los contratiempos que se anunciaron vendrían por el cúmulo de obras. Los retrasos que se dan en muchas de ellas, los mayores valores en los que está incurriendo la ciudad para sacarlas adelante, y las historias tras bambalinas están llevando la paciencia de los ciudadanos al límite. ¿Quién le responde a los bogotanos por todo esto?