Home

Nación

Artículo

Quienes hoy se abrazan en la cancha ayer se mataban en las selvas de Colombia. Antes del partido desfilaron los deportistas, ex combatientes de las AUC, las Farc y el ELN que se han acogido a los programas de desmovilización. Las comparsas le dieron un ambiente de fiesta al evento

Proceso de paz

El golazo de la reconciliación

En los III Juegos Deporte, Convivencia y Paz, ex combatientes de las Farc, el ELN y las AUC compiten por las medallas en un ambiente de camaradería y entendimiento.

11 de noviembre de 2006

Jugaban casi de memoria, como si se conocieran de toda la vida. La tocaban, buscaban el espacio libre, anticipaban al rival. Parecía que llevaran años en el mismo equipo. Pero no, era la primera vez que jugaban juntos. Una frase que va más allá del fútbol porque los equipos azul y amarillo los integraban ex combatientes de las Farc, el ELN, las AUC y miembros de la Fuerza Pública. Y no se molieron a patadas. Todo lo contrario. Ex paras, ex guerrilleros y militares se abrazaban entre ellos cada vez que hacían un gol. El árbitro no pitó casi faltas, no tuvo que castigar jugadas descalificadoras.

Muchos de ellos se veían felices. Carlos*, de Barrancabermeja, no podía creerlo: estaba jugando nada menos que en El Campín, el escenario soñado para cualquier aficionado colombiano al fútbol. Y no sólo eran hombres. También jugaron dos mujeres. Una de ellas, Patricia, que entró a la guerrilla cuando era niña y que ahora trabaja en una caja de compensación, jugó un rato de centrodelantero con la camiseta número 9 del equipo azul.

El partido se jugó en la mañana gris del 8 de noviembre y reunió a unas 300 personas en ambiente de fiesta y comparsa en las graderías y la pista atlética del estadio El Campín. Una mañana gris cargada de buenos augurios y de esperanza.

Este era el plato fuerte de la inauguración de los III Juegos Deporte Convivencia y Paz 2006, una iniciativa del Ministerio de Defensa, la Alta Consejería para la Reintegración Social de Personas y Grupos Alzados en Armas, Coldeportes, la Alcaldía Mayor de Bogotá a través del Programa de Atención Complementaria a la Población Reincorporada de la Secretaría de Gobierno, y el Instituto Distrital para la Recreación y el Deporte.

Como señala Darío Villamizar, coordinador del Programa de la Secretaría de Gobierno, "este año hemos hecho estos juegos más de cara a la ciudad, no tan clandestinos como los dos anteriores. Además, queremos que la ciudadanía reciba algo a cambio". Para ello los participantes no sólo compiten en seis disciplinas deportivas, sino que también realizan acciones de reparación en las comunidades que los acogen. Por ejemplo, pintar las paredes de una escuela o arreglar la cancha de microfútbol.

Marcela Durán, del Ministerio de Defensa, señala que el objetivo de estos juegos es, por un lado, "darle un manejo útil al tiempo de ocio de los desmovilizados y hacerlo en un ambiente que les dé reconocimiento: cámaras de televisión, barras en las tribunas".

El hecho de que reciban premios, copas y medallas es una manera de reconocerles que ya han recuperado un espacio en la sociedad. Para ella, una de las ventajas de estas justas es que los de izquierda y derecha ahora se están mezclando entre ellos y conforman del mismo equipo. Y aunque reconoce que este es un proceso de prueba y error que se debe corregir todo el tiempo sobre la marcha, cree firmemente que eventos como este son la base del posconflicto.

Al final ganaron los de amarillo 3 a 1. Pero el resultado era lo de menos. Cada jugador salió de la cancha a enfrentarse de nuevo a una ciudad fría y extraña para casi todos ellos, a ratos hostil, pero que de una u otra forma les ha dado una segunda oportunidad.

(*) Nombres ficticios.