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EL RETO DE LA MAFIA

Qué buscan los secuestradores de Andrés Pastrana

22 de febrero de 1988

El Lunes 18, el aguero no le funcionó a Andrés Pastrana. Tenía puesta la misma corbata con la que aparece en el afiche de su campaña, y que siempre usaba como amuleto de la buena suerte. Pero ese día le falló. A las 7:15 de la noche, cerca de 10 hombres armados hasta los dientes, asaltaron la sede de la campaña para secuestrarlo.
"¡Quietos todos! ¡Al suelo todo el mundo! Somos del M-19", fue el grito que se escuchó en cada uno de los salones de la sede de la campaña, por donde se repartieron estratégicamente los asaltantes. Dos de ellos subieron a las oficinas del candidato conservador y gritaron nuevamente: "Somos del M-19 y venimos a llevarnos al doctor Pastrana. Nadie se mueva, que no vamos a hacerles daño". "¿Qué clase de broma es esta?" preguntó sorprendido el candidato, quien se encontraba en ese momento con dos de sus asesores de finanzas, Pablo Bickenback y Samuel Navas. La respuesta de uno de los secuestradores, mientras le colocaba un par de esposas, fue: "Queremos llevarlo por un par de horas, para que sirva de portador de un mensaje que le vamos a mandar al gobierno". Encañonado en la nuca y agarrado por la solapa Andrés Pastrana dijo a sus colaboradores al bajar las escaleras: "Tranquilos, no se preocupen que no va a pasar nada".

Friamente calculado
En menos de 2 minutos, en una operación perfectamente estudiada, los secuestradores sometieron a todos los ocupantes de la sede, arrancaron los teléfonos, desarmaron a uno de los escoltas, golpearon a alguien que trató de reaccionar, montaron a Pastrana en uno de los carros en que habían llegado y desaparecieron.
Con excepción del que encañonaba al candidato conservador, que llevaba una pistola automática, los demás portaban ametralladoras y subametralladoras. Eran jóvenes y, según las versiones de quienes se encontraban allí, algunos estaban muy bien vestidos. No ocultaron en ningún momento sus rostros, y sólo al salir, el que llevaba a Pastrana por la solapa se puso un pasamontañas.
Aunque la sede estaba prácticamente desocupada, porque ya se había terminado la labor del día, algunos directivos de la campaña y las secretarias se quedaron acompañando al candidato que esperaba ver a las 8 la entrevista que le había hecho Margarita Vidal en televisión. Después tenía planeado presidir un acto político en el barrio Sotileza. Ese momento fue aprovechado por los secuestradores, que habían llegado en un Mazda 626 lleno de afiches de Pastrana, razón por la cual los vigilantes no sospecharon nada. "Un hombre salió del carro y subió a la oficina del doctor Pastrana. Bajó corriendo y llamó a los otros que estaban en el carro. Inmediatamente salieron todos, pero yo créía que esa gente iba para la manifestación de Sotileza", dijo un testigo a SEMANA.
El otro carro en que se movilizaron los secuestradores fue un Toyota blanco que duró casi 15 minutos estacionado frente a la sede pastranista y que, aunque no pasó inadvertido, tampoco despertó sospechas porque quienes lo vieron creyeron que se trataba de un campero lleno de escoltas que podría pertenecer a alguno de los que se encontraba adentro. Pero cuando los del Mazda entraron a la sede, del campero se bajaron 4 hombres más y el conductor prendió el motor. Algunas de las personas que desde otros carros observaron todos estos movimientos, no se percataron de lo sucedido hasta cuando vieron salir a Andrés Pastrana encañonado y esposado.

Pusieron conejo
A partir de ese momento comenzó toda una odisea. Alfonso Fidalgo, coordinador de giras, informó del hecho al ex presidente Misael Pastrana. Mientras tanto, Eduardo Pizano otro de los directivos, se comunicó con los periodistas del Noticiero TV Hoy, quienes avisaron a los demás medios de comunicación.
Al comienzo, la mala noticia fue matizada por un anuncio bueno: los secuestradores, que se identificaron como del M-19, dijeron que lo liberarían en el curso de 2 horas y que Andrés sería portador de un mensaje. La radio y la T.V. interrumpieron la programación habitual para lanzar flash informativo. El país quedó paralizado.
Periodistas, policías, agentes de los servicios secretos y seguidores del candidato montaron guardia en frentes claves: casa del ex presidente Pastrana, la sede política y el notciero TV Hoy. Justo 2 horas más tarde corrió la bola de que Andrés Pastrana había sido liberado en el parque de la Florida. Muy pronto se supo que la noticia era falsa. "El M-19 puso conejo" fue el comentario general. Minutos después, una llamada de los secuestradores transmitida en directo por las cadenas radiales, explicaba la razón por la cual no se había liberado el dispositivo militar que se había montado en toda la ciudad, ponía en peligro la seguridad de Pastrana. Era necesario retirar las fuerzas militares si se quería su liberación. Acto seguido, alcalde Julio César Sánchez, también por radio, dijo en tono enérgico que el Ejército sería acuartelado y la Policía guardada, para facilitar la liberación del candidato conservador. Advirtió que no se trataba de un acto de cobardía, sino de una medida tendiente a garantizar la integridad física del secuestrado. Pasaron las horas y al amanecer del martes no se había producido el desenlace. Todo el mundo comenzó a sentir que las cosas se estaban complicando.

La espera
Sin embargo, todo el mundo tenía la lejana esperanza de que apareciera en cualquier momento. En la casa de ex presidente Pastrana se montó una especie de oficina en donde se centralizó la información. Todos, familiares, amigos y dirigentes conservadores, pegados al teléfono y pendientes de las llamadas que se intercambiaban cada cierto tiempo entre el general Maza y el ex canciller Rodrigo Lloreda Caicedo, quien hizo de interlocutor oficial de la familia, confiaban en que se produjera la llamada de los secuestradores avisando el lugar donde lo dejarían.
Sólo hubo noticias después de pasada la media noche del martes. El propio Andrés Pastrana llamo a su casa habló con sus padres, les dijo que lo estaban tratando bien y que podía ver televisión y leer periódicos, pidió que le comunicaran con su esposa a quien le preguntó por sus hijos y dijo algo que acabaría por ensombrecer aún más el panorama: que no sabía quiénes lo tenían secuestrado ni para qué lo querían. Si no era el M-19, ¿quién?, era lá pregunta que se hacía todo el mundo dentro y fuera de la casa de los Pastrana.
Al día siguiente del secuestro, en medio de acusaciones contra el Alcalde por haber suspendido el operativo militar y contra el secretario de Gobierno por no haber atendido las reiteradas solicitudes que le habían hecho con anterioridad los conservadores en materia de seguridad para la sede de la campaña, se produjo un ambiguo comunicado del M-19, que para nada ayudaba a aclarar la situación. En él se decía que la dirección de ese grupo guerrillero no sabía si ellos lo tenían o no y que lo estaban averiguando.
Por su parte, Juan Carlos Pastrana, hermano del candidato conservador, citó en las primeras horas de la mañana a una rueda de prensa y leyó, con voz entrecortada, un comunicado de la familia en el que se daba cuenta de la conversación con Andrés y se informaba de cuál era la situación hasta ese momento.
Las cosas comenzaron a coger otro rumbo cuando las autoridades encontraron los automóviles utilizados por los secuestradores y descubrieror que no se trataba de carros robados sino que habían sido comprados recientemente y uno de ellos había sido pagado con cheques de gerencia.
Los carros fueron vendidos en Bogotá, los papeles hechos en Manizales y los cheques eran de Medellín. El comprador fue un hombre que se identificaba con una cédula falsa a nombre de Jorge Aristizábal oriundo de Medellín. Todo esto hacía pensar a las autoridades que un secuestro con esas caracteristicas podía ser más bien obra de la mafia. Tan pronto empezó a tomar fuerza esta posibilidad, muchos empezaron a anhelar que lo tuviera el M-19.


Operativo narco
El jueves 21 esa organización guerrillera emitió un segundo documento en el que negaba rotundamente que lo tuvieran en su poder. Luego de hacer la consulta con sus células como lo habían prometido el día anterior, enviaron un comunicado de prensa que decía: "a los medios de comunicación les puntualizamos que seguir insistiendo en la autoría del secuestro por el movimiento guerrillero, puede ser considerado sin duda, una manifestación de apoyo a la violencia del narcotráfico y a la reacción".
Al cuarto día del secuestro, los verdaderos responsables, los extraditables, se atribuyeron el hecho. Pero desde antes de esta reivindicación, todos los indicios apuntaban hacia la mafia. Obviamente la operación estaba respaldada por plata grande. Solamente el costo de los 2 vehículos que dejaron abandonados, un Mazda 626 y un jeep Toyota, se acercaba a los 15 millones de pesos.
Adicionalmente, las autoridades inmediatamente detectaron similitudes entre el secuestro de Pastrana y el intento frustrado de tomar como rehén al principal candidato a la Alcaldía de Medellín y director de El Colombiano, Juan Gómez Martínez, hace 2 meses. Además, un último detalle: Pastrana fue esposado por sus captores, y la utilización de esposas nunca ha sido un recurso de la guerrilla.
A todo esto se suma que existía la coyuntura para un contragolpe de la mafia. La liberación de Ochoa produjo un sentimiento generalizado de "garrote a la mafia, cueste lo que cueste". Primero que todo, los 4 autos de detención con fines de extradición dictados contra el cartel de Medellín, eran un abierto desafío del gobierno que, de pasada, dejaba entrever que estaba dispuesto a no enredarse en mucha filigrana jurídica con tal de ponerlos en un avión. Comenzó la búsqueda de mecanismos expeditos y casi automáticos para extraditar. Además, el propio ministro de Justicia anunció por los medios de comunicación que el gobierno estaba estudiando un decreto de estado de sitio, para sancionar con cárcel el enriquecimiento ilícito. Desde el asesinato de Guillermo Cano no se había sentido un ambiente de linchamiento a la mafia como el que produjo la liberación de Ochoa.

El rehén perfecto
En esta coyuntura, Andrés Pastrana era el rehén perfecto. Tenía representatividad por todos los frentes. Es hijo de ex presidente y del jefe de la oposición, es el candidato más opcionado para la Alcaldía de Bogotá, y uno de los periodistas más conocidos del país. Adicionalmente, se estaba convirtiendo en un símbolo antidroga al haber centrado su campaña a la Alcaldía de Bogotá en la lucha contra la drogadicción. Esta semana iba a volar a España a recibir el premio Príncipe de Asturias, por una serie sobre el narcotráfico y la drogadicción que presentó cuando era director del noticiero TV Hoy. Fuera de eso, Pastrana hijo es un muchacho joven, simpático, sano y de enorme popularidad.
Sí es claro que Pastrana es el rehén ideal, lo que no es claro es qué pretenden hacer con él. Si Ochoa o algún extraditable famoso estuviera preso, se podría anticipar un canje. Pero en la actualidad todos los peces gordos están libres, y presos con fines de extradición sólo hay unos peces pequeños que no justificarían un operativo de esta dimensión. Todo esto haría pensar que cualquier negociación que se busque con Andrés Pastrana no sería tanto por personas, sino para presionar al gobierno con el fin de evitar que se tomen determinadas medidas contra el narcotráfico.
¿Cuáles medidas? Es muy difícil de establecer. Todo el mundo asume que el objetivo global es impedir cualquier posibilidad de extradición, pero en la práctica es difícil determinar cómo. Básicamente porque se trata de circunstancias hipotéticas y no de hechos cumplidos. El gobierno, al fin y al cabo, no ha legislado. Es posible que tuviera la intención, pero no existe un plazo determinado para que lo haga, ni para que no lo haga. En otras palabras, independientemente de cuáles sean las intenciones del gobierno, éste no ha hecho nada distinto de dictar los 4 autos con fines de extradición contra los miembros del cartel de Medellín. Fuera de esta medida no hay nada más. Y así como eventualmente se podría negociar sobre algo que se ha hecho, lo que sí es evidente es que no se puede negociar sobre algo que no se ha hecho.
Otro punto sobre el que se podría especular sería sobre las medidas mencionadas por el ministro de Justicia, destinadas a "caerles" a los narcotraficantes por el lado económico. SEMANA se ha enterado de que en este sentido se ha elaborado un proyecto de decreto en el cual se sanciona hasta con 3 años de cárcel a quien registre un aumento de su patrimonio que no pueda justificar. Pero este proyecto ha sido objeto de una intensa controversia dentro del mismo gobierno por considerarse que, al no hacer referencia explicita al enriquecimiento por lucro del narcotráfico, expone a cualquier ciudadano que haya podido cometer un error involuntario en su declaración de renta, a unas sanciones desproporcionadas o a un chantaje por parte de algún funcionario venal. En todo caso, al igual que con la extradición, se trata de simples hipótesis de lo que el gobierno haría y, por consiguiente, es difícil visualizar cualquier negociación sobre este respecto.
Fuera de lo anterior habría mil interpretaciones más sobre las intenciones de los secuestradores, que podrían ir desde las más optimistas hasta las más pesimistas. Las optimistas incluyen la de que los narcos estén en un estado de ánimo similar al de la controvertida cumbre entre los narcotraficantes con López Michelsen y el Procurador de entonces, Carlos Jiménez Gómez, en el Hotel Marriot de Panamá. En ese momento, amedrentados por el furor nacional contra ellos como consecuencia del asesinato de Rodrigo Lara, los capos del narcotráfico colombiano propusieron desactivar voluntariamente el negocio a cambio del compromiso de no extraditarlos. Como prueba de su buena fe, ofrecieron señalar dónde estaban las plantaciones para ser quemadas y los laboratorios para ser destruidos. También ofrecieron repatriar capitales por valor de 2 ó 3 mil millones de dólares. Esta propuesta fue descartada en su momento por razones morales y la cosa quedó de ese tamaño. Como el hecho de que se haya respetado la vida de Andrés Pastrana hace presumir que su retención tiene como propósito negociar algo, algunos han llegado a pensar que pudiera haber alguna analogía en cuanto a los objetivos de la negociación. Sin embargo, mucha agua ha corrido desde la reunión del Marriot hace 4 años, y el equilibrio de fuerzas entre la mafia y el sistema es radicalmente diferente, como para esperar que las aspiraciones de la mafia sean tan transaccionales. De ahí que esta interpretación pueda ser más un pensamiento con el deseo que una posibilidad real.
Si la anterior es la interpretación optimista, la pesimista sería no la de la transacción, sino la del reto frontal. La que se vio el 23 de noviembre, después del frustrado intento de secuestrar en Medellín al director de El Colombiano, Juan Gómez Martínez. En ese momento los extraditables, en términos nada ambiguos, hicieron saber al gobierno en un comunicado que "en caso de que el ciudadano Jorge Luis Ochoa sea extraditado a los Estados Unidos, declaremos una guerra total y absoluta contra la clase dirigente del país. Ejecutaremos sin consideraciones de ninguna naturaleza a los principales jefes políticos de los partidos tradicionales".
Aunque el hecho de que Ochoa esté libre, cambia un poco las reglas del juego. Los capos estarían haciendo una demostración de fuerza para probar que son capaces de cualquier cosa. El propósito sería intimidar al gobierno y al país entero, dejando en evidencia que pueden capturar donde quieran y cuando quieran, a quien quieran.
Una posibilidad intermedia, que no puede descartarse, es que Andrés Pastrana sea utilizado no tanto para una negociación, como para que sea portador de un mensaje. Esto significaría que sus captores no están en plan de crear un caos institucional sino más bien de dar a conocer sus puntos de vista.
Existen algunos indicios, como el hecho de que le hubieran permitido hablar con su familia o la forma no agresiva como se están desarrollando las comunicaciones con la familia Pastrana, que permiten una nota de optimismo.De no ser así, las personas que secuestraron a Andrés Pastrana podrían enfrentarse a resultados muy contraproducentes, pues ha sido tal el despliegue de solidaridad nacional a su favor, que es absolutamente evidente que si su retención no tiene un desenlace feliz, los responsables estarían cerrando de por vida las poquísimas puertas que les quedan abiertas en el territorio colombiano.

La hora de Nohra
Los que dicen que no hay nadie hoy que pueda derrotar a Andrés Pastrana en las elecciones, se equivocan. Si hay una persona: su esposa Nohra. En escasamente un fin de semana de campaña, en remplazo de su marido, Nohra Puyana de Pastrana se ha convertido en la revelación política del momento. Su extraordinaria belleza y su presencia permanente al lado de Andrés habían hecho que su figura fuera más asociada a la de la compañera ideal de un político, que a la de una personalidad con el carisma y el carácter suficientes para hecerle frente a unas responsabilidades políticas que no le correspondían.
Su debut el viernes pasado en la sede de "Las juventudes con Andrés", fue un verdadero tour de force. En momentos en que todos los ojos del país se clavaban en ella y cuando cada uno de sus gestos, movimientos o palabras eran microscópicamente observados, Nohra obtuvo una calificación unánime de 10 sobre 10.
"Llegó la primera dama de la Nación", gritó el entusiasta animador del concurrido evento cuando, en medio de un ambiente festivo, Nohra hizo su entrada por una calle de honor que espontáneamente le formaron los seguidores de Andrés. Con un sobrio vestido Príncipe de Gales, la esposa del candidato saludó a la multitud que le gritaba "Nohra, estamos contigo" y "Nohra, Andrés volverá".
Detrás de ella, estaban sus cuñados Jaime y María Cristina Pastrana, su padre, el empresario Eduardo Puyana, y protegiéndola, Belarmino Pinilla el veterano piloto de Pastrana cuando fue presidente. Acababa de subir a la tarima cuando una emocionada matrona le grito "que Dios le bendiga", a lo cual la novel política respondió con una conmovedora sonrisa. Después de unas palabras pronunciadas por Alfredo Riascos, uno de los organizadores del evento, le pasaron el micrófono a la esposa del candidato ausente. En tono firme y pausado leyó un emotivo discurso titulado "Mensaje de Esperanza".
Pero el autocontrol que había exhibido hasta el momento se la pudo cuando llegó a una parte del escrito que decía: "Porque así hemos vivido con Andrés: con convicciones profundas. Con optimismo inquebrantable. Diciendo y haciendo". En ese momento se le quebro la voz y se le aguaron los ojos, sin embargo terminó y al final agregó, ya sin leer, "pido un viva para Andrés, pero también una oración todos los días para que él vuelva pronto". En ese momento todos los pañuelos que habían sido batidos para saludarla pasaron a ser utilizados en los ojos.
Como si esto fuera poco, al día siguiente le tocó medírsele a otros auditorios en los barrios Guacamayas y San Blas, donde abandonó el papel y como cualquier político avezado se lanzó a improvisar. Hablando de los problemas de la familia colombiana, Nohra Puyana le enseñó a su auditorio a preparar suero casero y a fabricarle un juguete a un niño. Al terminar el grito unánime era "¡Nohra-Andrés, Nohra-Andrés!".
Todo esto ha hecho pensar a los observadores, que tan pronto quede libre Andrés y vuelva a recorrer los barrios de Bogotá, se enfrentará con un problema: probablemente no sera reconocido como Andrés Pastrana sino como el hombre que viene a acompañar a Nohra Puyana.