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EL TESTAFERRO

¿En qué medida la entrega de Jairo Aparicio puede cambiar la suerte de Alvaro Leyva?

26 de abril de 1999

Hasta hace menos de un año Jairo Aparicio Lenis era una persona totalmente desconocida
en el país. Pero después de que la Fiscalía General de la Nación llamara a indagatoria y a los pocos días
dictara medida de aseguramiento contra el ex ministro conservador Alvaro Leyva, por haberle recibido a
Aparicio un cheque por 49 millones de pesos procedentes de una cuenta de fachada del cartel de Cali, el
nombre de este último salió del anonimato.Poco se sabía, sin embargo, de su verdadera trayectoria, hasta
que la semana pasada decidió entregarse voluntariamente a la Fiscalía y salieron a relucir sus actividades
como testaferro de algunos de los capos más importantes del cartel de Cali.Según las autoridades, Aparicio
entró en el mundo de la mafia por Helmer 'Pacho' Herrera, asesinado a tiros hace varias semanas en la cárcel
de máxima seguridad de Palmira. Al principio sirvió como testaferro de varias cuentas de Herrera. Y después
se convirtió en testaferro de José Santacruz Londoño y de los hermanos Rodríguez Orejuela, entre otros.
¿Quien es Aparicio?
Según los investigadores, después de largos años de trabajo al lado de los capos Aparicio _quien está próximo
a cumplir 50 años de edad_ logró amasar una inmensa fortuna, de la cual hacen parte varias haciendas
ubicadas en Tumaco, Nariño, y en el municipio de Rozo, en el Valle del Cauca.En este último es una persona
muy querida y respetada por sus habitantes. Tanto que en la puerta de la iglesia del pueblo hay una placa en
su honor por haber construido y financiado el templo del Señor. Y nadie se atreve a decir una palabra en su
contra. Quienes han recorrido la zona aseguran que en sus propiedades hay caballos finos, pesebreras y
casas muy bien montadas y que para cuidarlas tiene acordonado el territorio con hombres fuertemente
armados.Entre sus propiedades figuraba la casa de cambios El Dólar, que según las autoridades le sirvió
para cambiar grandes sumas de dinero provenientes de las cuentas de fachada del cartel de Cali. Una vez las
sumas eran cambiadas, volvían a ingresar a las cuentas de los jefes de la mafia. La casa de cambios
operaba cuando los capos necesitaban plata rápida o cuando querían cambiar cheques sin mayores
inconvenientes.Otra de sus empresas era la Comercializadora Internacional Compañía Minera, Cominco
S.A., que tuvo licencia de funcionamiento hasta el 2 de septiembre de 1994 y que fue la que negoció con
Alvaro Leyva la compra de unos volquetes procedentes de la antigua Unión Soviética, caso que tiene
enredado judicialmente al ex ministro conservador.Las cuentas y los procesos Las relaciones de Aparicio con
el cartel de Cali están ampliamente documentadas por la Fiscalía. Según sus registros, él no sólo recibió y
giró dineros del cartel a nombre propio, sino también en el de su esposa, María Mercedes Cardona, quien era
titular de una de las cuentas de los Rodríguez Orejuela de la que salieron más de 600 cheques, y de su
padre, Efraín Aparicio, beneficiario de cerca de 150 cheques de varias cuentas del cartel, incluida una de
Aura Rocío Restrepo, la mujer que acompañaba a Gilberto Rodríguez el día de su captura. Todas esas
operaciones dieron lugar a una investigación contra Aparicio y su familia por el delito de enriquecimiento
ilícito en un caso que se conoció en Cali como 'el proceso 7.000'. Este terminó en una resolución de
acusación contra Aparicio y su señora, que desde entonces huían de la justicia. En este momento la
investigación está en manos de los jueces pero la Fiscalía encontró méritos para abrir una nueva en contra de
Aparicio. Esta vez por los delitos de testaferrato y lavado de activos. Los investigadores revisan también la
estrecha amistad de Aparicio con el panameño José Castrillón Henao, de quien se dice que financió la
campaña del presidente Ernesto Pérez Balladares con recursos procedentes del narcotráfico. Castrillón fue
capturado en 1996 y extraditado a Estados Unidos. Aparicio y Castrillón aparecen como socios en la
compra de un buque construido en Francia en el cual las autoridades habían encontrado 122 toneladas de
cocaína. Precisamente en Francia las autoridades adelantan un proceso penal en contra de Aparicio y de su
esposa por los delitos de tráfico y distribución de estupefacientes y de blanqueo de dinero entre 1993 y
1996.Un hombre escurridizoA las pocas semanas de asesinado Pacho Herrera, Aparicio empacó maletas y
se fue del país. Según las autoridades, salió por la frontera con Ecuador y de ahí pasó a Estados Unidos. Con
tan mala suerte que fue detenido por las autoridades de ese país. A la hora de la captura Aparicio se
presentó ante las autoridades con el nombre falso de Ataniel Rivera. Los fiscales norteamericanos no
pudieron confirmar que en realidad se trataba de Aparicio y tuvieron que soltarlo tres días después. Y es que
Aparicio es un hombre bastante escurridizo. Según con las autoridades, no sólo utilizaba cuatro números de
cédula distintos sino que permanentemente cambiaba de país. Entre 1990 y 1996 le detectaron viajes a
Francfort, Quito, Miami, Sao Paulo, México, Aruba, St. Marteen, Londres, Cancún y Montego Bay, en
Jamaica.La semana pasada, sin embargo, Aparicio decidió entregarse a las autoridades. Y revivió el fantasma
del proceso 8.000. Los fiscales que llevan su caso están convencidos de que su testimonio puede ser muy
útil para aclarar la procedencia y el destino de muchos de los cheques girados por el cartel de Cali.Pero de lo
que el país está realmente pendiente es de lo que pueda decir en relación con el ex ministro Alvaro Leyva,
pues el año pasado envió a la Fiscalía un testimonio autenticado corroborando la versión de Leyva sobre el
negocio de los volquetes. La gran pregunta es si se ratificará en ese testimonio o si cambiará su versión.