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El chance y las loterías, además de ser la mayor fuente de financiación de la salud de los departamentos generan más de 100.000 empleos. El temor es que el aumento de las opciones que se le quieren dar al Baloto afecten estos negocios. | Foto: Andrés Gómez Giraldo

POLÉMICA

La pelea de los gobernadores por el Baloto

Los mandatarios están enfrentados con el gobierno por la nueva concesión de la popular lotería. Piden que se limite para salvar las loterías departamentales, fuente importante de financiación para ellos. Toda una pelea por el premio más gordo del país.

3 de octubre de 2016

En medio de la euforia por la firma del acuerdo de paz entre el gobierno y las Farc, los gobernadores del país decidieron lanzar una dura pelea para recuperar el monopolio de los juegos de suerte y azar para sus loterías, a las que sienten amenazadas porque el gobierno le ha dado impulso a juegos como el Baloto o el Astro Millonario. Y la coyuntura para esa batalla es la mejor: tras 15 años de operaciones, la concesión del Baloto vence este año y el gobierno abrió una licitación para conseguir al nuevo operador de este popular juego de azar.

La semana pasada Dilian Francisca Toro, gobernadora del Valle y presidenta de la Federación Nacional de Departamentos (FND), envió una carta a Coljuegos –entidad oficial que administra los juegos diferentes al chance y las loterías- en la que advierte las preocupaciones que los mandatarios regionales tienen por la nueva licitación y el impacto que ella causaría en las rentas departamentales, especialmente por los recursos que se giran a la salud. Esto, porque en la licitación Coljuegos le permitirá al Baloto ampliar su portafolio de premios; es decir, además del gordo y la revancha tendrá una nueva modalidad llamada multiplicador, con lo que se aumentarán las opciones de juego de los apostadores.

Los gobernadores creen, además, que esas nuevas gabelas destruirían cerca de 100.000 empleos directos de chanceros y loteros en todo el país. Por eso Toro, en su carta, le pidió al gobierno suspender la licitación porque “desconoce abiertamente la realidad social y económica de los juegos territoriales”.

Días después el propio gerente de Coljuegos, Juan Pérez Hidalgo, emitió un comunicado en el que aplazó por cinco días el cierre del proceso licitatorio. La fecha se movió del 30 de septiembre para el 7 de octubre; es decir, casi una semana después de la votación del plebiscito y con ello dio un margen de espera para escuchar las preocupaciones de los gobernadores.

Detrás de este nuevo asalto hay un negocio que factura cada año más de 2,4 billones de pesos, genera miles de empleos y financia en parte la salud pública, especialmente en los hospitales públicos. Además, por derechos de explotación e IVA, la Nación recibe casi un billón de pesos en tributos.

En Colombia el mercado de los juegos de suerte y azar está enmarcado en cuatro sectores: Localizados, que son los casinos y los bingos; Promocionales, o sea las rifas que hace el comercio en general; Novedosos, al que pertenecen Baloto, Super Astro o las deportivas; y Apuestas Permanentes, que agrupan a las chanceras y las loterías. Coljuegos, es la entidad que recauda el tributo y luego lo reparte, controla, y fiscaliza estas modalidades de juego y sus operadores. En el caso de las Apuestas Permanentes funciona como un monopolio rentístico de los departamentos. Solo para tener una idea de lo que significa esa renta para las finanzas del país, en 2015 los juegos de suerte y azar generaron 747.000 millones de pesos. De ese rubro los chanceros giraron 229.000 millones, las loterías, 131.000 millones y el Baloto, 90.000 millones.

En ese mercado, el chance es el rey absoluto de las ventas, con un 65 por ciento de participación, seguido por las loterías, con un 17 por ciento; luego aparece el Baloto con el 10 por ciento, Super Astro con el 8 por ciento y al final las deportivas con el 0,1 por ciento.

Pese a estas cifras, los gobernadores pusieron el grito en el cielo con la nueva licitación del Baloto. En varios escenarios ya se habla de que los departamentos dejarían de percibir millonarias cifras ante las nuevas reglas de juego que beneficiarían a ese gran competidor. Amílkar Acosta, director ejecutivo de la FND, explicó a esta revista que los temores surgen porque en el pliego para concesionar el Baloto, ese juego tiene nuevas formas de apostar y ganar, que a su parecer “compiten de frente con el chance y las loterías”, mientras que a estos no se les ha permitido incursionar en nuevas modalidades.

Dijo, además, que hasta la fecha no conocen el estudio técnico de Coljuegos donde se aborde el impacto que ese nuevo modelo tendría sobre las apuestas. Y que mientras al Baloto le permiten abrir su abanico de ofertas para los apostadores, “cuando los loteros solicitan nuevos premios, les niegan el permiso”.

En ese mismo sentido se pronunció Andrés Carreño, presidente de Asojuegos, la entidad que agrupa a los loteros. “Hay un problema grave de asimetría regulatoria, porque no entendemos que saquen nuevas reglas para el Baloto y el resto del sector sigue rezagado”, señaló tras explicar que ese sector no pide que se acabe la competencia, sino que lo dejen tal como está en la actualidad.

No obstante, en la práctica ese temor parece exagerado por varias razones. Por ejemplo, el nuevo Baloto le permitiría a un apostador aumentar sus posibilidades de acceder a los premios de consolación pagando solo 2.000 pesos adicionales a los 5.500 que cuesta el sorteo. Sin embargo, esos incentivos están muy por debajo de lo que ofrece el chance y difícilmente le quitaría sus clientes.

La razón es de simple matemática, ya que en el nuevo Baloto, por acertar tres de las seis cifras, el apostador ganaría 40.000 pesos como premio de consolación; mientras que en el jugador de chance por esos mismos tres aciertos, y con menos inversión, se embolsilla 393.000 pesos. Sin embargo, en Asojuegos alegan que esa conclusión debe resultar de un estudio serio que aún no existe.

Juan Pérez, director de Coljuegos, es contundente al explicar que el nuevo Baloto no es competencia para las loterías y chance, “por precio, probabilidades y segmento de mercados”. En efecto, un estudio de esa entidad sobre el perfil de los apostadores colombianos explica que mientras el nicho comercial para loterías y chance está en los estratos bajos, el del Baloto corresponde al nivel alto. “Además, el valor de la inversión de un apostador de Baloto cuadruplica el promedio de un chancero”.

Ese mismo estudio muestra que los picos de ventas altas del Baloto ocurren cuando hay grandes acumulados y en su mayoría los apostadores son clientes nuevos y no migrantes de otros juegos, “y sucede un fenómeno particular: que durante esos acumulados también aumentan las ventas de chance y lotería”. En todo caso, Pérez admitió la necesidad de impulsar un estudio que permita a chanceros y loteros actualizar el negocio y plan de premios para competir en igualdad de condiciones, “es un reclamo válido y en ello nos comprometimos para sacar adelante el proyecto en ese sentido”.
En el plano de rentabilidad, Baloto ha sido un jugador importante a la hora de hacer balances fiscales. María Clara Martínez, directora de la empresa IGT Colombia, operadora de ese juego, aseguró que en los 15 años de la concesión facturó ventas por 3,6 billones de pesos y de ese rubro le giró a la Nación más de un billón de pesos.

Las transferencias por apuestas permanentes (chance y loterías) en 2015 sumaron 360.000 millones de pesos por ventas de 2,3 billones. Otra balanza social a tener en cuenta es que mientras las apuestas permanentes generan 100.000 empleos, el Baloto, por su parte, crea 33.700 puestos de trabajo.

Seguramente la licitación del Baloto no se frenará porque están en juego las multimillonarias rentas para la salud de los colombianos y ha sido un buen negocio para el Estado. Pero sí es una oportunidad para que este, en conjunto con los entes territoriales, modernice los juegos y los ponga a competir a todos en igualdad de condiciones. Así las cosas, el chance y la lotería tendrán que seguir conviviendo con un operador que les cayó gordo.