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Mauricio Pachón, alias Puntilla, disparó 12 veces contra los policías que iban a arrestarlo. Murió en el cruce de disparos. Ángel Úsuga, alias Pitillo, hermano del jefe del Clan del Golfo, fue detenido en la Operación Agamenón II.

ORDEN PÚBLICO

Capos caídos

La muerte del jefe de la principal banda criminal del oriente del país y la captura del hermano del líder del temido Clan del Golfo fueron dos golpes claves contra las bacrim.

7 de diciembre de 2018

En la mañana del 4 de diciembre murió Mauricio Pachón, verdadero nombre de alias Puntilla. Agentes de la Policía Nacional llegaron hasta un apartamento en el exclusivo sector de El Poblado, en Medellín. Allí el capo los enfrentó y cayó en el cruce de disparos.

Puntilla, un criminal de quilates, se había formado décadas atrás en las filas del cartel de Medellín, y asumió las rutas, los negocios y los hombres de su antiguo jefe, el Loco Barrera, cuando este salió extraditado a Estados Unidos. Hace más de un año había vuelto a la libertad tras un extraño caso de vencimiento de términos.

Pachón pasaba de los 40 años de edad y en el mundo de la mafia era un viejo conocido que empezó a transitar el camino del cartel de Medellín. De allí pasó por una temporada a las filas del cartel de Cali y, cuando apenas superaba los 30, se instaló en el departamento del Meta, donde rápidamente se enroló con el capo que dominaba el negocio del tráfico de drogas en Bogotá y el oriente del país: el Loco Barrera.

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Bajo la fachada de ser un próspero comerciante y ganadero, creció y se hizo inmensamente rico al lado del capo. Con Barrera se formó en el manejo de rutas, testaferros, socios y sobornos a miembros de la fuerza pública para convertirlos en sus mejores aliados. Por años pasó inadvertido, a tal punto que consiguió visa norteamericana y parte de su familia estaba radicada en Estados Unidos.


El general Jorge Luis Vargas, director de la Dijín, afirma que se trató de dos golpes contundentes contra las bacrim y el crimen organizado.

Hace unos años, uno de sus hermanos menores murió asesinado en una vendetta, y ese episodio lo transformó en un hombre de perfil violento, al igual que a sus dos hermanos mayores, alias Murdoc y Balín. Barrera lo encargó de coordinar las rutas de tráfico hacia Venezuela y de manejar su aparato de sicarios. Esto volvió a Puntilla Pachón un hombre aún más poderoso y temido.

Desde la captura, en 2012, y la posterior extradición de Barrera en 2013, el capo dejó al mando de muchos de sus negocios a uno de sus hombres de confianza, Antonio Angulo, alias el Pollo. Con Barrera en una cárcel gringa, Puntilla optó por darle un ‘golpe de Estado’ y quedarse con sus propiedades. Algunos de los que se negaron a traicionar a Barrera pagaron con su vida, entre ellos el Pollo, asesinado en agosto de 2016 en Bogotá.

También forjó una alianza con Víctor Ramón Navarro, Megateo, el caído jefe del EPL, y se alió incluso con el Clan del Golfo de Otoniel, para llevarlos a los llanos. En 2016, Puntilla cayó en manos de las autoridades, pero recuperó la libertad luego de que la Fiscalía dejó vencer los términos de su proceso. Sin embargo, solo le quedaba un año en las calles antes de morir.

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Dos días antes de la muerte de Puntilla, la banda criminal Clan del Golfo también había sido duramente golpeada. En una acción de la Policía y las Fuerzas Militares en la Operación Agamenón II, liderada por el general Jorge Vargas, director de la Dijín, comandos especiales arrestaron cerca de Necoclí a Ángel Úsuga. Conocido con el alias de Palillo, era el hermano del jefe de esa bacrim, alias Otoniel. Dentro de la organización criminal era el jefe financiero y el encargado de pagar al nutrido ejército de sicarios que lo conforman. “Estas dos operaciones, que terminaron con la muerte y captura de estos delincuentes, resultan de las instrucciones del señor presidente de atacar con contundencia todas las bandas y las organizaciones criminales del país”, afirmó el general Vargas. Estas acciones, sin duda alguna, dieron golpes contundentes. Dos capos caídos en una sola semana.