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Jaime Carmona - Finalista Categoría Ciencias Médicas y de la Salud | Foto: Juan Carlos Sierra

INVESTIGADORES EMÉRITOS 2014

La terquedad en la ciencia y la encargada de desenmascarar la leishmaniasis

Jaime Carmona y María Cristina Ferro, finalista Categoría Ciencias Médicas y de la Salud.

5 de julio de 2014

La terquedad en la ciencia

Jaime Carmona 

Un profesor con el que se topó Jaime Carmona Fonseca en su época de estudiante de Medicina le dijo que para ser médico se necesitaba de un llamado. El docente casi se va para atrás cuando Carmona le contestó: “A mí nadie me ha llamado. Yo estoy aquí porque me gusta”. En 39 años de docencia y con tres maestrías -una en microbio-logía médica, otra en salud pública y una más en epidemiología- Carmona se ha hecho la misma pregunta y siempre llega a la misma respuesta: “Esto me gusta, no hay otra explicación”.

Es reconocido como uno de los científicos que más ha estudiado la malaria grave en niños en zonas como el Urabá antioqueño y en Córdoba. Desde la epidemiología ha profundizado en los factores que han incidido en la transmisión de la enfermedad en zonas afectadas por condiciones sociales adversas. Las investigaciones de Carmona, ganador del Premio Afidro a la investigación médica en 2002, también se han centrado en el estudio de medicamentos antimaláricos. Hoy es el líder del grupo de investigación en Salud y Comunidad de la Facultad de Medicina de la Universidad de Antioquia donde sus discípulos lo ven como un científico muy obstinado. “Sí, soy un terco buscando soluciones. De eso se trata la ciencia”.

Desenmascarar la Leishmaniasis 
María Cristina Ferro

Su trabajo es la entomología, el estudio de los insectos. “De niña recogía cucarrones en mi de-lantal y los soltaba delante de un grupo de señoras que estaban con mi abuela. Todas salían gritando y saltando”, confiesa. Graduada de Microbióloga de la Universidad de los Andes y especializada en parasitología médica en el London School of Hygiene and Tropical Medicine, María Cristina Ferro ha apli-cado sus conocimientos en el Instituto Nacional de Salud y el Centro Internacional de Investigaciones Médicas. Aunque su trayectoria es poco conocida en Colombia, sus aportes son reconocidos en el campo de la parasitología mundial.

Ha recorrido palmo a palmo las selvas colombianas, donde se ha dejado seducir por cualquier insecto, aunque le ha dado especial atención a los mosquitos. En sus ires y venires del bosque al laboratorio María Cristina Ferro descubrió en Norte de Santander una especie del mosquito transmisor de una de las enfermedades más comunes de los lugares apartados de Colombia: la leishmaniasis. Ese hallazgo que se hizo en 1987 ha sido su mayor aporte científico en el campo de la parasitología y la medicina tropical a nivel global, al punto que la especie de este mosquito fue bautizada Lutzomya ferroae en su honor. Hoy continúa trabajando con vectores de leishmaniasis y en una dispendiosa actualización de la distribución de las especies en el país.