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¿LOS DIAS CONTADOS?

Con la forma como el Bloque persigue al cartel de Cali, a corto plazo tendrá que haber captura o entrega.

5 de junio de 1995

EL JUEVES SANTO, EL COmando del Bloque de Búsqueda puso en marcha uno de los operativos más espectaculares para dar con los cabecillas del cartel de Cali. Cerca de 400 hombres literalmente se tomaron la capital del Valle del Cauca.
Pero no fue un día de suerte. Los oficiales regresaron a sus cuarteles con las manos vacías. Durante esa jornada realizaron cerca de 17 allanamientos a casas, apartamentos y fincas, pero no encontraron a nada ni a nadie. Las lujosas viviendas habían sido arrasadas. Muebles, enseres, cuadros, computadores y teléfonos, desaparecieron como por arte de magia. "El trasteo fue general", reportó a sus superiores uno de los hombres que participó en el operativo.
Más allá de la mala suerte de ese jueves santo, lo que lograron establecer los oficiales encargados de la persecución del cartel en el occidente del país fue que los principales cabecillas y sus testaferros pusieron pies en polvorosa. Así lo demuestran un centenar de allanamientos ejecutados por el Comando Especial Conjunto en los últimos 20 días en los que, como aquel jueves santo, todo se encontró desmantelado. "Lo que uno puede observar claramente es que ellos mismos eliminaron las evidencias que los podían delatar. Lo que significa que el cartel estaba preparado para atrontar esta ofensiva. Y tan poco les importa dejar abandonadas sus propiedades que ni siquiera han vuelto a arreglar las chapas de la entrada de varios edificios que dejaron abandonados cuando llegamos", dijo uno de los comandantes del Bloque en Cali.
Esa retirada no ha sido gratuita. Desde cuando el Bloque fue activado en Cali hace siete meses, el cerco se ha estrechado día a día. Y a pesar de que no ha caído un solo pez gordo, por primera vez las autoridades han logrado atacar el corazón financiero y económico de la organización. Ahora las autoridades saben que los tentáculos del cartel lograron penetrar en importantes sectores de la vida política, económica y social del país. El trabajo realizado por agentes encubiertos ha sido clave para establecer que más de 100 empresas de papel han servido de fachada para que el cartel movilive cientos de millones de pesos para tener a su servicio un ejército de colaboradores.
Ese trabajo de carpintería para descifrar la telaraña económica de la organización fue la materia prima que le permitió a la Fiscalía destapar hace dos semanas el escándalo en el que hasta ahora han sido involucradas 49 personas, entre ellas ocho importantes congresistas "Esto se logró gracias al esquema que montamos y en el que coordinadamente operan el Ejército, la policía, el DAS y la Fiscalía, los que se sentaron en la mesa para diseñar un complejo plan que nos permitiera enfrentar a la organización caleña", señaló el ministro de Defensa, Fernando Botero.
No solo con malicia indígena se ha logrado golpear al cartel de Cali. La cooperación de Estados Unidos, a través de la DEA, la CIA y el FBI, fue importante para que el Bloque de Búsqueda diera otro golpe, tan importante como el económico: el descifrar la compleja y tecnificada red de comunicaciones del cartel de Cali. "El cartel tenía a su servicio una compleja empresa de telecomunicaciones, que muchos expertos han llegado a comparar con Telecom. A través de ella, lograron controlar la ciudad", señaló el director de la Policía, general Rosso José Serrano.
Pero las cosas han cambiado. Los teléfonos se silenciaron y desde hace cerca de un mes no se volvieron a escuchar las voces familiares de Miguel y Gilberto Rodríguez, Francisco Herrera y José Santacruz Londoño. Aun cuando incomunicar al cartel ha sido un paso importante en la estrategia del Bloque, irónicamente se ha convertido en un problema porque los jefes del cartel dan órdenes y realizan negocios a través de correos personales o estafetas, similares a los que empleó Pablo Escobar en la etapa final de la guerra contra el gobierno. "Ellos se han restringido mucho, a tal punto que hoy ni siquiera se comunican con sus familiares. Y su cuerpo de seguridad también ha sido limitado a dos o tres hombres de plena confianza", dijo el saliente comandante del Bloque de Búsqueda por parte del Ejército, coronel Luis Alfonso Villamil. El sistemático asedio del Bloque, que le ha permitido cumplir los tres objetivos trazados por el comando superior, como fueron golpear su estructura financiera, el complejo sistema de comunicaciones y su sofisticado aparato de seguridad, logró debilitar una organización que muchos llegaron a considerar que era casi imposible de penetrar. "El mejor parámetro para saber que vamos por buen camino es el cambio que presenta Cali actualmente. Hace un par de meses, era una ciudad asediada por el derroche: carros de lujo, discotecas repletas de jóvenes armados con metralleta, bacanales en hoteles y clubes, que se prolongaban por varios días. Ahora es una ciudad tranquila con una vida nocturna activa, pero sencilla", comentó un oficial del Comando Especial Conjunto. Ante esta nueva realidad, el gobierno decidió jugarse una carta definitiva para buscar el apoyo de los vallunos con el fin de dar con el paradero de los cabecillas del cartel de Cali. Fue así como a finales de la semana pasada, y evocando los viejos tiempos de la guerra con el cartel de Medellín, comenzaron a aparecer en horario triple A de la televisión y en todos los medios escritos del país, los afiches enlos que se ofrece unajugosa recompensa a quienes den información del paradero de los jefes de la organización. Es así, como por los hermanos Rodríguez se ofrecen 1.500 millones de pesos por cada uno, y 500 millones por Herrera, Santacruz, Fanor Arizabaleta, Henry Loaiza y Víctor Patiño.
Esta fórmula le permitió al gobierno de Gaviria que la organización terrorista de Pablo Escobar se derrumbara como un castillo de naipes. En el caso de Cali el gobierno Samper espera que ese desmoronamiento sea mucho más rápido y eficaz que el logrado con Medellin, pues al contrario de éste, la intimidación y el terrorismo todavía no se han hecho presentes y muchos consideran que Cali no está interesado en desatar una guerra terrorista como la que se vivió hace escasos cinco años Pero aún no se sabe qué tan lejos o qué tan cerca estén las autoridades de echarle mano a los Rodríguez y compañía. Lo único cierto es que por primera vez el cartel de Cali está corriendo bases. Y la forma como el Bloque ejerce presión sobre ellos hará que tarde o temprano haya un desenlace: que sean capturados o que no tengan más remedio que entregarse.

Los patrulleros
CADA VEZ que aterriza un avión en el aeropuerto Alfonso Bonilla Aragón en Cali, se activa una compleja red de información encaminada a detectar el itinerario de los pasajeros que arriban a la capital vallecaucana. Para realizar este trabajo el cartel de Cali dispone de una flotilla de taxistas que las autoridades calculan en 3.000. Ellos están adscritos al servicio público que se presta desde el terminal aéreo hacia la ciudad. Jóvenes conductores, expertos en relaciones publicas, quienes han obtenido su automotor a través del sistema de leasing, abordan a sus ocasionales clientes para ofrecerles sus servicios dentro de la ciudad. Los 25 minutos que dura el recorrido entre el aeropuerto y la zona hotelera son suficientes para que el chofer, de una manera muy habilidosa, conozca las razones de la permanencia del visitante en Cali.
Una vez el cliente es dejado en su destino final, el taxista se comunica por radioteléfono, celular o beepers, y reporta a una central de datos la información que ha obtenido. Esta es procesada y clasificada según su importancia. Si los hombres que reciben el mensaje consideran que el turista representa algún riesgo para sus intereses, de inmediato ordenan una estricta vigilancia hasta que abandona la ciudad.
Con los operativos realizados por el Bloque el sistema de vigilancia desde los taxis comenzó a cumplir una nueva misión: obstaculizar el desplazamiento de los vehículos en que se movilizan las patrullas del Bloque de Búsqueda. Cada vez que un grupo de asalto salía a cumplir una misión, los 'campaneros' pagados por el cartel y apostados en los alrededores del Comando Especial Conjunto emitían la voz de alerta a la central de taxis, que de inmediato daba la orden para que tres o cuatro automotores obstaculizaran las vías por las cuales se desplazaban los uniformados. Los conductores aparentaban que sus vehículos tenían desperfectos mecánicos. Esta estrategia del cartel quedó en evidencia la semana pasada cuando el Bloque de Búsqueda realizó un enorme operativo para controlar las actividades de los 18.000 taxis que existen en Cali. Durante la acción, ejecutada a través de 40 retenes montados en diferentes lugares de la ciudad, el Bloque decomisó temporalmente 120 celulares, 100 beepers y 80 radioteléfonos. Al mismo tiempo, 100 taxis quedaron inmovilizados para establecer si cumplen tareas de inteligencia a favor del cartel de Cali.