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MUCHOS PALOS

Muchas sorpresas y el fortalecimiento del sector económico, son los aspectos destacados en la reestructuración del gabinete de César Gaviria.

9 de diciembre de 1991

POCAS VECES SE HABIAN EQUIVOCADO tanto los gabinetólogos como con las predicciones sobre la forma en que el presidente César Gaviria resolvería su crisis de gabinete. Los que se mencionaban como fijos para ser nombrados como ministros no aparecieron por ninguna parte; varios de los que nadie había hablado acabaron al frente de las carteras vacantes, y algunos de quienes se había asegurado que iban para un ministerio terminaron en otro.
La expectativa que había sobre los cambios que haría el Presidente en su gabinete era grande. Desde que la Constituyente había dado la largada para que se expresaran los distintos sectores políticos en lo que se llamó la nueva Colombia, en el país no se hablaba de otra cosa que de los cambios que habría cn el alto gobierno una vez que los colombianos eligieran el nuevo Congreso. Pero, paradójicamente, tras las elecciones de octubre pasado la conformación de su nuevo Gobierno fue un asunto relativamcnte fácil para Gaviria.
La aplastante victoria del liberalismo, su partido, le permitía al primer mandatario no tener que hacer modificaciones en cuanto al número de copartidarios suyos en el gabinete. Muchos de los dirigentes de otros partidos pensaron, inclusive, que Gaviria nombraría 10 liberales en el nuevo equipo como un resultado lógico de las elecciones. Nombró sólo nueve. El criterio para su escogencia fue una mezcla entre la necesidad de escoger las personas más adecuadas para atender las prioridades de cada uno de los ministerios y la necesidad política de darles representación a los sectores triunfadores en las últimas elecciones. La comparación entre el resultado electoral y los nombramientos permite prever que pocos protestaran por esta reestructuración del Gobierno. En el campo liberal, era imposible darles representación a todos los sectores que sumados, lograron el éxito del partido en la operación avispa, y por eso hay sectores de esa colectividad que sostienen que el Presidente esta aprovechando la dispersión liberal para entregarles los ministerios a personas que, en realidad, no atienden a una jefatura política distinta de la suya. En cuanto al conservatismo, lo único que hizo esperar a Gaviria fue la posibilidad de que los parlamentarios de ese partido que se hicieron elegir con el calificativo de independientes se reunieran para crear aunque fuera solo formalmente, un bloque que alego ser la segunda fuerza política después del Partido Liberal. Tras la reunión, celebrada el jueves pasado, el primer mandatario reconoció la fuerza y escogio en nombre de ellos a Nohemí Sanín como Canciller de la República. El M-19, el Movimiento de Salvación Nacional, el Social Conservatismo y la Nueva Fuerza de Andrés Pastrana poco pueden alegar para aumentar su presencia en el Ejecutivo.
Lo que resulta evidente es que en la configuración de la nueva nómina de colaboradores el presidente Gaviria puso especial énfasis en el sector económico, que quedo reforzado con personalidades de primera línea.
Estas son las nuevas caras del gabinete:

NOHEMI SANIN POSADA.
Siempre ha tenido fama de ser