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Exfiscal Alfonso Gómez Méndez | Foto: Juan Carlos Sierra

POLÍTICA

“Nada sacamos con tener cadenas perpetuas si no hay a quien aplicárselas” Alfonso Gómez Méndez

El ex fiscal general, Alfonso Gómez Méndez, habló con SEMANA sobre la nueva iniciativa del Gobierno y de varios partidos que busca imponer la cadena perpetua para violadores de niños.

20 de julio de 2019

En el marco del inicio de la nueva legislatura, César Lorduy de Cambio Radical, Martha Villaba, representante de La U y Juan Carlos Wills del Partido Conservador radicaron el proyecto de Ley ante la Secretaría General de la Cámara para modificar el artículo 34 de la Constitución y así imponer la cadena perpetua para los violadores y agresores de niños.

Aunque se trata de una bandera popular, algunos sectores han criticado la medida al anotar que no existen evidencias que determinen que aumentar las penas se traduzca en una disminución de los casos.

En días pasados, una comisión de política criminal de alto nivel que había sido convocada por el propio Ministerio de Justicia, emitió un concepto en el que manifestaba sus reservas sobre el tema y anotaba que la imposición de la cadena perpetua no era conveniente. Sin embargo, al poco tiempo de conocido el informe, en el marco de la celebración de los 27 años de la Fiscalía General, el presidente Iván Duque manifestó que conseguir que se apruebe esta nueva iniciativa será uno de los focos de atención fundamentales del Gobierno.

SEMANA habló con el exministro de Justicia, ex fiscal general y exprocurador, Alfonso Gómez Méndez, para conocer sus impresiones sobre los alcances de la cadena perpetua para los casos de abuso y violencia sexual contra menores. Estas fueron sus respuestas:

 

SEMANA: ¿La cadena perpetua sirve para disminuir los casos de delitos sexuales contra menores?

A.G.M.: No. Hay un principio general que existe en el derecho penitenciario y en criminología: lo que puede alejar al delincuente de la comisión de un delito no es tanto el monto de la pena como la certeza de su aplicación. De nada sirve amenazar a un delincuente con penas altísimas si él sabe que con cualquier vericueto se puede escabullir. Si uno se pone a analizar las cifras de impunidad en materia de crímenes sexuales contra los niños y adolescentes encuentra que es superior al 90 por ciento. Lo primero que hay que hacer es tener un sistema judicial sólido y ágil que capture a los agresores. ¿A quién le vamos a aplicar la pena si no los capturamos?

 

SEMANA: Si no es por el lado de las penas, ¿Cómo se ataca ese fenómeno?

A.G.M.: Más que aumentar las penas, que de por sí ya son altas, lo que hay es que tener un sistema que garantice que quien comete un hecho de esta naturaleza sea investigado, capturado y condenado. Las penas que hoy tienen estos delitos se han venido aumentando exponencialmente. Hoy en día la pena máxima es de 60 años de cárcel. Por ejemplo, en el caso de Yuliana Samboní, al agresor le aplicaron 57 años que además tienen que ser efectivos por que la ley de infancia y adolescencia dice que no se pueden conceder beneficios en los delitos de carácter sexual cuando las víctimas son menores. Con la esperanza de vida que hay en Colombia, una pena de esa cuantía equivale a una cadena perpetua.

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SEMANA: Pero entonces, ¿qué medidas se pueden poner en marcha para combatir la violencia sexual contra menores?

A.G.M.: Principalmente tener un sistema y una policía judicial que permita detectar inmediatamente estos delitos y castigar a los responsables. Le repito. ¿A quién le vamos a aplicar la pena si no hay nadie capturado? Nada sacamos con tener cadenas perpetuas si no hay a quien aplicárselas. Hay varios mecanismos que se pueden fortalecer para dar con los responsables. El otro gran tema es el de la prevención. Por lo general los niños abusados son pobres, vulnerables e indefensos. Si el enorme presupuesto que tiene el Bienestar Familiar se invirtiera en que los niños tuvieran un ambiente y un contexto agradable con parques infantiles, con escuelas y colegios donde pudieran jugar, se disminuiría sustancialmente la posibilidad de que hubiese niños abusados o violados.

 

SEMANA: Si existen tantas evidencias de que el aumento de penas no se traduce en una disminución del delito, ¿Cómo se entiende que el Gobierno haya asumido esto como una nueva bandera?

A.G.M.: Hay que admitir que esta es una causa popular. Por supuesto a todos nos indigna que se presenten casos de abusos contra los menores. Pero también debería indignarnos ver a los niños que todavía se acuestan sin comer, a los que llegan a la escuela sin desayunar y a los que tienen que trabajar desde los 6 años. Esa indignación se puede encausar. Si hoy usted pregunta si la gente está de acuerdo con la pena de muerte para este tipo de delitos seguramente también le dirían que sí. Pero esa respuesta viene desde un punto de vista emocional y no racional.

 

SEMANA: Hoy en Colombia la cadena perpetua está expresamente prohibida. ¿Cuál sería la vía para modificar ese aspecto?

A.G.M.: Todo el mundo halaga la Constitución del 91 por haber sido el consenso máximo que se dio. En su artículo 44 esta dice que los derechos de los niños prevalecen sobre los de los demás. Pero es esa misma Constitución que tiene esa norma la que prohíbe la cadena perpetua para todos los casos. Lo que habría que hacer entonces es una reforma constitucional por vía del Congreso o con un referendo.

 

SEMANA: ¿Usted está de acuerdo con que se imponga la cadena perpetua para los violadores de niños?

A.G.M.: No estoy de acuerdo. Pero para esto no basta con un sí o un no. Estoy de acuerdo con que haya sanciones muy severas pero que sean efectivas. Lo que realmente se necesita es una política seria de prevención.

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