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Pistas sobre Miraflores

Las declaraciones de un desertor de la guerrilla involucran en el secuestro masivo de las Farc en Neiva, en julio pasado,a un conocido miembro de la sociedad local

27 de agosto de 2001

El pasado 20 de septiembre un hombre moreno, delgado, de baja estatura, con un corazón atravesado por una flecha tatuado en el hombro derecho, se presentó en las instalaciones del Ejército en Villavicencio. Dijo que era miembro de las Farc y que quería entregarse porque se había aburrido de esa vida. Se identificó como Geovanny Escobar Polanía, de 25 años de edad, natural del municipio vallecaucano de Palmira, y contó que llevaba seis años metido en esta organización, en la que era conocido con el alias de ‘Aníbal’. La historia de Escobar podría haber sido igual a las de los más de 500 guerrilleros que han abandonado las filas de la subversión en lo que va corrido del año. Sin embargo su caso no pasó inadvertido para las autoridades porque durante los últimos 12 meses ‘Aníbal’ estuvo vinculado a la columna móvil Teófilo Forero, una fuerza considerada de élite por las Farc.

Como miembro de este grupo participó en acciones como el secuestro masivo que tuvo lugar el pasado mes de julio en el edificio Miraflores, en Neiva. El lujo de detalles con los que ‘Aníbal’ describió estos hechos convenció a los militares de la veracidad de su relato. Como su testimonio podía contribuir a la solución de los mismos y ante el deseo que manifestó de acogerse a los programas de reducción de penas por confesión y terminación anticipada del proceso, fue llevado a Neiva para que rindiera indagatoria ante la Fiscalía. Su declaración sobre los sucesos del edificio Miraflores causó una nueva controversia en la capital huilense porque involucró en el proceso a Ricardo Falla Ferro, un conocido miembro de la sociedad de esa región, y a Sandy Rocío Villalba, sobrina del actual ministro de Agricultura, Rodrigo Villalba. Esta última, junto con su esposo, tienen una medida de detención domiciliaria mientras se resuelve otro proceso en su contra por rebelión.

El abogado Hugo Tovar Marroquín, defensor de Villalba, escribió en agosto en el Diario del Huila una columna apologética a propósito del caso de Falla Ferro y lo menos que dijo de él fue: “Es decir, por la sinceridad y la rectitud en su manera de ser, es uno de esos ejemplares por los cuales es posible meter las manos en la candela con la seguridad de que jamás quedarán oliendo a chamusquina”.

Peligros domesticos

Ricardo Falla Ferro, de 44 años, es conocido en Neiva por sus actividades en el negocio de compra y venta de automóviles. Trabajaba al lado de su primo Hernando Falla Duque, quien es dueño de las firmas Inverautos e Invercoches. En julio de este año el comerciante arrendó para él, su esposa y su hijo el apartamento 701 del edificio Miraflores. Un lugar donde vive, según una señora huilense que pidió no ser identificada, “gente muy conocida de Neiva, pero no tan prestigiosa como Ricardo”. Su comentario hace alusión a que los apellidos Falla y Ferro corresponden a dos de las familias más tradicionales de esta ciudad y de la región. La familia se mudó el 11 de julio a su nuevo hogar junto con Claudia Corrales, una mujer trigueña, de baja estatura, pelo lacio, de unos 25 años de edad, que trabajaba con ellos como empleada doméstica.

El día 26 del mismo mes, según un artículo publicado la semana pasada por el Diario del Huila, un grupo de 75 hombres de la Teófilo Forero salió hacia las 6 de la tarde, en cinco vehículos, de una finca de la zona de distensión en dirección a Neiva. Había llegado el momento de llevar a cabo la operación para la que se habían preparado durante los últimos tres meses bajo la dirección de un sujeto conocido con los alias de ‘Oscar Montero’ o ‘El Paisa’. Más o menos hacia las 10:30 de la noche, cuando la gente celebraba un triunfo en la Copa América, llegaron al edificio.

‘El Paisa’, comandante máximo de la Teófilo Forero, dispuso que sólo 15 hombres ingresaran al edificio por los secuestrados. ‘Aníbal’ fue uno de los elegidos y, según le relató a las autoridades, su misión consistió en sacar a los habitantes de los apartamentos y enviarlos al segundo piso. Allí ‘El Paisa’ cotejaba los nombres con los de la lista que tenía en la mano y decidía a quién llevarse. Durante este proceso ‘Aníbal’, el guerrillero que luego se entregó al Ejército, dijo que se había dado cuenta de que en algún momento se había unido al grupo una miliciana conocida con el alias de ‘La Frijolita’, que no era otra que Claudia Corrales, la doméstica de la familia Ferro. Su alias está relacionado con el de su compañero sentimental, Edgar Moreno Cuervo, a quien le dicen ‘Frijolito’ y ese día condujo uno de los vehículos del operativo. ‘El Paisa’ le ordenó a la joven que se subiera a uno de los carros para que se fuera con ellos y con los 15 secuestrados que se llevaron.

Relaciones peligrosas

Después de lo ocurrido esa noche Falla tuvo que dar muchas explicaciones. Tovar cuenta en la columna que escribió para el Diario del Huila que el comerciante fue a la Brigada del Ejército y a la Fiscalía a contar lo que sabía de su empleada. Al Cuerpo Técnico de Investigaciones (CTI) le dijo que ‘El Paisa’ le había pedido en San Vicente del Caguán que ayudara a la hermana de una escolta de Joaquín Gómez. Le solicitó el favor de que la llevara a Neiva, le diera estudio y la apoyara. Falla tiene nexos con este municipio caqueteño porque su padre tuvo tierras en la región e incluso con su nombre, Eduardo Falla, fue bautizado el aeropuerto del pueblo.

Esta versión no oficial del comerciante no coincide con la de ‘Aníbal’, quien en su indagatoria afirmó que la que le había conseguido el trabajo en el edificio a ‘La Frijolita’ había sido Sandy Rocío Villalba. Falla, por su parte, desapareció de Neiva y en la ciudad se rumora que está escondido en la zona de distensión. La Fiscalía dictó orden de captura en su contra, no por sus vínculos con ‘La Frijolita’ sino porque ‘Aníbal’ dijo que ocho días antes del secuestro de Miraflores el comerciante se había presentado en el retén que tienen las Farc por la vía a Balsillas y preguntado por alias ‘El Mocho’, otro de los cabecillas de la Teófilo Forero. Como no lo encontró le mandó a decir que “el encargo ya estaba listo”. Esa noche dos milicianos, que participaron luego en el secuestro como conductores, llegaron con dos camionetas. Estos vehículos se los había dado la empresa de servicios Ranpetrol a Falla, según constató la Fiscalía, para que se los vendiera. Al final él fue quien las compró. Pagó 22 millones de pesos por ellas y desembolsó una suma adicional por el arreglo de la carrocería y la pintura de las mismas.

Por esto la Fiscalía lo sindica de presunto coautor de los delitos de secuestro extorsivo, en concurso con terrorismo; fabricación, tráfico y porte de armas de fuego o municiones; fabricación, tráfico y porte de armas y municiones de uso privativo de las Fuerzas Armadas; lesiones personales en persona protegida; utilización ilegal de uniformes e insignia; daño en bien ajeno y hurto agravado. En Neiva muchas personas no entienden aún qué pasó en este caso y piensan que esto es un despropósito. Otras creen, como lo manifestó el abogado Tovar en su columna, que “Ricardo fue utilizado en varias etapas y sin piedad, como gallina ciega, por los insurrectos”. Mientras que la mayoría lo único que espera es que algún día se acabe la pesadilla que vive el departamento por cuenta de su cercanía con la zona de distensión.