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P O R T A D A

'Samper es un novelista de ficción'

Noemí Sanín rompe su silencio para comentar la actualidad nacional y el libro de Ernesto Samper.

1 de mayo de 2000

Hace cerca de dos años Noemí Sanín estuvo a punto de lograr la segunda votación de la primera vuelta para las elecciones presidenciales. Obtuvo casi tres millones de votos, principalmente votos urbanos, de ciudadanos aburridos de la política que veían en la campaña de la ex canciller una propuesta independiente. Entre la primera y la segunda vueltas Noemí guardó silencio. Las presiones para que apoyara la campaña de Andrés Pastrana fueron enormes. Ella, sin embargo, se mantuvo callada, aunque la mayor parte de su equipo apoyó al candidato de la Gran Alianza. Poco tiempo después de posesionado Pastrana, Noemí partió hacia Boston, donde se matriculó en la Universidad de Harvard. El movimiento que lidera, Sí Colombia, se ha mantenido al margen del gobierno. Durante año y medio ha guardado un silencio casi absoluto.



SEMANA: ¿Cómo está viendo el proceso de paz?

Noemí Sanín: Soy optimista sobre el futuro de la negociación. Sin embargo la paz debe hacerse con los ojos abiertos. A veces uno tiene la sensación de que el gobierno no es un negociador firme. Además la experiencia pasada nos ha mostrado cómo una esperanza de paz se puede frustrar por la violencia sin pausa de la guerrilla, que mina la credibilidad del proceso; o por la falta de constancia de la clase dirigente, que lo deja sin aire en la mitad del camino; o por la trivialización que termina convirtiendo estos procesos en escenarios para las páginas sociales y no en laboratorios de paz. Yo creo que si no hay un pronto cese de fuego la opinión pública terminará dándole la espalda al proceso de paz.

SEMANA: Mucha gente criticó el viaje de los ‘cacaos’ al Caguán. ¿Usted cómo lo vio?

N.S.: El viaje de los empresarios al Caguán es un apoyo para un proceso que sin duda lo necesita. Pero hechos terribles como los de Vigía del Fuerte hacen indispensable que la guerrilla ofrezca ya hechos de paz para que así la sociedad pueda seguir apoyándolo. En todo caso hay que garantizar que el proceso tenga más hechos que fotos.

SEMANA: El presidente Pastrana ha dicho varias veces, en el marco del proceso de paz, que hay que creer en la palabra de ‘Tirofijo’. ¿Usted cree en ella?

N.S.: Sólo se puede negociar cuando se construye confianza entre las partes. En eso tiene razón Pastrana. Pero es bueno recordar que a la credibilidad se llega cuando la palabra y la acción coinciden.

SEMANA: El ataque de las Farc al pueblo de Vigía del Fuerte en Antioquia pone en duda las bondades de seguir dialogando en medio del conflicto. ¿Está usted de acuerdo en negociar la paz en medio de la guerra?

N.S.: Como ya dije, en algún momento la negociación tendrá que apoyarse en un cese de hostilidades. De lo contrario el proceso siempre estará en riesgo de romperse. Pero no podemos olvidar que hay diálogo justamente porque existe la guerra. En ese sentido es determinante un compromiso de las partes para respetar a la población civil en las zonas de conflicto.

SEMANA: A juicio suyo, ¿en qué ha acertado y en qué se ha equivocado Andrés Pastrana en este proceso?

N.S.: El Presidente ha acertado al haber logrado poner en marcha el proceso de paz con las Farc y al haber persistido en él a pesar de las dificultades. Pienso que ha fallado en el manejo del ELN, que podría estar en la mesa al igual que las Farc, y creo que ha hecho falta una mediación entre las partes que se ha dado en los procesos de paz que han llegado a feliz término. Pero lo más grave es que el gobierno ha preferido manejar un proceso de paz que es excluyente.

SEMANA: La obsesión de Ernesto Samper fue no caerse del gobierno. La de Pastrana es el proceso de paz. ¿Cuál es la suya?

N.S.: No ser cuatro años más de lo mismo. Yo quisiera ayudar a devolverle la esperanza a Colombia.

SEMANA: ¿Qué tal le ha parecido el gobierno de Andrés Pastrana?

N.S.: Yo creo que a los gobiernos hay que juzgarlos por los resultados. En Colombia el Estado no está operando. Los ciudadanos no tienen garantías en ningún orden. Las medidas sociales y económicas han sido demoradas e insuficientes. Todos nos estamos empobreciendo. Hay un millón más de desempleados. Ahora, cuando se empiezan a percibir débiles señales de recuperación económica, se anuncia la tercera reforma tributaria de este gobierno. Como si fuera poco, nuestro modelo productivo permanece anclado en los siglos XIX y XX mientras otros países crecen y aprovechan las oportunidades que ofrece el siglo XXI. ¿Contesta eso su pregunta?

SEMANA: ¿Estaría dispuesta a participar de este gobierno si la invitan?

N.S.: Sí Colombia, el movimiento que lidero, se ha mantenido independiente del actual gobierno. No queremos de ninguna manera, y menos dentro de las circunstancias actuales, ser una piedra en el zapato para el gobierno. Pero tampoco queremos participar de las pugnas estériles y los abrazos en los que se alternan los partidos tradicionales mientras se reparten el botín burocrático y el presupuesto nacional. Hemos contribuido con la paz cada vez que nos ha sido posible. Fuimos la única fuerza que cumplió el pacto de la reforma política que gobierno y Congreso hundieron. Señalamos desde el comienzo que las relaciones con el Congreso eran iguales a las que tuvo el gobierno anterior. Más importante que un referéndum es la voluntad de trabajar sin corruptelas.

SEMANA: ¿Eso quiere decir que no apoya el referendo?

N.S.: Frente a los escándalos del Congreso es bueno que el gobierno tenga iniciativa. Sin embargo, me parece que no debemos improvisar haciendo en dos días unas preguntas que necesitan ser maduradas antes de ser sometidas a la votación. Ojalá en su preparación haya un número escaso de políticos, ya que demostraron que no tienen la capacidad de autorreformarse. Pero tampoco podemos creer que las reformas legales son la panacea y que de la noche a la mañana los pícaros van a ser ángeles. Cárcel para los corruptos y condena de la sociedad deben acompañar a las reformas. Tenemos que expropiarles el Congreso a los delincuentes. Pero eso sólo lo puede hacer un gobierno independiente y con decisión.

SEMANA: ¿Qué piensa del ascenso de Serpa? ¿Le gustaría como rival en las próximas elecciones?

N.S.: ¿Está en ascenso? Si, sí me gustaría enfrentarme a Serpa. Nadie encarna como él al pasado.

SEMANA: ¿Qué opina de los acercamientos entre el ex presidente Gaviria y Horacio Serpa?

N.S.: Me enteré por los medios que el ex presidente Gaviria votó por mí en las pasadas elecciones. Espero que repita con el sombrero de independiente en 2002.

SEMANA: ¿Cuál es su percepción sobre la situación económica del país? ¿Cree que estamos en un proceso de reactivación o, por el contrario, cree que se está agudizando la crisis?

N.S.: 1999 fue el año más difícil de los últimos tiempos. Resulta alentador el que la economía ya haya dejado de caer al ritmo que lo hizo en el primer año de gobierno y que existan algunas señales interesantes de empresas y sectores con buen desempeño. Pero no nos podemos contentar con tan poco. Seguimos padeciendo un desempleo masivo. Buena parte de las empresas siguen quebradas y el campo no es rentable, ni viable, en las actuales circunstancias. La desigualdad económica y social se ha agudizado. Hay, por supuesto, buenas noticias: la baja en la tasas de interés y la reducción de la inflación. Pero hay que bajar los impuestos, capitalizar las medianas y las pequeñas empresas y mejorar en serio la situación fiscal, asumiendo una verdadera política de austeridad, para que la economía salga adelante.

SEMANA: ¿Si pudiera hablar con Pastrana y darle un par de consejos sobre el manejo de la política económica cuáles serían?

N.S.: Yo estoy muy impactada con el nacimiento de esta nueva era económica, que es tan importante como la revolución industrial, con la diferencia de que su desarrollo no se va a tomar 100 años. En el siglo XXI la pelea es pensando y para esto los colombianos estamos llenos de ventajas. Hoy el capital se mueve hacia donde hay educación e imaginación. Esta es una era en la que las oportunidades serán para los más imaginativos y no necesariamente para los más ricos. Por eso es urgente reorientar la educación, reentrenar nuestros trabajadores, hacer más investigación, estimular incubadoras empresariales y, sobre todo, recuperar nuestro sentido de lucha y de trabajo. Eso le recomendaría al Presidente.

SEMANA: Varias personas la han criticado por estar por fuera del país en uno de los momentos más difíciles. ¿Qué opina de esos comentarios?

N.S.: Nunca he trabajado más, ni con mayor decisión para Colombia que en estos meses que he estado por fuera. He tomado distancia, lo cual siempre es bueno para ver lo verdaderamente importante. Además he tenido la oportunidad de reunirme con los mejores expertos mundiales para cotejar con ellos los problemas y las diferentes propuestas que le vamos a presentar al país. Ese tipo de críticas suelen ser un poco parroquiales.

SEMANA: ¿Cuándo piensa volver al país y ponerse al frente de su movimiento político?

N.S.: En Colombia están organizados los equipos de trabajo y de estudio. Ellos diariamente me entregan reporte de sus labores. Estaré en Colombia cuando termine mis estudios en Boston.

SEMANA: ¿Qué le responde a Carlos Castaño, quien se declaró seguidor suyo en una entrevista en televisión?

N.S.: En todos los momentos de mi vida, y muy especialmente en la pasada campaña, dejé claro mi rechazo a la justicia por mano propia, a cualquier forma de violencia, venga de donde viniere. De derecha o de izquierda. No comparto como método para equilibrar las debilidades del Estado utilizar la muerte, la amenaza, la masacre, la obtención de dineros mal habidos. Nuestro deber es fortalecer la democracia, el Estado, valorar y tolerar las diferencias y construir la paz en medio de una sociedad que entregue oportunidades a todos sus miembros. Eso no quita que en algún momento el proceso de paz tenga que considerar el fenómeno de las autodefensas ilegales para lograr una paz integral y estable.

SEMANA: ¿Cree que ese ‘respaldo’ la puede perjudicar?

N.S.: No hay que menospreciar la capacidad de análisis de los colombianos. La gente no es tonta. No hay nada peor en política que partir de la ignorancia de la gente. Los colombianos saben quién es quién y saben de mi repudio sobre la actividad paramilitar.

SEMANA: ¿Le parece positivo el destape de Castaño?

N.S.: Para poder sofisticar la estrategia de la paz es útil conocer mejor a los actores del conflicto.

SEMANA: ¿En un gobierno suyo cómo trataría el tema de los paramilitares?

N.S.: Como ordenan la Constitución y la ley. Son personas que están al margen de ellas. El Estado tiene que ejercer el monopolio legítimo de la fuerza y de las armas. Nadie se puede sentir autorizado para ‘ayudarlo’ ejerciendo justicia por mano propia.

SEMANA: Ernesto Samper asegura en su libro que usted es tan firme en sus pasiones como insegura en sus convicciones. ¿Qué le contesta?

N.S.: Desafortunadamente para Colombia, y para él mismo, el ex presidente Samper descubrió que su verdadera vocación era la de novelista de ficción. El país se habría ahorrado muchos dolores de cabeza, y una parte sustancial de la actual crisis, si hubiera dedicado a tiempo su ingenio a esas tareas literarias. En su propósito de defender lo indefensable Samper quiere amarrar a Colombia a una discusión sobre el pasado. Los problemas son muy serios como para seguir anclados en su administración o en sus problemas con la justicia. Evidentemente los hechos me obligaron a cambiar la convicción que en algún momento tuve sobre su personalidad. En la universidad lo consideré inteligente, ambicioso pero no inescrupuloso. Como muchos colombianos, creí en su inocencia hasta que los hechos me lo impidieron. Y para mí es clara la frontera entre lealtad y complicidad.

SEMANA: ¿Qué opina sobre el paquete de ayuda norteamericana que está gestionando este gobierno?

N.S.: Pienso que Estados Unidos y Europa deberían ampliar las ventajas arancelarias para la exportación de nuestros productos. Esto les ahorraría a ellos cuantiosos recursos en ayuda antinarcóticos y a nosotros nos acercaría a la paz social.

SEMANA: ¿Pero entonces cree que es ‘guerrerista’ como critican algunos?

N.S.: El Plan Colombia está diseñado principalmente como ayuda a la lucha antinarcóticos. Es una consecuencia de una verdad absoluta: Colombia no puede dar sola la pelea contra el narcotráfico, y menos cuando hay un factor tan determinante como el consumo. Pero el gobierno de Estados Unidos debería facilitar y estimular el acceso de los productos colombianos a su mercado, como lo hizo con Rusia después de la caída del comunismo.

SEMANA: ¿Y al Plan Colombia le ve futuro?

N.S.: Hace dos días fue aprobada la ayuda por la Cámara de los Estados Unidos. Es evidente que la discusión va a ser más difícil en el Senado. Sin embargo, y paradójicamente, creo que va a surgir antes el consenso en Estados Unidos que en Colombia. Pienso que siendo este un tema tan importante, tanto nacional como internacionalmente, el Presidente debería buscar —como mínimo— un acuerdo en el seno de la comisión de relaciones exteriores. El componente colombiano del Plan Colombia no es otra cosa que lo que se comprometió el Presidente a poner en marcha con todos nosotros. Y eso marcha regular. ¿O no?