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La s administraciones de Sergio Fajardo, Alonso Salazar y Aníbal Gaviria le cambiaron la cara a Medellín, al punto de convertirla en un referente internacional. Mantener ese legado es el desafío del que llegue a la Alcaldía en octubre.

POLÍTICA

¿Será Antioquia uribista en las regionales?

Para las elecciones regionales de octubre todos los ojos están puestos en Bogotá. Pero Antioquia y Medellín tendrán una campaña electoral igual o más emocionante.

31 de enero de 2015

De los campos de batalla en los que el uribismo y el santismo usarán toda su artillería para las elecciones regionales, hay uno en el que el Centro Democrático se juega su honor: Antioquia. La región que más se identifica con el expresidente y senador Álvaro Uribe será, después de Bogotá, la otra joya de la Corona de los comicios de octubre. Los uribistas y la Unidad Nacional saben el peso y el símbolo de este departamento en la llamada ‘tercera vuelta presidencial’ Además de Uribe existe otro factor crucial en el pulso por Antioquia: el actual gobernador Sergio Fajardo.

Las elecciones de 2014 dejaron claro que la mayoría de los paisas siguen fieles al expresidente Uribe y a su partido, Centro Democrático. En la segunda vuelta su candidato Óscar Iván Zuluaga sacó el 57 por ciento de los votos, mientras el presidente Juan Manuel Santos, el 35. Antioquia es el principal bastión del uribismo y mantenerlo en octubre es igual o más importante para esa colectividad que ganar la Alcaldía de Bogotá. “Para nosotros es cuestión de honor seguir siendo los primeros aquí”, le dijo un congresista a SEMANA. Para la Unidad Nacional, evitar que los uribistas se anoten victorias contundentes en Antioquia y el Eje Cafetero significa golpear a la oposición en su corazón.

Pero la reedición del enfrentamiento entre Santos y Uribe cuenta en cada región con su sabor local. En el caso de Antioquia se trata de un peso pesado, el gobernador Fajardo, quien no es ni santista ni uribista y hasta ahora ha podido mantenerse por encima de esa rivalidad nacional. Pero al potencial candidato para las presidenciales de 2018 se le está cerrando el margen para tomar distancias. El matemático Fajardo es una variable crucial en la ecuación de la campaña antioqueña, capaz de inclinar la balanza hacia los gobiernistas o la oposición.

Por ahora las cartas del gobernador están sobre la mesa. Aunque por su investidura no puede participar en política, tienen el guiño fajardista la dupla de Federico Restrepo, exgerente de EPM, para la Gobernación, y al exconcejal Federico Gutiérrez para la Alcaldía de Medellín. Los llamados ‘Federicos’ hicieron pública su alianza en Twitter, ya iniciaron su campaña y anunciaron que se irán por firmas. El problema es que dentro de Compromiso Ciudadano, la corriente fajardista que hoy controla la Gobernación y ganó dos veces la Alcaldía de Medellín, surgió una disidencia que no se puede subestimar.

Se trata de la aspiración de Alonso Salazar, uno de los fundadores de Compromiso Ciudadano, exsecretario de Gobierno de Fajardo y exalcalde de la capital antioqueña. Salazar decidió buscar de nuevo la Alcaldía y convocar una convención el próximo 7 de febrero. La razón es la candidatura de Federico Gutiérrez y sus antecedentes uribistas: en 2011 su aspiración en Medellín fue respaldada por el expresidente y apoyó a Zuluaga. Gutiérrez es el ‘Fico’ que encarna como ninguno el traslape entre el fajardismo y el uribismo. Un congresista del Centro Democrático le confirmó a SEMANA que les gustaría una coalición con la carta fajardista. “Él es de los afectos de Uribe y de Fajardo y muchos queremos una alianza porque representa lo mejor de dos mundos”. Con Salazar lanzado al agua, el grupo fajardista vive hoy una ruptura, cuyas consecuencias ponen en peligro que el hoy gobernador disfrute de una base política regional para su eventual aspiración a la Casa de Nariño.

Los demás partidos no se han quedado quietos y las apuestas para la Gobernación van así: los partidos de la Unidad Nacional todavía no deciden si se van con candidato único y el que más suena es el exalcalde Luis Pérez, que aunque tiene maquinaria y mueve votación, no es tan bien recibido entre algunos santistas, por su pasado uribista. Centro Democrático está dividido por la candidatura de Liliana Rendón, que es de la línea del exgobernador Luis Alfredo Ramos. Varios congresistas dicen que no les convence su discurso y no se sienten representados.

Pero la razón de fondo es otra. Si Rendón queda como candidata, cerraría cualquier posibilidad de alianza con Sergio Fajardo. No hay que olvidar que Ramos y el actual gobernador tienen una pelea casada desde hace años por el famoso ‘Libro Blanco’, un informe que presentó Fajardo sobre su antecesor en el que prácticamente le declaró la guerra. Por eso algunos uribistas estarían sondeando otros nombres. De hecho, un congresista de Centro Democrático le confirmó a SEMANA que los precandidatos Andrés Guerra, Fernando Correa y Jaime Restrepo ya están examinando la posibilidad de unirse y presentar a Restrepo como candidato alternativo. No obstante, Rendón no solo goza del apoyo de esa tendencia fuerte dentro del uribismo sino que también goza de maquinaria electoral y recorrido político.

Los conservadores también quieren carta propia. Aunque sus precandidatos César Eugenio Martínez, Mario Montoya y Martha Cecilia Ramírez no son tan visibles, los azules están dispuestos a no quedarse por fuera del pulso. El desempeño de la excandidata presidencial Marta Lucía Ramírez, que sacó 334.312 votos en Antioquia, le da al conservatismo una base para arrancar.

En cuanto a la Alcaldía de Medellín tampoco hay aún claridad. Está en juego el futuro de una ciudad que ha ganado respeto internacional y en sus últimas administraciones ha logrado consolidar una continuidad positiva. Desde 2004 la capital de la montaña ha sido gobernada por Fajardo y Salazar, quienes apoyaron al actual mandatario Aníbal Gaviria. Así que el reto para el que gane no solo será gobernar, sino mantener ese legado.

Además de la división fajardista entre Gutiérrez y Salazar, hay muchos otros nombres en esta fase de precalentamiento. Gabriel Jaime Rico se va por firmas para lograr el aval de Juntos por Medellín. La Unidad Nacional no se irá unida para este cargo. A pesar de que el alcalde Gaviria ha mantenido una prudente distancia de los distintos aspirantes cercanos a él, varias fuentes le confirmaron a SEMANA que su carta sería el liberal Eugenio Prieto. Antes de dejar su curul en el Senado, Prieto buscó la venia de Santos y tiene la maquinaria para competir por la Alcaldía, aunque su plan original era la Gobernación. El problema es que algunos liberales antioqueños ven su candidatura como una imposición de la Casa de Nariño. Otros precandidatos rojos como los concejales Bernardo Alejandro Guerra y Aura Marleny Arcila también van detrás del aval, pero todo indica que el más opcionado es Prieto. Y en cuanto a La U suenan Jesús Aníbal Echeverry y Juan Felipe Campuzano.

Por los lados del Centro Democrático están el exsenador Juan Carlos Vélez y Juan Fernando Jaramillo. Sin embargo, aquí entra a jugar una corriente de congresistas uribistas de la región que quisieran darle vida a una especie de ‘fajardouribismo’ con Federico Gutiérrez a la Alcaldía.

Mientras las candidaturas no sean definitivas, las alianzas son fluidas. Los partidos tienen unos meses para terminar de decantar sus aspiraciones y definir sus estrategias y compañeros de cama. Lo cierto es que a nueve meses de ir a las urnas el fajardismo y el uribismo, dos fuerzas cruciales de la región están por ahora divididos, la Unidad Nacional tiene más aspirantes que cupos para una candidatura única y vendrá un inevitable efecto mariposa: el que quede de candidato en un lado o corriente afectará la movida, las aspiraciones y los aliados de los otros. La tercera vuelta está, como dicen en Antioquia “más enredada que un bulto de anzuelos”.