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Timochenko a el Paisa: "Intentar revivir el pasado no puede ser la decisión más acertada"

A través de una carta el máximo líder de la exguerrilla le propone trasladarse hasta el lugar donde se encuentra y acompañarlo a Bogotá para que se presente ante la Jurisdicción Especial de Paz. "Para nadie es un secreto en lo que puede terminar ese procedimiento (con la JEP), si usted no se presenta a dar prueba de su interés por continuar dentro del proceso", le dice.

11 de diciembre de 2018

La Farc se juega sus últimas cartas para frenar el desgrane de excombatientes que viene dejando sin militantes a su partido. Este martes, a través de una carta pública que Rodrigo Londoño le envió al excomandante de la columna Teófilo Forero, le propone ir hasta donde se encuentra y acompañarlo en su viaje a Bogotá para que se presente ante la Jurisdicción Especial de Paz y ataje el incidente de verificación de cumplimiento que corre en su contra. 

"Camarada, hermano, si usted lo considera pertinente, yo mismo me ofrezco para viajar al lugar donde usted se encuentre, con el propósito de acompañarlo en su viaje para que se sienta más tranquilo en su presentación en la JEP. Sobra decirle que el equipo jurídico del partido le brindará todo el apoyo necesario. Y que el conjunto del partido está dispuesto a rodearlo. Todo nuestro esfuerzo se aplicará por su seguridad completa en Miravalle", le propone el jefe del nuevo partido. 

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En la misiva, Rodrigo Londoño hace una reflexión de los años que vivieron en la guerra y las dificultades que bajo ese escenario también tuvieron para poner en marcha los planes para tomarse el poder. "El Plan Estratégico aprobado en nuestra séptima conferencia, en 1982, no se cumplió tal y como lo concibieron los camaradas Manuel y Jacobo. Siempre estábamos reajustándolo porque una y otra situación se atravesaba en el camino. Pese a ello no dejó de ser nuestra guía", recuerda. 

Renglón seguido, el máximo dirigente de la Fuerza Alternativa Revolucionaria del Común le cuenta al exjefe guerrillero que es "consciente de las dificultades y temores que originaron en usted las prevenciones para participar en los eventos partidarios nacionales. Las cosas realmente no se presentan del modo como lo habíamos pensado durante los diálogos de La Habana, y mucho menos del modo como quedaron consignadas en el acuerdo final". 

Aun así, una vez la exguerrilla, o al menos la dirección que está en Bogotá, se muestra convencida de la decisión que tomaron cuando firmaron la paz. "Los acuerdos tienen que ser vistos como el resultado final de todos esos años de lucha. No clausuran nuestro sueño de tomarnos el poder junto con las mayorías del pueblo colombiano. Simplemente nos marcan una ruta distinta a la de la guerra. Aquí estamos, convertidos en un partido político, lo cual no nos hace menos revolucionarios. Por el contrario, imprime nuevos retos a nuestra inteligencia, la necesidad de concitar un apoyo mayoritario para la paz". 

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Ocho días antes del pleno que celebrará la exguerrilla en Bogotá, sus dirigentes aceitan el futuro de los excombatientes que como Iván Márquez se marginaron de una buena parte del proceso y su partido. Aunque el exjefe del equipo negociador está al día con las solicitudes de la justicia transicional, eso no sucede con los hombres que siguieron sus pasos. Esa es una de las cosas que más preocupan: la desconexión de  ‘coroneles’ como el Paisa del posconflicto. Las decisiones que ha venido tomando junto a Aldinéver Morantes, Édison Romaña, Albeiro Córdoba, Iván Alí, Enrique Marulanda, Iván Merchán y Rusbel Marulanda minan la moral de los excombatientes, resquebrajan los planes estratégicos de la reincorporación, debilitan a la Farc por dentro y le dan munición a quienes no han creído en el acuerdo. 

Por eso en su carta Rodrigo Londoño le dice: "Los tiempos cambian, Oscar, y con ellos el papel que deben jugar las organizaciones y los líderes. Retroceder, intentar revivir el pasado, persistir en caminos que el grueso del colectivo decidió dejar atrás, no puede ser pese al valor que se le quiera añadir, la decisión más acertada. Nuestro lugar en la lucha está aquí, las estrellas que soñamos alcanzar con el fuego de nuestras armas aún pueden caer, pero con la fuerza arrolladora de las masas. De eso se trata, estamos esperándolo".