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TODOS LOS CAMINOS CONDUCEN A ROMA

Todo parece indicar que el próximo jefe del liberalismo será el expresidente Turbay.

27 de julio de 1992

CUANDO EL DIRECTOR DE El Tiempo, Hernando Santos Castillo, propuso en una entrevista con Yamid Amat al ex presidente Julio César Turbay Ayala como jefe único del Partido Liberal, la noticia fue recibida con sorpresa. Hablar del ex mandatario liberal para dirigir al liberalismo, en plena época de revolcones, sonaba como algo contradictorio.
Pero lo cierto es que el nombre de Turbay volvió a la luz pública la semana pasada por cuenta de esta propuesta, y hasta el momento se va abriendo camino sin mayores tropiezos.
La propuesta de Santos tuvo lugar por la insistencia de Yamid Amat.
Al director del noticiero CMI le llamó la atención que las noticias del periódico El Tiempo sobre las convenciones departamentales del liberalismo habían pasado, de un día para otro, de una página interior a la primera, y que el énfasis de la información se había centrado en la apatía y el caos que había mostrado la colectividad en la celebración de esos certámenes. Amat llamó al director del periódico y le pidió una entrevista para hablar del Partido Liberal. La entrevista se hizo y en desarrollo de esa charla surgió la propuesta de Santos.
A pesar de que la mención del nombre del ex presidente aparecía hoy como una novedad ante la opinión pública, en círculos políticos se había venido mencionando esa posibilidad. El proceso de reforma de los estatutos de la colectividad y la perspectiva de celebración de la convención nacional ha hecho que varios dirigentes empiecen a barajar los nombres de los posibles directores del partido, y en las discusiones sobre dirección plural o única había salido a relucir el nombre de Turbay Ayala.
La postulación de Turbay hecha por Hernando Santos, sin embargo, cayó en la opinión pública de sorpresa.
Acostumbrados como están los colombianos a la presencia de personas cada vez más jóvenes en los cargos de responsabilidad política, el nombre de Julio César Turbay Ayala no era propiamente sinónimo de renovación política. Sin embargo, en favor de la figura del ex presidente Turbay han jugado varios elementos que en este momento cuentan en favor suyo. Por un lado, fue durante su dirección que el Partido Liberal logró unirse, después de muchos años de una división encabezada por Luis Carlos Galán, que con su Nuevo Liberalismo llegó en un momento dado a parecer irreversible. Y por el otro, la discreción y altura con las que Turbay enfrentó los dolorosos episodios que rodearon la muerte violenta de su hija Diana, mejoraron significativamente la percepción de los colombianos sobre el ex mandatario liberal.
El hecho es que una jefatura suya ha sido la posibilidad que se ha abierto campo con mayor fuerza en el Partido Liberal. El primer síntoma es el apoyo del presidente Gaviria a esa posibilidad. SEMANA pudo establecer que el primer mandatario ve con simpatía esa fórmula, y no es extraño que así sea.
Fue durante la jefatura de Turbay que se impuso la fórmula de la consulta popular, en la cual Gaviria derrotó a Hernando Durán y a Ernesto Samper, tras la muerte de Galán. Además, para el Gobierno es claro que la labor de enlace y coordinación entre el Gobierno y el partido en el Congreso será difícil en medio de las campañas para escoger candidatos a Presidencia y Vicepresidencia, y Turbay ha demostrado ser ducho en esta clase de manejos. Hasta el momento, además, no han surgido voces en contra de esta posibilidad. El único elemento que algunos parlamenntarios del liberalismo han expresado es el de la dificultad de "vender" ante la opinión pública la imagen del ex presidente para las épocas de renovación.
La discusión más importante en este momento no es si la jefatura liberal está en manos de Turbay o en las de otra persona. La polémica que está por venir es si la dirección debe ser única o plural. Está demostrado que la única autoridad que la colectividad acata es la de los ex presidentes. Cuando se han presentado triunviratos o quíntuples en esa posición, el asunto ha terminado en peleas de coroneles con intereses políticos encontrados. De tal manera que la verdadera discusión alrededor de la fórmula del ex presidente Turbay es si el Partido Liberal quiere tener jefe o no.
Pero el hecho de que esa fórmula se vea cada vez como más probable no quiere por esto decir que sea inminente. Algunos dirigentes consideran que el liberalismo no se debe lanzar desde ya a la modificación de los estatutos de la colectividad, cuando está en trance la presentación en el Congreso de una ley de los partidos políticos. La razón es la de que si una convención aprueba unos estatutos, existe la posibilidad de que después riñan con los términos en que quede la ley, lo cual apoyaría la tesis de aplazar la convención planteada para agosto. Además, el ex presidente Turbay, actualmente embajador en Roma, esperaría a ver si los demás ex presidentes y los jefes de las distintas tendencias del partido están de acuerdo con que la Dirección Liberal debe ser única y, en caso de serlo, sea él el director más apropiado. Este proceso, de llevarse a cabo así, significaría que Julio César Turbay estaría sentado en la silla de la jefatura a mediados del año entrante.