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La estrategia de la serpiente

Las fichas han comenzado a moverse estratégicamente de cara a las próximas elecciones. El analista Jaime Jaramillo Panesso explica de qué se trata.

Jaime Jaramillo Panesso
24 de julio de 2005

Los costos de la lucha antiterrorista en Colombia son permanentes en vidas, dinero y gobernanza, mientras que sus resultados solo pueden medirse a mediano y largo plazo. Los costos financieros recaen, como es lógico, en los hombros de los contribuyentes de todas las clases sociales, y se complementan con las ayudas extranjeras. Entre estas últimas están dos: la colaboración militar en inteligencia, estrategia y tecnología del Plan Colombia, los aportes condicionados de algunos países a los programas de reinserción, no obstante los prejuicios europeos, y el apoyo político de la OEA a la desmovilización de autodefensas como hecho inmediato.

En Colombia la tarea por la paz y la consecuente lucha contra los grupos armados ilegales, que apelan al terrorismo, tiene una especial incidencia en la democracia electoral. Esa es la lente principal con la cual es necesario mirar la coyuntura actual que tiene un mojón detonador: la providencia de la Corte Constitucional respecto de la reelección presidencial. Porque el jefe de Estado es una figura determinante en el rumbo político de la nación, las fuerzas y los dirigentes alternativos acondicionan sus argumentaciones y posiciones desde la mirada del conflicto militar.

Hay quienes luchan por el poder para mantener el tradicional statu quo de un conflicto irregular interminable, y hay quienes trabajan desde el poder para modificar el "orden de la sociedad", enderezándolo hacia una comunidad en paz, un país de propietarios, una democracia dinámica y una economía articulada al circuito mundial del comercio, la ciencia y la tecnología.

¿Por qué regresa César Gaviria a la lid política en busca de una nueva Presidencia? Por dos razones: una es la necesidad de salvar al decadente Partido Liberal que agoniza en manos del serpismo, aunque todo el aparato del liberalismo está con Serpa que confía en su experiencia y lealtad de siempre. No obstante, el Congreso estatutario serpista le dio a Gaviria, como premio de consolación, una prebenda forzada: la Dirección unipersonal del liberalismo oficialista.

Alcanzada esa dignidad, las fichas han comenzado a moverse estratégicamente: la entrevista a Raúl Reyes (Farc) en televisión, quien afirma que la organización ilegal no ha decidido a quien apoyar, pregunta y respuesta como si las Farc fueran un partido demócrata que participa en elecciones. Esta señal subliminal tiene como antecedente que Yamit Amat es el periodista histórico de la casa López Michelsen.- A renglón seguido Álvaro Leyva anuncia la posibilidad de reunir a López con las Farc, so pretexto del intercambio humanitario. La sombrilla comienza a abrirse y a cubrir al oficialismo liberal con la bandera de la esperanza de una negociación con la principal fuerza terrorista, induciendo la perspectiva de un acuerdo con las Farc que le niegan a Uribe, pues estaría a punto de terminar un mandato que ha sido nefasto para ellas.

Mientras tanto Gaviria espera que sus tentáculos no solo abran esa puerta, sino que trabaja en el terreno de las relaciones públicas, porque la segunda razón de su pretendido reencauche es para minimizar el potencial de Antonio Navarro quien, asimilado a la "social-democracia", se encamina despacio, pero firme, a mermarle fuerza al liberalismo populista y a enganchar buena parte de la izquierda no comunista, ya que la izquierda comunista y mamerta se encuentra alineada con Don Carlos Gaviria y Díaz, con peso electoral casi nulo. ¿Cederá Antonio Navarro a las tentaciones de César Gaviria, su antiguo jefe administrativo cuando fue Ministro de Salud como premio a la gobernanza para estrenar en 1991 la nueva Constitución?

Finalmente habría otra hipótesis: dos años de Serpa en la OEA, al lado de Gaviria, les permitió diseñar a ambos, toda una estrategia liberal oficialista contra Uribe. ¿Acaso encontraron el apoyo de los Estados Unidos que, con un déficit presupuestal de 330.000 millones de dólares y el dolor de cabeza de Irak, tiene el eventual e inducido cansancio de su cooperación a Colombia? Ahí ubicarían los gringos, entonces, sus mejores fichas de relevo encubiertas. Con Serpa tranquiliza a Chávez y con Gaviria juega a la sentencia de la Corte Constitucional. Y entre ambos, con la perfidia de López, atraen a las Farc.