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columna del lector

Mitos y arte religioso

Andrea Sotelo escribe las razones por las que hay que ir a Tunja en semana santa.

Andrea Sotelo
20 de marzo de 2005

Los días santos en Tunja están llenos de misterio, cuentan los abuelos que los jueves santos, año tras año, hacen su aparición una pata de oro y sus 12 paticos dorados nadando en el Pozo de Hunzahúa, aquel que se formó con la chicha que se derramó de la olla rota por la cacica Faravita, quien rabiosa porque sus hijos Hunzahúa y Noncetá habían cometido incesto, quiso golpear a Noncetá para castigarla.

Otra de las historias que hace parte de la tradición oral de los tunjanos es aquella que cuenta que los viernes santos en horas de la noche hace su aparición en el Panóptico o Iglesia de San Agustín el llamado monje sin cabeza, quien asusta a los celadores de la ahora la Biblioteca Alfonso Patiño Rosseli, dependencia del Banco de la República.

También es conocido en la ciudad el mito del Judio Herrante, que se les parece en los días santos a los borrachitos, con el objeto de darles una lección para que no consuman licor durante la Semana Mayor.

Además de la tradición oral, lo que ha convertido a Tunja en uno de los destinos turísticos favoritos de los colombianos en Semana Santa, es la riqueza que posee en cuanto a templos católicos e imaginería tallada en madera proveniente de Quito y el sur de Colombia.

El historiador Javier Ocampo López destaca entre estas imágenes religiosas, la del Judío, obra tallada en madera maciza que actualmente reposa en la Iglesia de Santo Domingo y la cual ha estado en todas las procesiones de Semana Santa que se han realizado en la ciudad, desde hace 466 años.

Otras de estas obras de arte son el Santo Ecce Homo, el Señor de la Humildad de San Francisco, el Señor Caído de la Catedral, el Nazareno, La Dolorosa y El Santo Sepulcro.

Estas figuras religiosas son las que cargan en hombros los integrantes de la Sociedad de Nazarenos en Semana Santa y hacen parte del gran patrimonio cultural que poseen las iglesias Tunjanas.

En Semana Santa los 14 templos construidos en la época de la colonia son los sitios predilectos por propios y visitantes. Entre ellos encontramos el Templo de Santo Domingo, en donde se halla la `Capilla Sixtina Latino Americana', decorada al estilo barroco en hojilla de oro; la Iglesia de San Ignacio, en donde vivió San Pedro Claver; la Iglesia de santa Bárbara, cuya mayor riqueza son los ornamentos bordados por damas de la realeza española en oro y plata; el templo de San Francisco, donde está ubicado el templo de Los Pelícanos, tallado en madera de caoba natural por Lorenzo de Lugo; y Santa Clara la Real, en donde residió la poetiza religiosa Sor Josefa del Castillo, autora de Afectos Espirituales.

Los preparativos de la celebración de la Semana Mayor en Tunja se vienen haciendo desde el mes de enero y en esta semana entran en su recta final con el arreglo de cada uno de los pasos que harán parte de las procesiones a partir del próximo 18 de marzo o Viernes de Dolores y las cuales se extenderán hasta el Domingo de Resurrección (27 de marzo).

Quizás el paso más pomposos y hermoso es, según el secretario de la Sociedad de Nazarenos, es el del Santo Sepulcro, el cual posee un baldaquín (toldillo) hecho en hojilla de oro y es cargado por una prestante familia Tunjana, cuyos integrantes regresan a la ciudad en esta época, para cumplir su misión de penitentes.

Como esta familia, miles de turistas colombianos y extranjeros arriban a la ciudad de Tunja para vivir con fe y fervor católico esta época de recogimiento, penitencia y perdón.