Home

Opinión

Artículo

Ciro y van tres

Ciro, que tanto había alabado la gestión de Pastrana, ya en la era Uribe explicó la derrota de su intento de reelegirlo: ''en ese entonces se castigó el mal gobierno"

Daniel Coronell
25 de septiembre de 2005

El nuevo vocero público de la campaña para desobedecer el fallo de la Corte Constitucional -si resulta contrario a los propósitos del gobierno- tiene el mérito de ser el más antiguo impulsor de la reelección inmediata. Ciro Ramírez defendía esa idea antes de imaginarse siquiera que Álvaro Uribe iba a ser Presidente de

Colombia. Cuando Andrés Pastrana ocupaba la jefatura de Estado, Ciro proponía reelegirlo inmediatamente.

En medio del gobierno más impopular de la historia reciente, el precursor Ciro Ramírez presentó un proyecto de reforma constitucional para que Pastrana pudiera quedarse otros cuatro años en Palacio. En su ponencia destacaba las excelsas virtudes del entonces gobernante. La iniciativa se hundió, pero Ciro quedó como un príncipe con el dueño de la nómina y los contratos.

Ciro se había hecho pastranista cuando empezó a ser probable que Andrés ganara, pero hasta el día anterior era un samperista furibundo.

Tres años antes, su partido, el Conservador, había declarado la oposición al gobierno de Ernesto Samper. Sin embargo, Ciro no podía resignarse a quedar por fuera de la administración, y decidió junto con un grupo de conservadores 'colaborar' con el gobierno. Un gobierno que, en medio de los cuestionamientos que afrontaba, agradecía generosamente cualquier apoyo.

Los 'lentejos', como fueron llamados Ciro y sus aliados, recibieron de Samper todo tipo de puestos y prebendas. Llegaron incluso a tener ministro de Transporte, se llamaba Carlos Hernán López. Eran la pieza clave para mantener divididos a los conservadores, desacreditar a la oposición y especialmente para golpear las posibilidades de Andrés Pastrana.

Ir de la mano de Samper y en contra de su partido fue el mejor negocio político para Ciro. Su influencia creció en Boyacá donde manejaba las regionales de varias entidades nacionales. Ustedes saben, el Seguro Social, el Inurbe, en fin. El otrora futbolista de Moniquirá se convirtió rápidamente en dirigente de talla nacional y -¿quién lo creyera?- en miembro y presidente del directorio nacional del Partido Conservador. Por esos días se decía que el conservatismo había dejado de ser el partido de Caro y Ospina, para convertirse en el de Ciro y Carlina.

Con los réditos de su viraje consolidados, Ciro se dio mañas para decirle adiós a Samper y trastearse a las toldas de Pastrana. Fue un gran defensor del proceso de paz, mientras prosperaba bajo el cómodo alero de ese gobierno. Pero bastó el primer viento de encuesta a favor de Uribe para que se tornara en decidido defensor de la 'mano dura'. Asi logró conservar y ampliar su maquinaria.

Consciente de la necesidad de mantener cepillada la chaqueta del nominador, estuvo entre los primeros firmantes del proyecto para reelegir al presidente Uribe. Las nuevas circunstancias fueron extinguiendo su devoción pastranista. Ciro, que tanto había alabado la gestión de Andrés Pastrana, ya en la era Uribe explicó la derrota de su intento para reelegirlo: "En ese entonces se castigó el mal gobierno de Pastrana, por lo cual el proyecto no pasó".

El senador que se ha sentado en la mesa de tres gobiernos y ha construido su mayor capital político en 12 años de favores ininterrumpidos, ahora invita a la "desobediencia civil".

Dice que de manera "legal o extralegal" Colombia debe oponerse a un eventual fallo de la Corte Constitucional adverso a la reelección. Una propuesta que se parece mucho a la formulada por Mario Uribe, el primer primo, en marzo de este año.

El Presidente asegura que no conocía el plan de su primo y que tampoco conoce el de Ciro ahora. Pero hasta el momento no ha desautorizado a ninguno de los dos. Debe ser parte del silencio que le prometió a la Corte para ayudarle a tomar su decisión.

Noticias Destacadas