"Corte" a Uribe

Andrés Felipe Rodríguez eleva su plegaria para que la Corte falle a favor de la reelección.

Semana
2 de octubre de 2005

"Este país está pegado con babas", me dijo un amigo inversionista hace algunos días. El resultado que emane del sanedrín de la Corte bien puede descarrilar el excelente curso que trae Colombia. Y la cosa no pinta bien, por eso es que algunas voces hacen a priori un llamado a la mesura en caso de un fallo contrario a la reelección, como si el país se pudiera incendiar. No lo creo, nuestras instituciones son fuertes; otros, en cambio de apagar fuegos no existentes y perder la perspectiva,  preferimos no rendirnos y seguir concentrados en el objetivo inicial, suplicando por la cordura de los nueve que tienen el impulso del país en sus manos.

Cinco son los hechos incontrovertibles a la fecha: primero, el país está mucho, pero mucho mejor que hace tres años; segundo, Uribe es el líder más popular de la historia de Colombia, por lo menos desde que existen las encuestas como hoy las conocemos. Una gran mayoría de los colombianos votaría, si pudiera, en favor de un segundo período para este Presidente. Tercero, la Constitución colombiana hoy no lo permite. Cuarto, una reforma constitucional que necesitó dos rondas completas de debates en la Cámara de Representantes y el Senado ya aprobó la posibilidad de la reelección presidencial. Y quinto, para que la reforma entre en vigencia, la Corte Constitucional debe decidir sobre la constitucionalidad de ese proceso, es decir que se hayan cumplido los requisitos de forma que exige un acto legislativo de esta naturaleza.

Dicen que en la Corte -hablan las paredes-, la balanza de cinco contra cuatro se inclina peligrosamente hacia impedirle esta posibilidad a Colombia. Qué angustia que un puñado de abogados desborden su poder imponiendo su opinión sobre la conveniencia o no de la reforma, cuando están requeridos únicamente para una revisión de forma y trámite, amenazando con tirar a la caneca la única salida que este país ha visto en décadas.

Más grave aún cuando es un hecho contundente que existió un amplio debate en el seno del Congreso por casi dos años, y que los vicios de forma que señalan los detractores son minúsculos y en algunos casos, inclusive orquestados a priori por la misma oposición. Y peor, en todos los casos desconocen la realidad operativa de cualquier Congreso del mundo. Son tan absurdos y exagerados los detalles de forma que quieren imponer, que si a las demás leyes se les aplicara este nivel de minuciosa revisión formalística, estaríamos todavía regidos por los 10 mandamientos como únicas reglas de conducta.

¿Y es realmente Uribe tan importante? Falta sólo echar un vistazo a la historia de las naciones para reconocer que detrás de cada una de las grandes transformaciones ha habido siempre un hombre o una mujer inspirados y engrandecidos liderando el camino. El que lidera a Colombia es Uribe y el riesgo de perderlo es demasiado grande.

Los opositores del Presidente no obstante reconocer displicentemente que "Uribe ha progresado en el tema de la violencia" -como si ese fuera un mal menor y aislado del país y no redundara en todos los demás temas-, se sienten ajenos o excluidos del poder durante este gobierno y acusan al Presidente de terco, arrogante y hasta mesiánico. Pero al final, están en todo su derecho, son políticos y como dice el dicho, "el que no llora no mama".

Lo que será imperdonable es que cinco magistrados, escudados en su obligación jurídica, pretendan desconocer el inmenso contenido político de su decisión. Esta vez pareciera que la Corte Constitucional, de mayoría opositora al gobierno, apelará a minucias reglamentarias para impedir la reelección, simple y sencillamente por eso, porque son enemigos políticos del Presidente.

Si la Corte se le llegare a atravesar al país, en menos de 11 meses estaremos abocados a la tristemente obligada posesión de un nuevo Presidente, porque no obstante existir buenos candidatos, ninguno le llega a los talones al momentum y liderazgo que tiene el actual mandatario. Y Colombia ha probado que no está para pañitos de agua tibia.

Después del fallo los magistrados tendrán que ponerle la cara al país y ese, como el de la reelección, será un juicio histórico, porque más del 70 por ciento de los colombianos está vigilante. Y como dicen que la cosa es mesiánica, cito el libro de Tomás, tocayo de mi amigo el inversionista: "Ay de vosotros escribas y fariseos, hipócritas porque cerráis el reino de los cielos delante de los hombres; pues ni entráis vosotros, ni dejáis entrar a los que están entrando."

andres_rodriguez@post.harvard.edu
*Columnista en El Nuevo Herald

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