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Empleo: necesidad imperiosa

A pesar del esfuerzo realizado por el SENA y los demás centros de formación, aún tenemos muchos colombianos que al presentarse a trabajar no tienen los conocimientos que el empleo requiere.

Eduardo Pizano, Eduardo Pizano
20 de mayo de 2016

La creación de puestos de trabajo es una tarea que no puede desfallecer. Colombia es un país de población creciente, al punto que en el último año aumentó en 524.00 personas. Paralelamente, la población económicamente activa, en este mismo período creció en 103.000 personas. A esta cifra hay que adicionarle el número de personas que están desocupadas y en busca de trabajo: 2.419.000 y aquellos que a pesar de estar laborando, lo hacen en el subempleo: 9.313.000 personas. Estos guarismos nos permiten entender que el problema es grande y requiere todo un esfuerzo estatal, que busque impulsar la economía, para que se genere empleo.

En el 2016, esta tarea no va a ser fácil. El país está viviendo una coyuntura complicada, en razón a la caída de los ingresos del sector petrolero, que reducirá el crecimiento de la economía y por ende, la posibilidad de generar puestos de trabajo.

De las 21.552.00 personas que trabajan en el país, el Estado emplea cerca de 899.000,  las empresas 8.298.000, empleados domésticos 669.000, por cuenta propia 9.246.000, son patrones o empleadores 809.000, trabajadores familiares sin remuneración 856.000, trabajadores sin remuneración en otras empresas 116.000, jornaleros 641.000 y otros 19.000.

Conocidas las cifras, se evidencia que hay varias acciones por emprender. Lo primero que hay que entender, es que muchas de las personas que buscan trabajo, no tienen la capacitación para laborar. A pesar del esfuerzo realizado por el SENA y los demás centros de formación, aún tenemos muchos colombianos que al presentarse a trabajar no tienen los conocimientos que el empleo requiere. Allí hay una tarea concreta y es la permanente comunicación que tiene que existir entre los centros de formación y el sector productivo de la economía. Los primeros deben impulsar la capacitación de operarios y profesionales en las áreas en las que se están necesitando empleados.

A su vez, hay que entender el propósito de la actividad mercantil. El que crea una empresa está buscando que la misma le genere un retorno al capital invertido. Si esto no sucede, el negocio no tiene sentido, y en ese caso, es mejor dejar el dinero en los bancos produciendo una retribución fija, sin mayores riesgos. La rentabilidad de los negocios se genera no solo por las utilidades. Si al final del ejercicio, los impuestos y demás contribuciones se llevan una parte considerable del producido, dejando una baja participación al propietario, no se  justificará su esfuerzo empresarial. De manera que para crecer las empresas se requiere racionalidad en las tasas impositivas. La constitución, desarrollo y aumento de las empresas es vital para lograr la creación de puestos de trabajo.

Dentro del segmento empresarial, hay miles de microempresas que día a día luchan por sobrevivir en múltiples sectores de la economía. El Estado ha establecido líneas de crédito especiales para atenderlas y tiene un Fondo Nacional de Garantías que respalda los créditos de este sector ante la banca tradicional. Pero aquí hay que ser claro, muchas de estas empresas se encuentran en la informalidad y si las obligan a entrar a la formalidad, posiblemente desaparecerían por los mayores costos que este proceso implica. De ahí que el Estado debe entender que si no simplifica y abarata los procesos de formalización, será muy difícil que estas unidades empresariales se formalicen.

Las cifras muestran que el autoempleo o trabajadores por cuenta propia son un número considerable de personas. Hay que ubicarlas, capacitarlas y ayudarlas a crear negocios exitosos que les permitan surgir. Si se logra este objetivo se estaría dando trabajo a su propietario y muy seguramente, a otras personas que él pudiera emplear.

El Estado debe tener un rol más protagónico promoviendo la creación de empleo y lo está pretendiendo al destinar importantes recursos públicos a impulsar la vivienda y la construcción de autopistas de última generación. Ambas actividades han generado miles de nuevos puestos de trabajo.

Por último, para incrementar el número de negocios formales, el país debe atraer inversión extranjera que establezca y desarrolle negocios y simultáneamente, ampliar los mercados externos para la producción colombiana. Estos esfuerzos se han venido realizando, con la seguridad que un Estado en el que se afiance la paz, cada vez será más fácil obtener la inversión de capitales foráneos.

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