
Opinión
La Bogotá de Galán, en estado de impotencia
El déficit fiscal, para 2025, alcanza a -$6,52 billones, igual a -1,4 por ciento del PIB. ¿Lo que se le cuestiona a Petro se le admite a Galán?
El avance del 60 por ciento en la construcción del metro elevado oculta el deficiente desempeño del alcalde Carlos Fernando Galán en áreas estructurales de Bogotá, mientras las voces críticas, incluidos excandidatos que le compitieron, guardan un silencio cómplice.
El caos en la recolección de basuras es lo más notorio, insalubre y pestilente. Hace meses había 600 puntos críticos y ahora ya van más de 750. Los concesionarios: Promoambiental, de capital local; Lime, del grupo Pescarmona; Bogotá Limpia, de los Hidalgo, de Ecuador; Área Limpia, de la española Sacyr, y Ciudad Limpia, de Lozada-Herrera, con décadas de lucro en ese negocio, optimizan la operación a la máxima ganancia. Galán, por su parte, desechó la promesa de campaña, de “apretarlos” para que cumplan.
Tampoco ha podido con la seguridad. Los homicidios crecen sin cesar, entre enero y julio de 2022 fueron 571 y para el mismo lapso en 2023 ascendieron a 621. Luego a 642 en 2024 y a 676 en 2025. Las lesiones personales, que en esos siete meses en 2023 fueron 10.081, aumentaron a 10.939 para 2025. La violencia intrafamiliar presenta 27.997 casos en este año, más que los 26.695 de 2022. El hurto a personas en lo corrido de 2025 es de 75.520 eventos frente a los 66.731 en 2023. Solo se observa una merma en robos a comercios, residencias y automotores (https://scj.gov.co/).
Las finanzas públicas no van bien. Mientras que los ingresos, en pesos corrientes crecen un 8,6 por ciento, de $24,71 billones en 2024 a $26,84 billones en 2025, los gastos se elevan de $28,52 billones a $33,37 billones, el 17 por ciento, el doble del alza de los ingresos, y los de funcionamiento, el 13,7 por ciento. El déficit fiscal, para 2025, alcanza a -$6,52 billones, igual a -1,4 por ciento del PIB. ¿Lo que se le cuestiona a Petro se le admite a Galán? (https://www.haciendabogota.gov.co/).
La estrategia para tapar el hueco fiscal es otro estatuto tributario que, si bien está en el congelador, pende como una espada de Damocles sobre los presupuestos de los hogares y empresas bogotanas, de las cuales el 97 por ciento son micro y pequeñas.
El proyecto es perverso. Para el impuesto predial, se promete una baja tarifaria “para el 19 % de las viviendas”, que “se mantiene para el 81 % y aumenta para el 0,1 %”, que “en los estratos 1, 2 y 3 ningún predio residencial verá incrementos, y el 55 % tendrá una disminución”. El punto no es la tarifa vigente, sino que las actualizaciones catastrales constantes incrementan los avalúos sobre los que se aplica. De hecho, el valor promedio de un predio en Bogotá pasó de $265,94 millones en 2022 a $315,54 millones en 2025 (cálculos según catastro).
En relación con el Impuesto de Industria y Comercio (ICA), el artificio es comprimir las tarifas de 13 categorías a cuatro para “reducir este impuesto al 68 % de los contribuyentes”. No obstante, subirá, para uno de cada tres, a miles de pymes en un tributo regresivo, que se cobra por los ingresos y no por las ganancias.
Se vuelve a introducir el impuesto indirecto del alumbrado, ligado al consumo de energía, para recoger $300.000 millones que hoy se pagan a Codensa-Enel con ingresos corrientes. En la línea de los incentivos tributarios, que es el supuesto eje del nuevo estatuto para atraer inversión nacional y extranjera, se crean exenciones de predial, ICA y delineación urbana para quienes aporten inmuebles a proyectos de vivienda en áreas de renovación como Ciudad Aeropuerto o en “zonas patrimoniales de Teusaquillo y el Centro Histórico”.
Esos incentivos sin reglamentación del POT (el de Claudia López), sin instrumentos, refuerzan el alza de la finca raíz, en particular en algunas zonas. Alza vinculada, entre otras, a los 1.100 frentes de obra que se adelantan y que, en las vías troncales, según Óscar Borrero, valoriza entre 15 y 20 por ciento las propiedades hasta cinco años después de la construcción. (https://es.scribd.com/document/504372245/Oscar-Borrero-Ochoa). Lo propio sucederá con las 16 estaciones del metro, diez de ellas integradas con Transmilenio, y sus 28 edificios de acceso. Vergel, Tovar y otros (Uniandes-WSTLUR, julio 2025) prevén efectos positivos en los precios en las áreas de influencia de los proyectos inmobiliarios con desarrollos multiusos y microapartamentos. Estos últimos abundan en Bogotá –de 16 y 25 metros cuadrados–, unos a más $10 millones por metro.
Urge la regulación de las autoridades locales y nacionales para que esta burbuja, reforzada con la escasez de la oferta en Bogotá y en municipios circundantes, no estalle como podría ocurrir, incluido el desplazamiento masivo de pobladores originales.
En este carrusel de especulación, tanto como en la seguridad, en las basuras y en las finanzas públicas, la inacción del Nuevo Liberalismo sumió a Bogotá en la impotencia.