Opinión
Las plagas de Egipto
A ellas refiere la Biblia, aquí son otras las que interesan
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El “Éxodo”, uno de los libros sacros de la tradición judeo-cristiana, describe las plagas que Yahvé impuso al pueblo egipcio por retener en su territorio a los judíos que querían regresar al “país de Canaán”, su patria. Mal por ese dios arbitrario, que por corregir esa injusticia, cometió otra. Hubiera castigado exclusivamente al Faraón que era el verdadero responsable. Pero, como hasta los dioses aprenden, ahora pareciera que Yahvé ha decido castigar a Petro (y a nadie más) por la ruptura de relaciones de Colombia con el Estado de Israel, un acto en el que omitió tener en cuenta que ambas partes en el conflicto palestino han cometido crímenes de guerra de magnitud equivalente. Enumero enseguida los hitos de esa acción punitiva que proviene de las “galaxias”.
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Para Petro, que Maduro continúe en el poder a pesar de haberse robado las elecciones, es una calamidad. Las encuestas demuestran que ese personaje funesto goza de un amplio repudio en este país, y, en general, se cree que existe una estrecha identidad entre la dictadura venezolana y nuestro gobierno. Para colmo, si Maduro no entrega el poder, y por ese motivo se suscita una nueva ola migratoria hacia Colombia, a Petro le caerá ese fardo encima, así esté haciendo un esfuerzo diplomático intenso para encontrar una fórmula que le permita al madatario del vecino país irse del cargo con seguridad, dinero, y un séquito de familiares y cómplices.
Juega en contra de nuestro presidente su incoherencia radical. Tan audaz ha sido para intervenir en asuntos internos de otros países, cuando su supuesto liderazgo mundial de la izquierda radical se lo ha exigido, como también tímido y vacilante frente a un impresentable camarada.
Sin embargo, por razones de interés nacional, hay que desear que tenga éxito. Para que la estrategia que adelanta conjuntamente con sus colegas de México y Brasil prospere es preciso el apoyo de Estados Unidos y Cuba. De los primeros para garantizar y financiar la operación, y de la segunda para albergar al dictador y los suyos, lo cual haría con gusto si se le levantan unos embargos anacrónicos e injustos, y se le brinda ayuda para superar la situación de penuria que su población padece.
Los líos judiciales del gobierno no están superados. El proceso de pérdida de investidura contra el presidente en la Comisión de Acusación de la Cámara, y en la plenaria de esa corporación, no va a prosperar —entre otras— por dos razones de naturaleza política: por un lado, en ambos foros el gobierno cuenta con mayorías, y a la oposición le asusta la consecuencia prevista en la Constitución: que se tengan que ir tanto Petro como Márquez, en cuyo caso sería un ministro quien asuma el mando hasta el fin del periodo. El consenso implícito (de esto no se habla en público) es que resulta mejor “gerenciarlo” hasta el final, en vez de tenerlo en la calle promoviendo una revolución: “el remedio puede ser peor que la enfermedad”.
Otro es el cantar del Consejo Nacional Electoral, el cual tiene facultades indiscutibles para establecer si hubo excesos financieros en la campaña presidencial, de lo cual abundan serios indicios. No hay razón para que existiendo un escrito de acusación rendido hace meses, el caso siga detenido. Allí se requiere ejercer presión ciudadana y política para que el organismo decida. Cuando así suceda, y si quedara establecido como verdad judicial que se violaron los límites, se tendrían que producir dos consecuencias muy importantes: que tendría que avanzar el proceso penal contra el gerente de la campaña, y la imposición de sanciones pecuniarias a Petro.
También en necesario ejercer veeduría ciudadana sobre los procesos contra el hijo y el hermano del “Ejecutivo”. Y sobre Benedetti, un individuo que sabe demasiado, como él mismo lo proclamó a los cuatro vientos.
La maraña de corrupción originada en la UNGRD, que apenas comienza a conocerse, afecta a altos funcionarios del gobierno y a varios parlamentarios. En la medida en que los casos avancen, las consecuencias serán importantes. Rodarán más cabezas. Los parlamentarios que no están contaminados, y aquellos a los que ninguna picardía se les haya reprochado todavía comenzarán a caminar “con pies de plomo”.
Además, un factor que gravita en contra de los parlamentarios proclives a la laxitud consiste en la gradual depreciación de los beneficios recibidos del gobierno. No habiendo prosperado la ley que les habría permitido abandonar sus partidos de origen y dar saltos de garrocha hacia otras formaciones —el llamado “transfuguismo”— tendrán que regresar, humildes y contritos, al redil para que sus partidos de origen les avalen sus aspiraciones electorales.
Para este punto, ya es claro que no habrá paz total. El único proceso que todavía subsiste, así esté suspendido hace meses, es con los Elenos. La única manera de dinamizarlo es mediante la claudicación plena del gobierno, que tendría que aceptar que la suspensión del secuestro no es condición necesaria para continuar negociando; y que puede mantenerse el cese al fuego sin que existan mecanismos de verificación. Una ignominia tal es inadmisible. Estemos vigilantes.
Despues de todo, los gobiernos populistas suelen acudir a la concesión de dádivas generosas para los sectores que los apoyan. Para lograrlo, entiendo que el nuestro ha eliminado los criterios de asignación de subsidios basados en necesidades básicas insatisfechas o pobreza. Para eso se puso un activista al frente de Planeación Nacional. Puede que no entienda de unos números, pero sí de otros: los necesarios para contabilizar la clientela política.
Por fortuna, el petrismo es malísimo ejecutando, y es bien probable que le estalle una crisis fiscal en los próximos meses. Ya va siendo claro, además, que a pesar de que el Banco de la República seguirá avanzando en la reducción de tasas de interés, la economía permanecerá estancada. Ya no será posible culparlo por el creciente desempleo.
No obstante, sería erróneo pensar que la derrota del progresismo en los comicios de 2026 sea tarea sencilla. Si los sectores de oposición acuden muy fragmentados en la primera vuelta, y la extrema izquierda mantiene un respaldo firme de, al menos, el 25 % del electorado, el resultado para Colombia podría ser fatídico.
Briznas poéticas. Don Francisco de Quevedo, gloria de las letras españolas, define el amor: “Es hielo abrasador, es fuego helado, / es herida que duele y no se siente, / es un soñado bien, un mal presente, / es un breve descanso muy cansado”.