Salud Hernández

Opinión

María Corina nunca defrauda

Detrás de Maduro están Cuba, Rusia, Irán, China y Hezbolá.

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Salud Hernández-Mora
13 de diciembre de 2025

El titular es de una migrante venezolana que viajó a Oslo para celebrar el Premio. “María Corina nunca decepciona”, me dijo, y agregó la razón: “Ha sido coherente toda la vida”.

Quien haya seguido su trayectoria, reconocida por el Comité Noruego del Nobel, sabrá que nunca tuvo un doble discurso, no pensaba que la política fuese para saltimbanquis ni acomodadizos, firmeza que le valió el repudio de diversos opositores y de parte de la comunidad internacional, no solo del chavismo criminal.

Jorgen Watne Frydnes, presidente de dicho comité, organismo de tendencia izquierdista, también alabó esa congruencia en una disertación que deberían difundir en nuestras universidades por tratarse de un excelso canto a la protección de la democracia. Seguro que varias no lo permitirían, puesto que supone confrontar la pobre y tergiversada narrativa del apolillado petrismo, entre otros odiadores de María Corina Machado.

Siguen empeñados en revestir de una imaginaria guerra por el petróleo lo que es una lucha legítima, admirable, libertadora, contra “un Estado brutal y autoritario” que arrebata vidas por “soñar con libertad, democracia y derechos”. La repudian porque la valiente luchadora por los derechos humanos es de tendencia conservadora.

“Si solo apoyas a quienes comparten tus opiniones políticas, no has entendido ni la libertad ni la democracia (…) La oposición democrática en Venezuela debe contar con nuestro apoyo, no con nuestra indiferencia o, peor aún, nuestra condena”, afirmó Frydnes en la ceremonia de entrega del Nobel, como mirando a los ojos a Gustavo Petro y a Claudia Sheinbaum. “En los sistemas autoritarios, el diálogo puede conducir a mejoras, pero también puede ser una trampa” y “se utiliza a menudo para ganar tiempo, generar división y controlar la agenda”.

¿Entendieron?

Y aun pareció dedicarles una tercera sentencia: “Detrás de Maduro están Cuba, Rusia, Irán, China y Hezbolá, que proporcionan armas, sistemas de vigilancia y vías de supervivencia económica. Hacen que el régimen sea más robusto y más brutal”.

Podríamos añadir una cuarta. Frydnes destacó lo que todos conocemos, incluidos los citados mandatarios: “La oposición había ganado por un margen claro. Pero el régimen lo negó todo. Falsificó los resultados electorales y se aferró al poder, recurriendo a la violencia”.

Cuando Petro propone diálogo con Maduro, nuevas elecciones, acusa a Estados Unidos de la miseria económica de Venezuela e inventa que el motivo para tumbar la tiranía no es otro que apropiarse del oro negro, es indiscutible que cohonesta con la mafia de Miraflores.

Porque cualquiera que escuche las palabras de Frydnes, sustentadas sobre realidades inocultables y pilares éticos sólidos, encontraría imposible no solidarizarse con la lucha de María Corina y de millones de venezolanos que votaron por Edmundo González sorteando los peligros y el miedo.

Más aún cuando cada día informan de nuevas atrocidades. Como la condena a 30 años de prisión por terrorismo al yerno de Edmundo González, aunque la acusación real no sea otra que el delito de estar casado con la hija mayor del presidente electo.

O la detención en noviembre pasado de Samantha Sofía Hernández, de solo 16 años, por los agentes de la contrainteligencia militar. ¿Su fechoría? Ser hermana de un soldado reacio a cumplir órdenes despóticas. Su familia desconoce su paradero, si bien intuyen que estará en una mazmorra, igual que su papá, que desapareció en enero. Un modelo de tortura Made in Cuba.

“Mientras estamos sentados en el Ayuntamiento de Oslo, hay personas inocentes encerradas en celdas oscuras en Venezuela. No pueden oír los discursos de hoy, solo los gritos de los presos que están siendo torturados”, recordó Frydnes.

En los días previos a la ceremonia del Nobel, en el Grand Hotel de Oslo, donde se concentró la diáspora venezolana cercana a María Corina Machado, puesto que es el lugar donde siempre alojan a los premiados, pasamos los periodistas largas horas aguardando noticias sobre ella. Era doloroso conocer a tantos excelentes colegas del país hermano que debieron exiliarse en algún momento para que no los detuviera o mataran.

El solo hecho de que ninguno pueda volver a Venezuela y deban informar desde el exterior de las realidades que ocurren en su patria es otra inocultable constatación del carácter tiránico de la mafia de Miraflores.

Por eso inquieta pensar que Colombia pueda votar por un candidato de la ultraizquierda condescendiente con los criminales que se apoderaron de un país para saquearlo y someter a la población a su yugo. No cabe descartar que repliquen el modelo con el paso de los años.

Desconocemos cuándo recobrará Venezuela la democracia, si este diciembre o el próximo año. Lo seguro es que María Corina Machado no improvisa, no da pasos vacilantes, como demostró con las actas electorales. Ella y millones de venezolanos hicieron su parte.

Falta que las naciones defensoras de las libertades hagan la suya.

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